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lucas 5 1-11
El punto de inicio es la llamada que le hace Jesús. Pasa en un día alguno, al paso que Pedro está destinado a sus trabajos de pescador. Jesús se encuentra a orillas del lago de Genesaret y la multitud lo rodea para escucharlo. A precisamente exactamente la misma inescrutable sabiduría y fuerza divina, se dirigen, de generación en generación, los sucesores de los pescadores-apóstoles. Esos que por vez primera trajeron la luz del Evangelio a vuestra tierra, y esos que la traen el día de hoy. Y la traen en la red social de todo el Pueblo de Dios, que en la Cruz y en la Resurrección halla su sabiduría y su fuerza.
Había uno que era más bien como una patología malísima de la piel, y era el menos grave de los 2. Allí se encontraba el uno en el que la nosología, a partir de una pequeña mancha, devoró la carne hasta el día de hoy en que la víctima desgraciada se quedó con el leño solamente una mano o una pierna. En una ocasión, la multitud se amontonaba cerca de Jesús para oír la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Llega Jesús tan fresco y se sube a la barca sin soliciar permiso. —De toda la escena que he escrito, te quedaste observando los peces.
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Con ella se reproduce el título de doctor o de rabí. Con esto deseaba naturalmente señalar Lucas que Jesús enseña con autoridad y de forma fuerte imperativa. De estas redes se sirvieron los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo. Sus cartas nos hablan aún desde lo profundo de su tiempo, Por esta predicación Roma se convirtió del error a la realidad, del vicio a la virtud, y llegó a ser señora de los pueblos y maestra de todo el mundo.
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¿Dónde está nuestra seguridad en el Espíritu, nuestra fe, nuestra constancia? Dios nos hace libres, capaces, iguales; pone a nuestro alcance todo lo necesario para encararnos a los problemas y nos proporciona el don de la palabra para captar nuestros hermanos al camino de la fe. Al fin y al cabo, a ser mejores personas y a trabajar por un planeta mucho más justo y equitativo para todos. Nos creemos considerablemente más sabios que absolutamente nadie y consideramos que completamente nadie puede enseñarnos mucho más de lo que entendemos y básicamente, como pasó con Jesús, si es alguien que tiene menos estudios o forma parte a una familia mucho más humilde.
En verdad, esta carnada da honra a los peces, como a Dios. La palabra de Dios es la palabra más grande que existe. La palabra de Dios no es una cancioncita para conducir a clientes para que compren un producto. La palabra de Dios es la verdad que busca reclamar la cabeza racional y ganar los cariños genuinos de la persona.
lucas 5 1-11
Y, sentado, enseñaba a la multitud desde la barca. Pero el Señor consuela a Pedro mostrándole que la captura de pescados quiere decir que va a ser pescador de hombres. “No temas”, él le afirma, no te atemorices; cree mucho más bien y alégrate, ya que andas llamado a una pesca mucho más bien grande; otra barca y otras redes te van a ser dadas. Hasta la actualidad tu has cogido peces con tus redes, en adelante por la palabra pescarás hombres. Por la sana doctrina tu les atraerás al sendero de la salvación, ya que tú has sido llamado al servicio de la predicación.
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Hay algo que falta en la fe si es imposible observar. Esto demostró la determinación y la fe de los amigos del paralítico. Contaban con que Jesús sanaria a su amigo, pues seguramente sería mucho más bien difícil para traerlo de vuelta a través del techo de bajándolo hacia abajo. Yendo al sacerdote asimismo asistió a traer el ex- leproso en la sociedad. Jesús deseaba la sanidad de la patología del hombre para tener el mayor beneficio viable. Por estas causas, la lepra era considerada una imagen del pecado y de sus efectos.
Pero antes de procurarlo de nuevo, advierte Simón, que sólo lo hacen pues fían de Él. Estos pescadores semejan estar realizando una apuesta como si estuvieran terminando la vida. Y sucede que son realistas, pues no quedan en este momento muchas fuerzas como para arriesgarse a un nuevo fracaso. 1 Sucedió, ya que, que mientras él se encontraba parado al costado del lago de Genesaret, el pueblo salió agolpando cerca de él para oír la palabra de Dios. 2 En esto vio 2 barcas atracadas a la orilla del lago; en tanto que los pescadores habían 3 salido de ellas y estaban lavando las redes. Subió a una de estas barcas, que era de Simón, y le suplicó que la apartara algo de la orilla; se sentó y enseñaba a las multitudes desde la barca.
Entonces se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. 7Entonces hicieron señales a los compañeros que estaban en la otra barca, a fin de que vinieran a ayudarles; y vinieron, y llenaron las dos barcas, de tal forma que se hundían. Considerablemente más aún, Él mismo es un secreto que no tenemos la posibilidad de comprender y en muchísimas oportunidades su modo de actuar nos llama la atención, nos confunde y nos «destantea».
- Al notar lo sucedido, Pedro se olvidó de la pesca y cayó de rodillas frente Jesús.
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Contigo puedo convertir mi nada en un fantástico todo. Contigo puedo ser el pescador de esos hombres que navegan por su crónica sin saber a qué puerto les resulta conveniente llegar. Contigo soy feliz y dichoso, jamás permitas que me aparte de Ti. 2Y vio 2 barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. “Profesor, hemos trabajado toda la noche. Nosotros entendemos de pesca. Tú no. Ya no hay peces aquí; además de esto, nos encontramos agotados. Nos desvelamos toda la noche”. Son muchos los pretextos que podemos encontrar para no salir a pescar hombres.
