El nacimiento de Lucas 5 1-11

lucas 5 1-11

Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, le siguieron. Esta página que leemos hoy, y que está a la base de los cuentos que leeremos en este momento, va alén de la simple anécdota vocacional. Ella nos deja claro que todos los discípulos y discípulas de Jesús debemos regresar regularmente a este instante primero. Solo así se renovarán nuestras vidas y se hará mucho más intensa la fuerza de la misión que nos ha sido confiada, en una fría espiritualidad de la escucha del Profesor que nos llama con regularidad con su palabra viva.

Por mi parte, coloco mis habilidades y talentos frente Jesús, pidiéndole que me indique la manera más perfecta de emplearlos para el bien. 7Entonces llamaron por señales a sus compañeros de la otra barca a fin de que los ayudaran. Ellos se acercaron y llenaron tanto ámbas barcas que comenzaron a hundirse. 6Así lo hicieron, y recogieron una cantidad tan enorme de peces que las redes se les rompían. 3Subió a entre las barcas, que pertenecía a Simón, y le solicitó que la alejara algo de la orilla.

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Soñemos y planeemos, y seamos beligerantes en nuestro amor por la multitud perdida, encontrando métodos de mostrarles cada vez más la verdad. Jesús se subió a la barca y enseñó desde ella para ilustrar la pesca de hombres. ‘Rema mar adentro y echad las redes para pescar’. Jesús nos sugiere ir a tener un encuentro con Él en la interioridad. Nos llama desde el mar a los que procuramos la seguridad en la orilla, para que entremos y gocemos de la belleza del abandono confiado y nos atrevamos a vivir la vida de forma creativa. No posee presente nuestra pequeñez ni nuestra puerta de inseguridad; le gusta la audacia de la fe y de la distribución.

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Señor, a tu Palabra yo dejaré caer las redes en la aguas profundas de nuestras vidas. Pedro reconoció quién era Jesús, y se percató lo que significaba estar a su lado. Jesús reconoció quién era Pedro, y vio que él era con la capacidad de responder absolutamente a eso que le solicitaría. Invitó a Pedro a emplear su experiencia de pescador en una forma novedosa, por el bien del Evangelio.

Especialmente, la pesca prodigiosa constituye el contexto inmediato y brinda el símbolo de la misión de pescadores de hombres, encomendada a ellos. El destino de estos «llamados», a partir de ahora, estará íntimamente unido al de Jesús. El apóstol es un enviado, pero, frente todo, es un «especialista» de Jesús.

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Hay una pesca supermilagrosa, Pedro está en el centro de los discípulos, se genera un reconocimiento de Jesús como Señor, Jesús actúa con total soberanía, Jesús llama a Pedro al rastreo y al apostolado, y Pedro prosigue a Jesús. ¿Cuál de los dos cuentos es el considerablemente más viejo? ¿Nos encontramos frente el mismo evento, pero situado en dos instantes distintos de la crónica de Jesús? Estas son cuestiones para un análisis literario e histórico considerablemente más profundo.

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La palabra de Dios es afín al anzuelo del pescador. Lo mismo que el anzuelo no toma el pescado sino después de haber sido primero cogido por el, así la palabra de Dios, no toma al hombre para la vida eterna si esta palabra primero no penetra en su espíritu. Desde este momento estos son los hombres que tú vas a tomar. Es decir, después que eso pase, tras el testimonio de tu humildad, tú vas a tener el encargo de tomar a los hombres; puesto que la humildad es una fuerza de atracción, y para mandar a los otros es bueno comprender no gloriarse en su poder. En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a riberas del lago de Genesaret.

Es natural que, en una barca pequeña, el compañero vaya sentado. Pero probablemente haya que ver en esa indicación una referencia a la situación habitual del instructor, que da su enseñanza sentado (cf. Lc 4,20). Este es el único pasaje de todo el Evangelio según Lucas en el que Jesús enseña desde la orilla del lago; cf. Conzelmann (ibíd.) considera que, en la concepción de Lucas, «el lago» funciona más como designación «teológica» que como referencia geográfica; el lago sería el ubicación de una sucesión de manifestaciones del poder de Jesús. Pero lo extraño es que en los pasajes coincidentes con el de Mt-Mc se omita u olvida esta pesca espectacular, que, por hipótesis, habría de estar anexa a estas “vocaciones,” cuando se prestaba en sí misma a un simbolismo increíble.

Los romanos concedieron el contrato al mejor postor. El hombre cobraba los impuestos, y pagaba a los romanos lo que prometió, y se queda con el resto. Por lo tanto, hubo una gran motivación para los recaudadores de impuestos al exceso de carga y engañar todo lo que pudiese. En cierta manera, era ” más duro ” para sanar al hombre, que perdonar sus errores, por el hecho de que el perdón es invisible – no se ha podido verificar en ese momento el hombre fue perdonado ante Dios. Sin embargo, se pudo comprobar al instante si el hombre podía caminar.

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Plummer ha insistido exactamente en el arreglo de la “pesca” del c.21 de Jn. El estupor y sobrecogimiento por la pesca inopinada se había apoderado no solo de Pedro, sino más bien también de los 2 hijos de Zebedeo, Santiago y Juan. Lucas se fija solo en estos tres, más allá de que sin lugar a dudas había asimismo una cuarta parte para manejar la red.

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