Corto Informe que te enseña los entresijos de Ana En La Biblia y lo que tienes que llevar a cabo hoy

ana en la biblia

El sacerdote Elí se encontraba sentado en una silla cerca de la puerta del santuario del SEÑOR. En la sierras de Efraín vivía un hombre zufita de Ramatayin. Su nombre era Elcaná, hijo de Jeroán, nieto de Eliú y bisnieto de Tohu.

Y Elcana se volvió a su casa en Ramá; y el niño ministraba a Jehová enfrente del sacerdote Elí. La Cura a la amargura , resentimiento y enojo. Sumision y confianza, acepta y reconoce los métodos de Dios como buenos para nosotros, no susurra, ni discute, ni toma represalias. Nos hace darnos cuenta que lo que viene a nosotros por la una parte de otros es tolerado y utilizado por Dios para nuestra especialidad, como sus hijos. Si no abandonas o dejas ir la amargura esta se incrusta en tu corazón, crecerá y dara fruto que estorbara la vida de la persona en que clavo sus raíces; y contaminara además a varios. te suplico que disculpes la ofensa… el Senor establecera una vivienda, mi señor pelea las guerra del Senor, y el mal no se hallara en ti en todos tus días.

A Estar Enfrente De Dios.

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La mujer de la que te hablaré hoy no es tan conocida como su hijo, el profeta Samuel. Él fue la contestación que Dios le dio a Ana, en el momento en que ella clamó en la mitad de su padecimiento. Indudablemente, este fue el mayor sacrificio que debió llevar a cabo Ana, al cumplir la promesa hecha a Dios, entregarle a su hijo y llevarlo a cabo de una forma firme y con acción de felicidad enfrente de Dios. Con lo que al pasar el tiempo su hijo Samuel continuó ministrando a Dios enfrente del sacerdote Elí. Al nacer el hijo Ana mantuvo su palabra con arreglo al pacto que había hecho, con lo que ella espero el tiempo estipulado para destetarlo y en su tiempo se lo presentó al sacerdote Elí.

I Reconoce La Provisión De Dios.

Para una mujer en el contexto judío donde Ana vivía el no tener hijos era como una maldición de Dios. Imagínese que bien bien difícil para Ana esta prueba. Ana se sentía probablemente rechazada por Dios y rechazada por otra gente en su tiempo. Quizás se sentía sola, abandonada por Dios, sufriendo. Probablemente de esta manera nos hemos sentido nosotras en el instante en que poseemos un inconveniente médico o un problema en la familia, o un problema financiero, o un inconveniente en el matrimonio.

Ana era condescendiente, ya que tuvo bastante tiempo perseverando en oración para aguardar el milagro de su gestación. Ana era dedicada en su hogar con lo que cada día intentaba el bienestar de su matrimonio y su entorno, eso sucede aún considerablemente más en el momento en que Dios le concedió su hijo a quien crió para su servicio. Tenía absoluta seguridad en Dios, puesto que en medio de su situación de esterilidad ella elevaba oración al Padre Celestial, quién era su absoluto cobijo. Este era un momento decisivo en la narración de su pueblo y Dios había preparado que Samuel, el futuro profeta, naciese de Ella. Santidad en tanto que era una mujer de carácter sin tacha, piadosa y que mantenía una relación constante con Dios.

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Hoy mujer, alza tu rostro y reconoce cuán grande es el cariño de Dios hacia tu vida, no por lo hagas sino con lo que eres. Él conoce tus aflicciones, tus combates, tus dolores, él está presto a manifestarse en tu vida. Hoy es día de admitir que tienes que dedicar todo lo que tienes en su totalidad a Dios. Que tu vida, sea un modelo de una mujer de fe. Las circunstancias no detuvieron a esta mujer. Su oración es una clara expresión de su fe en su Dios.

El no tener hijos era visto como una maldicion. Después de recibir burlas por ser estéril, Dios la bendijo con seis hijos. Al Señor le agradó el corazón desprendido de Ana.

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• He estado orando todo este tiempo por visto que estoy realmente triste por varios problemas.
• Santidad en tanto que era una mujer de carácter sin tacha, piadosa y que sostenía una relación incesante con Dios.

Todos los años Ana acompañaba a su marido a adorar y a sugerir sacrificios a Dios en Silo. Y todos los años, Penina, la otra mujer de Elcana, molestaba a Ana al punto de hacerla plañir, recordándole que no podía tener hijos. Penina sí tenía hijos y le hacía la vida miserable a Ana. 3Cada año Elcaná viajaba de su pueblo hasta Siló para adorar al SEÑOR Todopoderoso y darle sacrificios allí. Ofni y Finés, hijos de Elí, servían como sacerdotes del SEÑOR en Siló.

Hay un dicho que afirma “la pobreza quiere la compañía”, pero me complacería alterar ese dicho a “la promesa desea la compañía”. A veces nuestra dedicación a nuestro llamado no tendrá sentido para los demás. Tienen la posibilidad de meditar que parece que estamos locos para continuar a Dios cuando supuestamente no tenemos respuesta. Suplico que continúes la buena guerra, prosigas esperando lo señalado de Dios y, como Ana, clama al único que puede enviarte tu oración contestada en el momento perfecto. Jamás se conoce quién te está mirando mientras que rezas.

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No, estaría mal culpar a Elí por todas la culpa de sus hijos, o darle todo el crédito a Ana por Samuel. Hay una medida esencial que, después de toda la crianza, se le deja a la libre intención del niño. En último término, los ministros corruptos no detienen – no obstruyen – la obra de Dios. Oh, pudiera parecer que sí; pero toda vez que hay hombres como los hijos de Elí, Dios levanta a alguien como Samuel. La obra de Dios no se detiene en el momento en que los ministros se corrompen.

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