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la fe de la mujer cananea
De determinada forma esta mujer pagana nos puede prestar una lección de oración. No en todos los casos nos encontramos felices con lo que nos toca, o con lo que les toca a otros, y deberíamos expresar nuestros reales sentimientos a Cristo, no únicamente los que podrían no incordiarle. En la tradición preservada por nosotros en las Escrituras, Jesús nos es presentado como un orador increíble, pero en esta instancia la mujer Cananea gana confortablemente su punto de debate. Jesús alaba a la mujer por su fe, pero ¿cuál era su fe? Uno desearía entender su historia posterior.
Me agradó un vídeo de @YouTube https://t.co/pCWNbLogXq La Fe De La Mujer Cananea – Profeta Ana Maldonado Mayo 13, 2018
— renzo el bendecido (@renzoelbendecid) May 16, 2018
Qué vigorosa es la plegaria de intercesión. Como la mujer en el Evangelio, vengo ante Jesús trayendo a otros/as en mi oración. Mientras que rezo por quienes amo, crezco en la apreciación de su amabilidad y solicito bendiciones para ellos/as. Pienso nuevamente en que ellos/as son bendiciones para mí y doy las gracias. Y Jesús fue el primero en ir rompiendo esas barreras, como lo que le pasó con esta mujer cananea. “Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que quieres”.
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Una fe que sea con la aptitud de dejar atrás todos los prejuicios y todas y cada una de las inquietudes. Dios nos pide opinar con una fe estable y profunda, desprendida y intrépido. No es moco de pavo opinar, pero en el momento en que creemos, paradójicamente, la vida se nos hace considerablemente más simple y todo cuanto nos sucede, bueno o malo, tiene sentido y valor.
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Jesús sana la hija de la mujer cananea ya que su fe era muy grande. El reprendió a sus acólitos ya que su fe era muy pequeña. El evangelio de Mateo nos enseña aquí algo muy importante sobre la naturaleza de la fe que se precisa para mover montañas. Como nos enseña la palabra de Dios nuestros hijos son simiente de Dios, si bien el enemigo intente dañarles, el consejo de Dios predominará, levantémonos en oración por nuestra familia, y creamos en la obra robusta de Dios. Agradece al Señor las oraciones de tus progenitores.
Observamos aquí que Dios manda a Elías a Sarepta de Sidón, y al llegar allí halla como en este momento el Señor se lo había dicho una viuda. Jesús cumple cada promesa, precisamente por su carácter santurrón él no engaña, nunca engaña, él jamás queda mal, en ningún momento crea falsos anhelos o esperanzas, puedes confiar de forma plena en su poder. Dios es leal y por consiguiente cumple su vigorosa palabra. “Hágase contigo como deseas. Y su hija fue sanada desde aquella hora”. Lo cierto es que frente a las crisis y ante los óbices la opción alternativa más simple en el instante en que todo empeora es renunciar, pero ella insistió… Los óbices precedentes, ni lo presente la hicieron desfallecer, ella siguió peleando.
la fe de la mujer cananea
“Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, compone a la palabra que Jehová había dicho por Elías”. “Entonces ella fue y también hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, varios días”. La fe es la seguridad de que el Señor va a hacer un milagro, en contraste el temor es la seguridad de la desgracia que va a llegar. El miedo gasta, y derriba el ánimo y la fe. Ella solo miraba lo poco que tenía en su casa. Es muy importante entender las buenas y capaces palabras de Dios, ya que estas son leales como él lo es.
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Que se cumpla lo que quieres.” En ese mismo instante su hija fue sanada. Verdaderamente nuestra fe debe ser de acuerdo a la voluntad de él. Al señor Jesús conseguimos encontrar en estos pasajes haciendo su intención y una mujer sometiéndose a ella.
- Y por eso podemos consultar que el Señor cumplió su palabra, ellos tres vivieron un poderos milagro de provisión en medio de la dificultad.
Como la mujer cananea nos hemos acercado al Señor clamando por un bien que él nos lo conceda y no fuimos contestadas por él, aparenteme por visto que no oramos bien. podemos consultar la visible indiferencia del Señor Jesús hacia la mujer cananea. La mujer tenía fe en que Jesús podía sanar a su hija.
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Tu fe prepara el milagro para tus hijos, vrs. Nuestros hijos son simiente de Dios, más allá de que el enemigo intente dañarles, el auxilio de Dios llegará, levantémonos en oración por nuestra familia, y creamos en la obra vigorosa de Dios. Jesús exaltó la fe de esta mujer… la fe grande radica en confiar y querer a Dios, aún en los momentos mucho más bien difíciles e inciertos. “En este preciso momento solo debo cuidar a los judíos”, le dijo Jesús a la mujer. “No está bien tomar el pan de los hijos de Dios y dárselo a los perros”.
Su fe es poca pues se acobardan frente a los óbices. La fe de esta mujer es grande ya que superó cada obstáculo que encaró. Ella repite la solicitud dos veces mucho más, el asegura que no. Jesucristo reduce el término perro por perrillo, no cierra completamente la puerta por las expresiones, deja que primero se sacien los hijos. Se imaginan hermanos la gran humildad de esta mujer al admitir ese estatus. Bendito padre celestial tú que estas en los cielos y conoces nuestra necesidad.
