La última Técnica para Ana En La Biblia

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Es atrayente ver que Ana hace su segunda oración en el instante en que ella y Elqaná presentan a Samuel para ser útil a Dios en Siló, no en el momento en que nació su hijo. Por ende, se comprende que la felicidad que expresa Ana no procede de haber silenciado a su contrincante, Peniná, sino de recibir la bendición de Jehová. El día de hoy la multitud no quiere oir de obediencia, pero es marca del Hijo de Dios y de todos los que realmente creen en Él.

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Aun en familias de fieles los hijos pueden elegir otro camino y ser pródigos. Samuel tuvo de sus progenitores una herencia espiritual, no material, y la dejó a sus 2 hijos, pero ellos, como múltiples hijos de creyentes, no la apreciaron. Próximamente se viene el juicio de Dios al sacerdote Elí y a sus hijos.

Su deseo era un hijo para dedicarlo al Señor, según observamos en el voto solemne que hace. Y Ana tiene fe en el hecho que Dios puede concedérselo. Veía la contestación no como únicamente viable, sino alguna. Podemos llamarle intuición, podemos llamarlo inspiración divina, pero había algo que instigaba a Ana, que la hacía persistir.

Lecciones De Ana

Su fe permanente era que Dios la transformaría en madre. Dedicación a su hogar y luego a su hijo en el instante en que fue bendecida con la maternidad. Crió a su hijo para el servicio a Dios con devoción. Ana ora para que el Señor la bendiga con un hijo . Su mal fué el tuyo aun si tú no has tenido inconvenientes para concebir, pues las relaciones son con cierta frecuencia complicadas y dolorosas.

• Para Ana todo se reducía a un inconveniente de fe.

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Una mujer sacrificada, dispuesta a desprenderse de su hija para toda la existencia; a privarse de ella en el instante en que sea exacto para darse a el resto. Así, dejando a la pequeña en su cuna, se dedica a atender a sus convidados. Sin duda, nosotros habríamos esperado entender algo más.

Lo que probablemente no sabía Ana es que Dios buscaba a un hombre destinado a Él para cumplir Su Plan Divino. En ese momento, se unió el deseo de una mujer y el deseo de Dios; y como observaremos, el resultado será el advenimiento de un hombre que cambiará el destino de la nación de Israel. Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras que el sacerdote Elí estaba sentado en una silla al lado de un pilar del templo de Jehová, ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. Dado que Elcana era levita, él debía ir por lo menos una vez por año a servir en el Tabernáculo. En una de esas ocasiones, Ana aprovechó para ir al Tabernáculo para rezar y derramar su corazón frente al Señor.

Este era un momento decisivo en la crónica de su pueblo y Dios había listo que Samuel, el futuro profeta, naciese de Ana. En su espera prolongada observamos que Dios prepara a Ana para su decisiva contribución a la vida de Samuel. En ciertos puntos, puesto que, Ana nos recuerda a Sara, pero en otros, es completamente distinta. El cariño de Sara, es cierto, estaba en enfrentamiento con el de otra mujer, antes que fuera madre. Pero antes que le naciese este hijo no podemos encontrar el menor aspecto de fe en Sara. La podemos encontrar riendo en su incredulidad, y es la estable fe de Abraham la que la induce a creer.

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Iba a la vivienda del Señor continuamente, incluso en el momento en que Penina la provocaba, y rezaba. Para mayor instrucción sobre de qué forma tener fe, lea los artículos relacionados con este tema, bajo el encabezado de “La fe”. Este fue un enorme sacrificio para una madre, dar a su hijo, pero ella se encontraba resuelta a cumplir su voto. 28Ahora se lo entrego al SEÑOR, y él servirá al SEÑOR toda su historia. Entonces Ana dejó ahí al niño y adoró al SEÑOR.

Entonces esa fe es la que producirá los frutos que el resto esperan y que no se tienen la oportunidad de ver hoy. El cariño todo lo soporta, y todo lo transforma para bien. Frecuentemente también estamos “infértiles” en distintas áreas de nuestra vida. Lo sentimos en el instante en que lo que hacemos no da los resultados deseados, en el momento en que la intención sola no basta y la gente a nuestro alrededor comienzan a decirnos que somos inútiles y que siempre y en todo momento lo vamos a ser. Las personas frecuentemente creen que seremos siempre y en todo momento y en todo instante así y que ya no disponemos solución y pierden la paciencia hacia nosotros. En el momento en que uno busca agradar a Dios en su vida, es muy habitual que varios comiencen a musitar patrañas y calumnias contra uno.

Pero ella le explicó que tenía un gran mal y que se encontraba orando. El sacerdote la bendijo y ella regresó con su marido a su casa. Dice la historia bíblica que comenzó a comer nuevamente y no volvió a estar triste. Clamaba con su corazón y su voz no se oía, solo su llanto. De ahí que el sacerdote pensó que estaba borracha y la amonestó.

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