La clave sobre Libro De Los Hechos en 5 Pasos simples

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La vida de la red social es dependiente de estas maneras de servicio y Lucas no deja una sensación de que una sea mucho más vigorosa o mucho más espiritual que la otra. Los hechos del libro de Hechos tienen rincón en la verdad terrenal de una comunidad genuina y no encubre la amenaza que representan los efectos del pecado sobre las comunidades. Ámbas amenazas principales para la comunidad cristiana que presenta Lucas son temas similares con los elementos. Como observaremos, Ananías y Safira y el ámbito de la comunidad que charla hebreo/arameo caen en pecado en relación con la mayordomía de los elementos y el poder. Resulta necesario que la comunidad cristiana vea este modelo como un caso de muestra para su crónica económica.

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Un Choque De Reinos: La Red Social Y El Poder (hechos 5

En 11.27–30 los cristianos en Antioquía tuvieron que ayudar a los creyentes de Jerusalén. (Véanse también Ro 15.26; 1 Co 16.1–3; 2 Co 8.1–4; 9.2.) En el instante en que Israel rechazó el mensaje esta obra de felicidad del Espíritu gradualmente desapareció. El modelo de ofrendar de la iglesia del NT está en 2 Corintios 8–9, 1 Timoteo 5.8 y 2 Tesalonicenses 3.7–13. Pedro intrépidamente aseveró que Jesucristo, el crucificado y ahora vivo Señor, efectuó el milagro por medio de sus apóstoles.

El modelo de Dios para dar es que cada creyente dé los diezmos y las ofrendas al Señor, empezando en la iglesia local. Bernabé y Saulo fueron escogidos para llevar a Jerusalén la ofrenda. Más tarde, regresaron a Antioquía trayendo consigo a Juan Marcos (12.25). Esta hambruna es esencial, por dado que si leemos Hechos 2.44, 45 y 4.31–35, vemos que se se encontraba generando un cambio primordial en la iglesia de Jerusalén. En 2–7 la iglesia de Jerusalén no tenía ninguna necesidad; en 11.27–30 leemos que precisamente exactamente las mismas personas estaban en necesidad de asistencia externa. El «programa del reino» con sus bendiciones particulares había concluido.

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Y segundo, observaremos la preparación que los apóstoles brindaron a la iglesia para proseguir con su trabajo. Segundo, los apóstoles brindaron testimonio en un contexto de diálogo o debate. En este escenario, se habría invitado a la multitud a contraargumentar, esperándose que los apóstoles defendiesen el evangelio. Por servirnos de un ejemplo, en Hechos, capítulo 19, Pablo discutió en la escuela de Tiranno, un espacio en Éfeso donde se medían las habilidades oratorias y las novedosas ideas enfrente de la multitud. En estos géneros de muestras, los apóstoles se preocupaban de elegir sus palabras según la audiencia a la que se dirigían. Como ya lo vimos en esta lección, le charlaban a los judíos de una manera y a los gentiles de otro.

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Era el centro de adoración al demonio y de ocupaciones satánicas, y Satanás logró todo lo que ha podido para evitar el establecimiento de una iglesia. Pablo era judío y era importante que estableciese su autoridad apostólica desde el principio. Dios le dio a Pablo el privilegio de impartir el Espíritu a estos hombres, probando de esta manera su autoridad como mensajero de Dios y su igualdad con Pedro, Juan y el resto apóstoles. Han recibido el Espíritu por medio de la imposición de manos de Pablo y su prueba fue que conversaron en lenguas.

Al ser encerrados en la prisión, el ángel les libera y vuelven nuevamente a los atrios del templo para rezar y predicar una vez más. Por consiguiente, el relato del que quedó constancia en los evangelios no es otra cosa que el principio de la obra del Señor Jesucristo. En el instante en que llegamos en el final de los evangelios, no llegamos al final, no al comienzo del final, sino en el final del comienzo.

«Una vez fui lapidado», escribiría después (2 Co 11.25); y en Gálatas 6.17 cuenta las «fabricantes» que llevaba en su cuerpo gracias a sus sufrimientos por Cristo. Ciertos piensan que Pablo de todas maneras murió y que por un milagro resucitó de los fallecidos, y proponen que su experiencia en «el tercer cielo» ocurrió esta vez (2 Co 12.1–4). Años más tarde Pablo le recordaría a Timoteo de estos padecimiento (2 Ti 3.11). Este milagro lo aceptaron los ciudadanos paganos como prueba de que Pablo y Bernabé eran sus dioses que habían descendido a la tierra; a Bernabé llamaban «Júpiter» y a Pablo «Mercurio» . El sacerdote local de Júpiter estuvo listo para sugerir sacrificios en el instante en que los misioneros públicamente les detuvieron.

Desde el emperador hasta los nobles, los gobernantes, los dueños de tierras, los hombres libres, los siervos y los esclavos, todas y cada una de las capas de la sociedad existían por el poder que ejercitaban sobre la cubierta de sobra abajo. El procedimiento de Dios, como se ve en el Evangelio de Lucas y el libro de Hechos, es todo lo contrario. La sociedad de Dios existe para el servicio y singularmente para el servicio de los que se encuentran en posiciones mucho más enclenques, mucho más pobres o más vulnerables. Su trabajo exhibe semejanzas con lo que los cristianos enfrentan en los sitios de trabajo no eclesiales el día de hoy en dia. Un conjunto pequeño de personas pone todo su corazón en el trabajo que trae el amor de Cristo a la gente en todas y cada una de las áreas de la vida, y encuentran el asombroso poder del Espíritu Santurrón haciendo un trabajo en ellos al paso que lo hacen. Si esto no es lo que experimentamos en nuestro trabajo períodico, quizás Dios desea asesorar, dotar y empoderar nuestro trabajo tanto como lo hizo con el trabajo de ellos.

Dios le dio a Pablo una visión en la cual le instruyó a atravesar el mar Egeo y asimismo proceder a Macedonia. Algunos suponen que Lucas fue el hombre que vio en la visión, debido a que en el versículo diez afirma «procuramos» en vez de referirse a «ellos». Pablo y su conjunto ministraron la Palabra en esas ciudades, pero el Espíritu no les dejó que fueran hacia el este, a Bitinia.

• “Habéis oído que se dijo a los antepasados, ‘devuelvan su tierra a aquellos que no tienen tierras una vez cada cincuenta años’ pero Yo les digo, ‘toda vez que vean la necesidad, pongan predisposición de otros su poder y sus elementos’”.

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La multitud se ha alejado de Dios y debemos predicarles el evangelio a fin de que se arrepientan de sus errores para estar reconciliados con Dios. En una visión repetida tres ocasiones, Dios ordenó a Pedro comer animales considerados repulsivos por los judíos. Así Dios convenció a Pedro que podía aceptar y evangelizar a los no judíos. Estas eran personas de otras etnias, con religiones y prácticas distintas a quienes los judíos consideraban inadmisibles y no tenían contacto con ellas.

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