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21 Por visto que como el Padre levanta los muertos, y les da vida, así también el Hijo á los que quiere da vida. 9 Y después aquel hombre fue sano, y tomó su lecho, é íbase. 5 Y estaba allí un hombre que había treinta y ocho años que se encontraba enfermo.

IV. QUE JESÚS ERA EL CRISTO FUE, SIN EMBARGO, CORDIALMENTE CREIDO POR SUS DISCÍPULOS. Al reunir la evidencia un tanto desperdigada de este suceso, el estudiante de los Evangelios no puede dejar de impresionarse por su abundancia y conclusión. Se puede añadir que se dice que los mismos diablos sobre los que ejercitó autoridad sabían que él era el Mesías Divino. Lo mismo se desprende asimismo de ciertas pruebas que los judíos propusieron emplear a Jesús de Nazaret, para contrastar o desacreditar el reclamo de Mesías avanzado en su nombre.

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• La vida se está reduciendo día a día, y estamos siendo empujados a una puerta peatonal donde el trato cara a cara con Jesús es inevitable.

Como Taciano, quien apostató cerca del 172 y se unió a la secta gnóstica de los encratitas, otros muchos herejes del siglo II además aportan testimonio indirecto con en comparación con Cuarto Evangelio. Marción conserva una porción del artículo canónico del Evangelio de San Juan (13,4-15; 34,15.19) en su evangelio apócrifo. Los montanistas deducen su doctrina del Paráclito primordialmente de los capítulos 15 y 16 de Juan. De forma similar en su “Discurso verdadero” el filósofo pagano Celso basa algunas de sus proposiciones en pasajes del cuarto Evangelio.

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Se encontraban en la horrible situación de esperar ser útil a un Dios al que no conocían. Jesús acusó a los judíos de ser hijos del demonio por dado que sus pensamientos se proyectaban a la destrucción de lo bueno y al mantenimiento de lo falso. La persona que trata de eliminar la realidad está haciendo la obra del diablo.

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Si decía, “Ejecútenla por su crimen de adulterio,” entonces Jesús parecería severo y quizás despiadado. Además de esto, violaría la ley romana, ya que los romanos les habían quitado el derecho a la ejecución oficial por las ofensas religiosas a los judíos. Por nombrar lo visible, además había un hombre implicado en este acto mismo de adulterio– sin embargo el hombre culpable no fue llevado frente Jesús para juicio.

Y aquí Juan les explica a sus lectores griegos que no había absolutamente ningún trato entre los judíos y los samaritanos. Jesús eligió la ruta mucho más corta, probablemente no solo para ahorrar tiempo sino más bien asimismo para cumplir una parte de su misión. Si esa reacción es amor y anhelo, esa persona conocerá la vida. Si es indiferencia u hostilidad, esa persona no cosechará mucho más que la desaparición. No es que Dios descargue su furia sobre ella; es que ella se la atrae sobre sí.

En este momento estaban considerablemente más siendo conscientes de su pecado que del de la mujer. No se les quedó observando a los hombres en un acto de intimidación. Jesús logró todo en su situación para realizar las cosas menos tensas, no considerablemente más tensas. No intentó mudarlos mediante la intimidación. Escribía en tierra con el dedo quiere decir que Jesús podía escribir, y que escribió en la presencia de la mujer y esos hombres. Lo que Jesús escribió fue una fuente sin limites de especulación para maestros, reverendos, y comentaristas.

Habiéndole visto, asistimos a Él como alguien alcanzable y entonces suponemos en Él. Esto es, le aceptamos como la suprema autoridad sobre Dios, de nosotros y de la vida. Eso significa que no asistimos a Él por mero interés, ni en igualdad de términos; sino, principalmente, para someternos. Esto es, nos pone en una exclusiva relación de amor con Dios, donde le conocemos como nuestro Amigo íntimo; ahora mismo tenemos la posibilidad de sentirnos a gusto con el que antes temíamos y no conocíamos. Por lo tanto, si Jesús es fundamental a la vida, se le puede describir como el pan de la vida. El apetito de la situación humana acaba en el instante en que conocemos a Cristo y, a través de Él, a Dios.

El que bebe en una cisterna encontrará que la cisterna se secará. El que absorbe el agua de una piscina puede conseguir el agua sucia y turbia. Pie, que intenta calmar su sed con corrientes de agua del mar, aprenderá que, lejos de aliviar, estas aguas salobres solo incrementan la sed.

Esa debe ser la narración de cualquier vida cristiana. c) Aquí disponemos a un diplomático que tenía fe. , que se utiliza para gobernantes del rey, y lo más viable es que se tratase de un hombre de situación elevada en la corte de Herodes. Jesús, por contra, no era considerablemente más que un carpintero del pueblo de Nazaret. Además de esto, Jesús estaba en Caná, y este hombre vivía en Capernaún, que se encontraba a 35 kilómetros.

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