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Es bíblico y vital que aquí comprendamos la desaparición en el sentido de separación en lugar de cesación. Alguien que está físicamente fallecido no cesa de existir; solo está separado de su cuerpo terrenal. En un nivel espiritual, la desaparición de los incrédulos quiere decir que ellos están separados de la vida de Dios en este momento y probablemente para toda la vida. Por ejemplo, a Adán se le mentó que el día que comiese del árbol contraindicado moriría (Génesis). Él de verdad murió en el momento en que comió, pero no murió físicamente o cesó de existir. Él murió espiritualmente en el sentido de que estaba separado de la vida eterna de Dios en su experiencia aquí en la tierra y probablemente para toda la existencia.
El otro inconveniente era que ver completamente la ley resultó ser irrealizable, de esta forma, toda persona “bajo la ley” está destinada a fallar. Esa es la razón por que el pecado tiene dominio sobre aquéllos “bajo la ley.” Pero, nos encontramos “bajo la alegría” – una situación donde no tenemos la posibilidad de fallar, por dado que Dios excusa nuestros fallos. Podemos vivir relajados y con fe que la gracia de Dios es mayor que nuestros errores.
La Vida Con Cristo: Devocional Sobre Efesios 2:1
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a fin de que así como el pecado reinó en la desaparición, así también la gracia reine por medio de la justicia para vida eterna, a través de Jesucristo nuestro Señor. Por el hecho de que el salario del pecado es la desaparición, al paso que el don que Dios nos hace es la vida eterna por medio de Cristo Jesús, Señor nuestro. Ya que la paga que deja el pecado es la desaparición, pero el obsequio que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor. El pago que da el pecado es la desaparición, pero el don de Dios es vida eterna en unión con Cristo Jesús, nuestro Señor. Él tendrá algo de su clemencia para ofrecernos entonces la vida eterna. Por dado que lo opuesto de la desaparición es la vida, y entonces vamos a vivir en cuerpo y espíritu con su excepcional presencia en el reino de los cielos.
Hete aquí, todas y cada una de las ánimas son mías; tanto el alma del padre como el alma del hijo mías son. La expresión de su rostro testimonia contra ellos, y como Sodoma publican su pecado; no lo encubren. Pero los cobardes, incrédulos, infames, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos y cada uno de los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Deseo decirte el día de hoy, que hay independencia en Cristo del pecado. Su resurrección te da poder sobre el pecado para cortar con su amistad. En el momento en que te asocias al pecado, te va a animar reunirte con «amigos» pecadores a tu alrededor. Esto solidificará tu amistad por dado que te enredarás con otra gente y te atarás a ellas en prácticas pecaminosas. Esto solo te va a hundir considerablemente más intensamente en el pozo de la desesperación y el desanimo.
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Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Pues la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor. Por el hecho de que la paga del pecado es muerte, al tiempo que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor. Pues la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
No obstante, ya que la gracia de Dios es mucho más grande que nuestros fallos (véase v. 14 arriba), la justicia es posible. Dios nos entrega estatus de justos y una red social eterna por nuestra aptitud de obedecer en lugar de pecar. Dios no requiere una obediencia perfecta, sino más bien nuestra coalición con Dios en vez de con pecado (v. 13) – con obediencia en lugar de pecado (v. 16) – con justicia en lugar de inmundicia y asimismo iniquidad (v. 19). Si nos aliamos con Dios, nos vamos a encontrar en el lado de Dios, donde reina la felicidad y de ahí que, vamos a ser contados entre los justos. Si escogemos el pecado, nos marchamos a conseguir en el lado del pecado donde reina la desaparición.
Una muerte de aquello que nos mantiene conectados con Dios y la genuina paz. En el momento en que nosotros respondemos por fe a la obra de salvación de Cristo, Él invierte totalmente las secuelas. El fiel es “ahora. . . libre de pecado” y de sus secuelas eternas. Ya que el salario del pecado es la desaparición; en cambio el don de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro. Porque el salario del pecado es muerte; mas el don gratis de Dios es vida eterna, en Cristo Jesús Señor nuestro.
- Ya que los estipendios del pecado, muerte; pero el carisma de Dios, vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.
- Pero, el pecado como tu amigo esconderá todas y cada una de las secuelas de tus decisiones pecaminosas.
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Quien sino más bien Dios para ofrecernos la fortaleza de batallar las adversidades. Estaremos perdidos en cosas materiales, superficiales, vacías. Entonces vamos a vivir en pecado, en bajezas, en penumbras y tinieblas.
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El pecado magnificará las cosas equivocadas para hacerlas mostrar bien. Pero, el pecado como tu amigo esconderá todas las consecuencias de tus resoluciones pecaminosas. El pecado va a hacer que todo lo que es malo para nosotros se vea verdaderamente bien. En el instante en que Eva fue tentada por Satanás, el fruto por el que pudo haber paseo cada día de repente se veía considerablemente mucho más atractivo que todos y cada uno de los otros frutos buenos en el Huerto del Edén. Recuerdo que puse a Dios en mi «comoda»por un tiempo y haber prometido regresar enseguida. Decidí ir del punto A al B; pero en un corto periodo temporal, me encontré en el punto Z.