La absoluta verdad sobre La Fe De La Mujer Cananea al descubierto

la fe de la mujer cananea

Las dos gozaban de colosal prestigio, ciudades marítimas que competían con la hegemonía comercial. En este relato Jesús se quita a ciudades meramente gentiles para eludir más hostilidades y choques con los judíos ortodoxos y quizás con el objetivo de encontrar un lugar apartado para estar en privado con sus acólitos. La mujer respondió, “Eso es verdad, Señor, pero aún los perros comen las migajas de la mesas de sus amos”. F. Solo saboreamos el pan cuando hayamos comprendido quién es él y lo obedezcamos con fe genuina. Y también. Tenemos que estudiar a Jesús, penosamente primero, por el silencio.

Gracias pastor por esta leyenda de la mujer cananea, me logró plañir de agradecimiento, prosiga adelante El Señor proseguirá alumbrando su crónica. Parece que Jesús no escucha aquel grito desgarrado, por visto que no le responde. Sin embargo, de qué manera le dolió a Cristo aquella súplica. Quiere poner a prueba la fe de aquella mujer a fin de que su fe fuera más grande si cabía. Y son los acólitos quienes intervienen abogando a favor de ella, pero no por fundamentos profundos, sino más bien para quitársela de encima, puesto que ya molestaba. Semeja que Dios frecuentemente no nos escucha, no nos oye.

La Ética De Jesús

Ella estaba cierta a no dejar ir a Jesús sin tener una contestación de él. Rápidamente la hija de la mujer fue sanada a la distancia. Jesús responde al segundo lamento de la mujer.

Todos somos llamados a ser injertados en el árbol de la vida, a formar parte y a heredar el Reino. Se cayó la supuesta prioridad de exclusividad de Dios para con el pueblo judío. Su amor y compasión está sobre ellas. Y tal como en las Bodas de Caná adelantó su hora de hacer milagros, aquí también adelanta su hora de atender a todos, curando a su hija. “Sí, Señor; mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores”.

Mateo nos introduce a una madre que haría cualquier cosa por hallar la curación de su hija, y quien insistirá en interceder en frente de Jesús por su pequeña. Ella conoce que nuestras vidas tienen la posibilidad de ser cambiadas, aun con un poco de súplica al Corazón de Jesús. Ella viene tratando conseguir algo, no para ella misma sino más bien para otro.

Quizás era “lógico” que múltiples de sus pobladores y singularmente las mujeres, estuviesen bajo tormento demoníaco, siendo que su religión y opiniones paganas estaban inclinadas a la degradación ética y al mal. Si queremos ser creyentes de fe, debemos usar la fe de la manera que Dios la diseñó.

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Ella no era una hija judía; luego por nacimiento no tenía promesa. En Cristo nos encontramos con un Dios justo y un Salvador. les apóstoles pensaron que ella era una molestia y le solicitaron a Jesus que se deshiciera de ella. Jesús se había ido a la región de Tiro y Sidón, hoy en día Líbano, y una mujer de la ciudad se le aproximó para solicitarle un favor.

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La mujer Cananea reconoce a Jesús como el hijo de David, un título mesiánico. Ella se arrodilla en frente de Él y lo llama Señor. Ella rehusa sentirse insultada con un insulto aparentemente rudo. Ella conoce el poder y la clemencia de ese hombre. Al paso que una mujer protege su opinión, Jesús cambia su situación. Quizá Él mismo llegó a una entendimiento más completa de su misión, al mirar y oír a la mujer cananea.

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Esta era una tierra pagana, hogar de la infame Jezabel. Los pobladores de esta región eran cariñosamente llamados “perros” por sus vecinos judíos en tanto que los consideraban impuros. Esta es la fe que Jesús reconoce y que hace ingresar en acción su poder.

Pero llega el momento en que su corazón excede esa barrera cultural, al notar la fe y la insistencia de aquella mujer. En conclusión, la fe debe liberarse en todos los frentes de guerra, no debemos rendirnos. “Mujer”, dijo Jesús, ¡Qué grande es tu fe!

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