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john
El mérito del padecimiento se mide por las agencias de reparación y purificación que pone en juego. Jesús no fue asceta, no en la cruz. Nunca se esmeró por buscar privación y mal. Lo que se interpuso en el deber se encaró y aceptó; pero frente a la iniciativa de que Dios puede estar complacido con el padecimiento como padecimiento, con la austeridad como austeridad, jamás prestó la más mínima sanción.
Él es profeta y sacerdote y, por lo tanto, rey. A fin de que su soberanía legítima se transformara en una soberanía real, el Señor Jesús fue obediente hasta la desaparición y adquirió su herencia. La cruz fue el medio por el que ganó el trono.
Esther
Él se satisfizo, por el testimonio del centurión, que Jesús se encontraba fallecido, y después padeció que el solicitante tomara el cuerpo. Así, ni el cadáver fue expuesto durante las solemnidades pascuales, ni fue consignado a la indignidad del entierro de un criminal. Su reino se distingue de los reinos de este planeta en que no tiene que ver con las acciones ajenas, la vida únicamente de los hombres. Él no reina por el cetro y la espada. No tiene palacio, ni ejército, ninguno de la parafernalia de la realeza terrenal. Dos discípulos, que no tuvieron relaciones abiertas con él en la vida, dan un paso audazmente ante su muerte y le dan los últimos oficios de los muertos.
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Aun en la división de su prenda. Cristo fue el gran sujeto de las Escrituras viejas. Su encarnación, carácter y varios accidentes de su historia y muerte se predijeron siglos antes de su aparición.
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john
De los que se avergüenzan de él ante los hombres, el Señor Jesús se avergonzará en el juicio frente su Padre y los santurrones ángeles. La grandeza del Instructor a quien debemos lealtad. Cristo es tan enorme que absolutamente nadie necesita sentir vergüenza por ser parte a él; Tal relación es el honor mucho más sobresaliente alcanzable para el hombre.
Pero la oficina es buena, y el hombre que la ocupa tiende a ser buena. No somos bestias salvajes. Debe existir algo para frenar la mano beligerante y predadora.
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Nada se sabe de la otra vida de María. La tradición afirma que murió once años tras el Señor en Jerusalén, en el año cincuenta y nueve de su edad. Él la llama “mujer”, no “madre”, tal y como si la antigua relación fuera a terminar y se forjara una exclusiva para su futura calma.
No obstante, la forma y la certeza de la desaparición de Jesús es una sección esencial de nuestra fe cristiana. Esto realmente es a fin de que nosotros también creáis. Lo que Juan nos ha contado sobre la muerte de Jesús hasta este punto ahora nos transporta a opinar.
Estos son accidentes caseros, pero están santificados y glorificados por el cariño humano que revelan. Fancy se queda al lado del jardín que fue ámbito de estas ministraciones, y parece que, como un jardín había sido testigo de la agonía del Salvador, un jardín además habría de ser testigo de su reposo. Con José se asoció Nicodemo, quien semeja haber sido envalentonado por el ejemplo de José para presentarse, declarar su aprecio por Jesús y formar parte en el entierro de su Maestro. Una ilustración del contagio de un caso de muestra intrépido, que se puede sugerir a quienes vacilan entre el discipulado secreto y abierto.
Orígenes probó que de un cadáver tal fenómeno no podría acontecer; e incluso en su muerte todavía hay signos del vivo. Cirilo de Jerusalén vio los dos bautismos de sangre y agua; Crisóstomo, los dos sacramentos, o los secretos del bautismo y de la carne y la sangre. Macarius Magnes y Apollinarius vieron una alusión a la vera de Adán, del cual Eva, la fuente del mal, fue tomada; que en este momento el lado del segundo Adán debe sugerir los medios de salvación y liberación. Tertuliano mora en los 2 bautismos de agua y sangre; entonces Jerome; al tiempo que Agustín ve en ella la fuente y la copa. Visto que haya algún fenómeno anormal particular parece singularmente destacable por el énfasis que pone el testigo ocular en la observación y el registro del hecho. La única forma en que un hombre crucificado podía obtener una respiración completa del aire era de levantarse por medio de sus piernas para aliviar la tensión en los brazos y los músculos del pecho.
