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Pero lo que sale de la boca procede del corazón, y eso es lo que contamina al hombre. El hombre bueno de su buen tesoro saca cosas buenas; y el hombre malo de su mal tesoro saca cosas malas. El que almacena su boca, conserva su historia; el que bastante abre sus labios, acaba en ruina.
«Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas» (Proverbios 3:5-6)
👉📖👈❤🙌🙏🙇♂️‼️ pic.twitter.com/HSBZB0FlA7— Maria Gómez Martz (@MariaGmezMartz) April 14, 2021
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La Sabiduría De Proverbios 4:23
Esto lo transforma en la una parte de nuestro ser, que con mucho más precaución y atención debemos proteger. Debemos confirmarnos de que todo lo que brota de nuestro corazón esté dirigido siempre y en todo momento en la dirección correcta. Y lo debemos llevar a cabo, por visto que nosotros somos los custodios.
El corazón se encuentra dentro de las partes mucho más esenciales, ya que es el centro de nuestro ser y la escencial puerta al espíritu. Es el órgano que establece todo lo que somos, tal como la realización de nuestro destino en esta tierra y en la eternidad. La intensa atención nuestra hacia nuestro corazón, se traduce en una vida interior recta. Eso inicia en el corazón, todos los temas de nuestra vida se ven dañados eficaz o de forma negativa con lo que hay en nuestro corazón. El corazón está en conjunto servicio del Espíritu y puede recibir los pensamientos de Dios, la revelación y todos los misterios ocultos.
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De ahí que la palabra mencione que esta clase de sentimientos secan los huesos. El corazón es un cofre inmenso lleno de tesoros, de recuerdos y de experiencias, buenas y malas. Es la hemeroteca, donde se guardan y registran todas nuestras experiencias. Es de ahí, que formamos nuestra personalidad, nuestra forma de meditar y opinar. Entre las partes considerablemente más relevantes del corazón es el centro de las conmuevas.
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Por otro lado está conectada a la comunión a través de un conducto por donde fluye la vida a todo nuestro ser. Del mismo modo que nuestro corazón físico tiene 2 partes, el corazón espiritual asimismo está dividido en 2, una sección que se conecta al espíritu y otra al alma. Solo el corazón es con la capacidad de llevar al alma al verdadero arrepentimiento y a someterlo para mudar nuestro accionar, nuestras intensiones y motivaciones.
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, Por el hecho de que de él mana la vida. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Por visto que de él mana la vida. Sobre toda cosa guardada, almacena tu corazón; ya que de él mana la vida. Nosotros solemos proteger y resguardar cosas valiosas como nuestro móvil inteligente capaz, el turismo, o las especificaciones, pero indudablemente lo más fundamental que debemos cuidar y resguardar es nuestro corazón pues de él mana la vida. El corazón es el motor que nos impulsa hacia Dios o hacia el pecado.
La conciencia que circunda el corazón se va corrompiendo, generando incredulidad. La corrupción no solo proviene del pecado, de la iniquidad y de la rebelión, un corazón herido además se corrompe. Las conmuevas destructoras como la envidia, los celos, la amargura son causantes esenciales que corrompen el corazón. Todo esto propio de la naturaleza adámica crea los cambios en la conciencia del corazón espiritual. Ella se marcha endureciendo haciéndose indiferente, siendo preciso circuncidarla cuando llegamos a Cristo.
De la boca del leal saldrán ríos de agua viva y de conocimiento divino. Para el próximo paso, usaré el die cuadrado, el mucho más pequeño; el sellito “Guarda tu corazón”. El corazón que representa el centro de la voluntad del hombre es lo más esencial que disponemos. Del corazón van las reacciones buenas y asimismo las malas, por ese fundamento debemos mirar verdaderamente bien con que lo llenamos.
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En estas ocasiones, es requisito abandonar las tentaciones, salir al campo y pelear la guerra a través de Dios. Si tu corazón no es saludable, tiene un encontronazo en todo lo demás. Amenaza la relación con tu familia, las amistades, el ministerio, la carrera y, de hecho, el legado. Y si piensas en lo que está bien, no puedes estar pensando en lo que está mal. Todo ha comenzado con una idea que se convierte en una ideología, una ideología que se convierte en una teoría, y si compruebo esa teoría, será la filosofía que determina el modo de vida. Todo cuanto somos, lo que hacemos, lo que planeamos, todo comienza con nuestros pensamientos.
Disponemos un ventrículo carnal que trata con los temas del alma y un ventrículo espiritual que recibe todo cuanto viene de Dios y de nuestro espíritu. En el área del ventrículo del espíritu es donde Dios redacta sus leyes. Esta parte, está cercada de la conciencia que procede de Dios y que fue puesta en nosotros desde nuestro nacimiento.
