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medites del genio lucas escritas
El biorritmo, el ritmo circadiano del chato. No todo llanero podía hacerse cargo de la madrina, la cabeza del arreo, y por ende del registro verbal de los hombres de este bien bien difícil trabajo. Quien hablaba y cantaba para cumplir cabalmente la faena de desplazar el ganado de las partes bajas a las altas en el momento en que las lluvias conminaban. El hato es portador, sus hombres, de un registro lingüístico que ha invadido toda la geografía. Es por ello que podemos afirmar que lo que se habla en las considerables polis tiene referencia en muchas de las primeras expresiones encontradas o inventadas en la soledad de la llanura. O sea, el discurso urbano tiene origen en los mucho más humildes espacios campesinos.
En el año 38 del siglo que le tocó lacerarse, su hijo fue llevado a la cárcel. El frío de Leningrado supo de la espera de diecisiete meses adelante de la ergástula donde Lev padeció el odio de un sistema horriblemente opresivo. En 1963 hace aparición públicamente el libro Réquiem, que contiene el poema “El último brindis”, donde observamos la razón de tanto mal. Ese mismo año le fue concedido el Premio En todo el mundo de Literatura.
Historia
Las pústulas bajo las axilas o en las entrepiernas, la mugre de quien desde la portada del libro nos interroga y nos ausculta, nos obligan a ingresar a esta historia, nos someten de la misma manera a esa sordidez que se me pasa capaz, horriblemente osado, de una desconcertante intrepidez. Digo, la irreverencia y el régimen capaz de las imágenes en este libro obvian lo que sería sobra en otro producto que podría ser calumniado de panfleto. Nada, en este que leemos, “Militancia”, el constructor disfruta de ella, de la “militancia”, hasta transformarla en una parte de la aventura de ofrecerle forma al poema. Yo aprendí a ser feliz con la música de Chaval Mata.
Pensamos que Tarazona, por el hecho de que el mago se fue con la cola entre las piernas. Tal es conque el esbirro de Gómez es un muerto de tener miedo. ¿O va a ser el Benemérito el poseedor del secreto?
Tu Forma O A La Forma De Dios
Va a ser punto cardinal con la mirada en el próximo horizonte, por el hecho de que el pastoreo es viaje, movimiento, rotación de la tierra, continuación del tiempo. Y entonces, Gerbasi, entonces Montejo, Cadenas…todos ellos sobre las tablas. Y un día cada quien tornó a sus terronales, a sus ventanas entornadas, a la calle solitaria de la poca querida provincia.
Entonces “Clantos” flota en esa provocación de quien nos sugiere proceder a leerlo en este libro comunicado por El perro y la rana . Si alguien procura escaparse del poema, la luna le amarga la vida. Su horario, de especial templanza, bate las hojas de los libros y bota las letras. No obstante, saberla en la ventana es como desentenderse, nombrarla sin bastante ánimo, revolverle el pelo.
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De allí que nos ofrezca en El hacer poético I y II (Monte Ávila Editores, Caracas 2011/2012), una investigación de los anhelos personales de todos los desarolladores que se muestran en estos gruesos volúmenes. La imagen del escape, de la fuga de la zona del desastre donde una fila de hombres, mujeres y pequeños, como de animales desperdigados, revela la tesis de la polifonía. Pero aparte de esto la del monólogo de la naturaleza. Voces que emergen del barro, del hueco de un apartamento, de la colmena de un edificio espectral. Charlan, comunican, dialogan, silabean, componen una sinfonía que activa la imaginación, no solo la de quienes padecen la catástrofe, sino más bien la del mismo lector que se convierte en un ser polifónico.
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Uno te sueña hasta el límite mismo del rumor, con su desafío de huesos derramándose y ardiendo en la candente soledad del hombre. Por eso, con lo que el poeta y periodista Pedro Francisco Lizardo representa recurro a su memoria, que es atender al eco de los muchos que, aparte de respetar el idioma, son dueños de una sensibilidad entregada al servicio humano. Quien mal afirma, mal escribe, estropea a el resto. En estos momentos de vulgaridades, de destemplanzas públicas, me adhiero al silencio de Pedro Francisco, el nacido en la fronda de Bejuma, próximo a Gerbasi, el relampagueante de Canoabo. En estos instantes precarios, engreídos y poco revelados en el buen decir, repito mi porfía por la palabra, por ese buen decir, por el que heredamos un día y aún preservamos, aquel que rezaban los viejos del Siglo de Oro. En ese sitio está y siempre y en todo momento estará el poeta que hace unos años se hizo más simple y a la vez lejano en medio de las estrellas.
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Cabría preguntarse cuáles son los efectos personales de un escritor. De qué objetos se sirve para completar bolsillos, carteras, bolsos o mochilas. Simple queda decir que son las expresiones la herramienta precisa para llevar a cabo su mundo.
La fecha próxima a la llegada de Cristóbal Colón, la mirada de Thomas Moro en los designios cabalísticos de la jodienda sefardita. Colón y sus hombres en una odisea donde el tiempo y la tradición identificaron a los otros que somos en delincuentes extraídos de cárceles y retenes de viciosos. Las primeras palabras tenían gusto y olor de Dios y penitenciaría.
