La De hoy Narración acerca de Jeremias que los expertos no desean que usted conozca

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Dios sabe de qué forma —igual que Jeremías— estamos construidos según Su diseño. Dios nos guía a utilizar nuestras habilidades y talentos en formas piadosas en el planeta. seguramente no tengamos exactamente el mismo llamado que Jeremías y que nuestro llamado no siempre sea tan directo, concreto y asimismo incuestionable como el de él. Sería un fallo meditar que nuestro llamado al trabajo debe parecerse al de Jeremías. Tal vez Dios fue sorprendentemente directo con este profeta por dado que estaba tan reluctante a admitir el llamado del Señor.

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¿De Verdad Es De Dios Esto?

Pues fueron hallados en mi pueblo impíos; avizoraban como quien pone nudos, pusieron trampa para apresar hombres. Sin embargo, este pueblo tiene corazón falso y rebelde; se separaron y se fueron. Por ello se enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán, pues hablé, lo pensé, y no me arrepentí, ni desistiré de esto. Miré a la tierra, y hete aquí que se encontraba devastada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz. Por el hecho de que mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos ignorantes y no son entendidos; sabios para llevar a cabo el mal, pero hacer el bien no supieron.

Estos últimos, alén de que no son la obra personal de Jeremías, manifiestan por lo menos su pensamiento, como fue reinterpretado por la llamada “escuela deuteronomista”. A lo largo del reinado de Joaquím, Jeremías dictó a Baruc “todas las palabras que el Señor le había dicho” (36. 4), a fin de que él las fijara por escrito. Los oráculos fueron leídos en presencia del rey, pero este, a medida que los escuchaba, fue quemando el rollo en el que estaban escritos. Entonces Jeremías volvió a dictar a Baruc aquellas mismas expresiones, y aparte de esto “fueron añadidas muchas otras” (36. 32). Porque he aquí, Yo mismo te pongo hoy como ciudad fortificada, como columna de hierro y como muro de bronce contra toda la tierra, contra los reyes de Judá, contra sus príncipes, contra sus curas, y contra el pueblo de la tierra.

Fue asimismo en días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, hasta el fin del año undécimo de Sedechîas hijo de Josías, rey de Judá, hasta la cautividad de Jerusalem en el mes quinto. Es esposo de la mejor mujer, padre de 2 hijos sensacionales, pastor y directivo de Desafío Joven. En los últimos 12 años trabajó con jóvenes, progenitores y líderes juveniles. Su servicio con la palabra de Dios se ha extendido a lo largo de más de 27 países en 13 lenguajes. Es director ejecutivo y consultor de varios ministerios cristianos, construyendo charlas, cursos bíblicos, libros, estudios, devocionales, vídeos y elementos para la vida espiritual.

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Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. Le vino asimismo en días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, hasta el objetivo del año undécimo de Sedequías hijo de Josías, rey de Judá, hasta la cautividad de Jerusalén en el mes quinto. Palabra de Jehová que le vino en los días de Josías hijo de Amón, rey de Judá, en el año decimotercero de su reinado. El uso de un yugo de bueyes y su posterior rotura por un profeta falso, Ananías. La primera, el almendro era conocido como el primer árbol en florecer en la primavera.

De cualquier manera, tenemos la posibilidad de tener la seguridad de que Dios nos irá a ofrecer lo que requerimos para realizar nuestra labor, sea la que sea, si le somos fieles a Él en el trabajo. Y pronunciaré mis sentencias contra ellos gracias a su maldad, por dado que me abandonaron, quemaron incienso a dioses extraños y se postraron frente a las proyectos de sus manos. Antes que te formara en el vientre te conocí, y antes que salieses de la matriz te consagré, te di por profeta a las naciones. y además en los días de Joacim ben Josías, rey de Judá, hasta el propósito del undécimo año de Sedequías, hijo de Josías, rey de Judá, o sea, hasta la deportación de Jerusalem en el mes quinto. Y gracias a su maldad, proferiré mis juicios contra los que me dejaron, y también incensaron a dioses extraños, y la obra de sus manos adoraron.

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Derrama tu enojo sobre los pueblos que no te conocen, y sobre las naciones que no invocan tu nombre; por el hecho de que se consumieron a Jacob, lo devoraron, le han consumido, y han asolado su morada. Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su sendero, ni del hombre que anda es el ordenar sus pasos. Hete aquí que voz de rumor viene, y alboroto grande de la tierra del norte, para transformar en soledad todas las ciudades de Judá, en morada de chacales.

Levántense ellos, a conocer si te van a poder librar en el tiempo de tu aflicción; porque según el número de tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses. Los perros chiquitos del león rugieron contra él, levantaron su voz, y asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades, sin morador. Y les introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi tierra, y también hicisteis abominable mi heredad.

Ahora somos nación santa, pueblo apartado, real sacerdocio, pertenecemos a Dios. Mientras que varios que se afirmaban profetas proclamaban un mensaje de “Paz” el cual era política y socialmente conveniente, pero que no provenía de Dios. Jeremías fue elegido por Dios para llevar un mensaje autentico de parte del Señor, para decir y comunicar la realidad. Llamaba al arrepentimiento de su pueblo, si bien en este momento se encontraba dictado el castigo, Dios les daba normas específicas a través de Jeremías. Pero ni su familia, ni el rey ni nadie de su nación lo escucharon. Ya que hete aquí que yo te he puesto en este día como localidad fortalecida, y como columna de hierro, y como muro de bronce sobre toda la tierra, á los reyes de Judá, á sus príncipes, á sus sacerdotes, y al pueblo de la tierra.

El templo y sus sacerdotes habían conseguido de este modo, a esta altura de los acontecimientos, mayor relevancia que en cualquier temporada previo. Entonces, en nombre de Jehová, Jeremías les logró una observación que sacudió hasta exactamente el mismo templo. Simplemente dijo a los judíos que si enderezaban sus rutas y se volvían justos, serían perdonados; de otra manera, no el templo los salvaría porque ellos habían hecho del templo “cueva de ladrones” (vers. 11). Por fundamento de la gran reverencia que el pueblo tenía por el templo, si bien era una reverencia falsa, no nos llama la atención que Jeremías fuera detenido de forma rápida y puesto en la prisión (véase Jeremías 26). Pero en una tajante condenación de Judá, Jeremías mostró que no había tal oportunidad.

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