Señales de advertencia sobre Jose Hijo De Jacob que Ha de saber

jose hijo de jacob

Cuando llegaron a Egipto, no reconocieron a su hermano después de las suntuosas ropas de aquel visir frente el que, como alguna vez lo soñó José, se postraron. Pasaron un par de años más, si bien no afirma el relato cuánto tiempo llevaba ahora el pobre en la prisión. Entretanto, en este momento en Egipto, José era vendido a Potifar, capitán de la almacena del faraón. “Vendamoslo a los ismaelitas, pero no le pongamos las manos encima, pues es nuestro hermano, nuestra carne”, fue la sugerencia de Judá. Rubén, el mayor de todos, era asimismo el menos malo, aceptó lo de la cisterna pero le salvó la vida. Lo primero a tener en consideración es que, los hechos de la vida de José fueron puestos por escrito un milenio después de sucedidos, advierte el instructor y también historiador Sergio Prudencstein, experto en Medio Oriente.

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José Revela Su Identidad

El Faraón lo logró gobernador de ámbas viviendas y que todo se pueblo le obedecerá; solo el Faraón sería mayor que él. Para finalizar, el Faraón le entregó por mujer a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On. En el instante en que sacaron a este de la prisión, le cortaron el pelo y le dieron ropas novedosas antes de presentarse en oposición al Faraón. Éste le conto sobre su sueño y que no había quien lo interpretase. José le respondió que era Dios el que daría una contestación favorable al Faraón. El Faraón le ha dicho el sueño y José dijo que habría siete años de riqueza y abundancia y siete años de hambre.

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Banquete En El Palacio De José

Días después sus hermanos planificaron vender a José como ciervo a una caravana quien lo llevo hasta la tierra de Egipto y ahí lo volvieron a vender a un hombre llamado Potifar, quien fuera el capitán de la almacena del faraón. Uno de nuestros hermanos por el momento no está con nosotros, y el menor está en casa con nuestro padre, en la tierra de Canaán”. Entre esos países vecinos se contaba la tierra de Canaán, donde Jacob vivía todavía con los once hermanos de José.

¡Entonces las espigas secas se tragaron a las siete robustas y bien formadas! El faraón volvió a despertarse y se percató de que era un sueño. ¡Entonces las vacas flacas y raquíticas se consumieron a las siete vacas gorditas y sanas!

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Por otro lado, la intención de esta sistematización es didáctica. “Es indispensable tomar en consideración eso pues si no, nos marchamos a la literalidad, y eso supone problemas”, afirma Prudencstein. José murió a los ciento diez años de edad y los egipcios lo embalsamaron, y pusieron su cuerpo en un ataúd en Egipto.

—Ve a conocer de qué manera están tus hermanos y los rebaños —dijo Jacob—. Así que lo odiaron aún mucho más debido a sus sueños y a la manera en que los contaba. sobre la frente del que fue apartado de entre sus hermanos. El hombre de Dios, representado por Jacob, no quiere que su memoria quede en Egipto, solicita ser llevado a la tierra que el Señor le prometió, más allá de que no haya visto la promesa cumplida todavía, por lo tanto es por fe. José tampoco se revela contra él, ni usurpa el trono de Egipto. Hoy múltiples religiosos son iluminados por otros varios que tienen la Verdad de Cristo, pero más allá de que la ven no cambian sus vidas.

José aprovechó para pedirle al jefe de los coperos que, en el momento en que regresara a su trabajo, se acordase de él y hablara bien sobre él ante el faraón. Aguardaba de esa forma que el faraón tuviera clemencia, que se diese cuenta de la injusticia que le habían hecho y decidiera sacarlo de la prisión. Ella, despechada, decidió contar la historia a su forma. Llamó a los siervos de la vivienda gritando y les enseñó el mantón de José diciendo que él había intentado aprovecharse de ella.

comenzó a bendecir la casa de Potifar por causa de José. Todos y cada uno de los temas de la vivienda marchaban bien, y las cosechas y los animales prosperaron. Eso agradó a Potifar, quien próximamente nombró a José su asistente personal. Lo puso al cargo de su casa y de sus pertenencias.

¡Qué negra y larga es la lista de iniquidades expuestas a la visión! Vez tras vez había cosechado el fruto de aquella primera mala acción. Vez tras vez vio repetidos entre sus hijos los pecados de los que él mismo había sido culpable. Había debido pasar varios años de trabajo, cuidado y mal desde el día en que su gran pecado lo obligó a huir de las tiendas de su padre.

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Asimismo le envió a su padre diez burros cargados con los mucho más relevantes artículos de Egipto, y diez burras cargadas con grano, pan y otras provisiones que precisaría para el viaje. Díganle a mi padre sobre la situación de honor que tengo aquí en Egipto. Descríbanle todo cuanto vieron y, después, traigan a mi padre aquí lo considerablemente más próximamente viable». Consecuentemente, fue Dios quien me envió a este rincón, ¡y no ustedes! Y fue él quien me logró asesor del faraón, gestor de su palacio y gobernador de todo Egipto.

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