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la cena del señor
En esta comida celebramos el hecho de que no solo nos encontramos en relación de pacto con Cristo, sino también los unos con los otros. Jesús festejó esta comida con sus acólitos antes que le llevaran y crucificaran. En esa comida Jesús nos descubrió múltiples principios sobre de qué forma deseaba que guardáramos esta cena.
Pero este cuerpo no tiene nada que ver con la presente administración de Dios. El que está completamente ligado a la administración de Dios hoy es el Cuerpo místico de Cristo. Sin él Dios no puede llevar a cabo Su administración, ya que no tendría el vehículo para hacerlo. Esto significa que la administración de Dios se lleva a cabo por medio del Cuerpo místico de Cristo.
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Entonces Jesús tomó los panes, y habiendo dado gracias, repartió a que estaban acostados; y lo mismo con los pescados, todo cuanto querían. Y sucedió que al sentarse con ellos, tomó pan, y bendijo; y partiéndo les dio. por el hecho de que al comer, cada uno de ellos toma primero su cena; y uno pasa apetito y otro se embriaga.
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El Cuerpo Fisico Y El Cuerpo Mistico
Cualquier cosa que interrumpa el silencio durante esa sagrada ordenanza parece fuera de rincón, más allá de que sin lugar a dudas la voz de un pequeño no desagradaría al Señor. Él también fue acunado por una madre cariñosa al comienzo de una vida terrenal que tuvo su comienzo en Belén y terminó en la cruz del Suplicio. “Y van a tomar de la sangre y la van a poner en los 2 postes y en el lindel de las viviendas en que lo deben comer.
- Esta comida espiritual afecta todo nuestro ser.
- Tanto fue ese amor que envió a su Hijo a fin de que muriera por nosotros, para que nuestros errores consigan perdonarse y tengamos la posibilidad vivir por siempre con él.
Aquí hay algo mucho más profundo que el rememorar. Aquí hay fieles- esos que confían y valoran a Jesucristo –y Pablo afirma, que participan del cuerpo y la sangre de Cristo. Literalmente, viven una comunión (koinōnia ) en su cuerpo y sangre. Experimentan una participación de Su muerte.
la cena del señor
En ocasiones semeja que pone bastante énfasis en el sentido literal de la carne y de la sangre. Sin embargo, quizá, sus expresiones deban comprenderse sacramental-mente, es decir, en un sentido figurado. Este término de Calvino es el que está en nuestros símbolos confesionales. Sella para el participante el gran amor de Cristo, revelado en visto que se entregó por ellos, a una muerte vergonzosa y amarga. Esto no significa solamente que el sacramento testifique la verdad de aquella propia y sacrificial distribución, sino asegura al fiel que participa de la Cena del Señor, que él, personalmente, fue el objeto de aquel amor incomparable.
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29 Por el hecho de que el que come y bebe, no discerniendo el cuerpo, juicio come y bebe para sí. Festejar la Cena del Señor es intensamente importante. Limpiad la levadura vieja a fin de que seáis masa nueva, así como sois, sin levadura. Por el hecho de que aun Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado. Por consiguiente, celebremos la fiesta no con la levadura vieja, ni con la levadura de malicia y maldad, sino más bien con panes sin levadura de sinceridad y enserio.
El pan y el vino, en vez de los animales y las yerbas, se transformarían en propios del cuerpo y la sangre del grandioso Cordero, distintivos que para toda la existencia debían comerse y tomarse con reverencia y en memoria de Él. En el momento en que leemos a profundidad las escrituras, nos ofrecemos cuenta que tomar el pan y beber el vino, mucho más que un mero simbolismo, tiene un efecto y bendición espiritual sobre nuestras vidas. Podemos recibir sanidad sensible y física.
No hay autoridad ética en nuestra cultura. Cuando se trata de moralidad, lo único que importa es lo que uno quiere llevar a cabo. Y en un sentido civil, muchos vecindarios en nuestra nación se dan a la anarquía.
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La palabra de orden en relación con el pan fue seguida en el momento por una palabra de explicación, que da rincón a una esencial disputa, esto es, “este es mi cuerpo”. Estas expresiones fueron interpretadas de múltiples formas. El uso de los dos elementos capacitó a Cristo para ofrecer una representación vívida de la iniciativa de que su cuerpo iba a ser partido, que la carne y la sangre iban a ser separadas, y que el sacramento, al tiempo, nutre y despierta el alma. Hubo otra palabra de orden con relación a la copa. Tras repartir el pan el Señor tomó asimismo la copa, dio gracias, y ha dicho “bebed de ella todos”, o (según Lucas), “tomad esto y repartidlo entre nosotros”. Es totalmente claro que la copa aquí da a entender su contenido, ya que la copa no podía repartirse.
