Carta A Los Romanos – Un comprendio

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De allí la necesidad de la fe, que es una distribución filial y confiada a Dios, el único constructor de nuestra salvación. Por la fe en Cristo muerto y resucitado, Dios justifica al pecador, lo libera del pecado y lo reconcilia con él (5. diez). La justicia recibida por la fe es un don gratuito, del que absolutamente absolutamente nadie puede enorgullecerse (3. 27), y el comienzo de una nueva vida, establecida en la gracia de Dios.

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Carta A Los Romanos

Si no tenemos la posibilidad de respetar a la persona, debemos respetar el cargo ordenado por Dios. Los cristianos fueron llamados a apartarse de todo el mundo (Jn 15.18; 17.14), pero todavía tienen compromiso hacia el Estado. Cuando pensamos en líderes que tienen piedad como José, Daniel y Ester que lograron ejercer ministerios espirituales en gobiernos paganos, tenemos la posibilidad de preguntar lo que el Espíritu puede realizar mediante el creyente consagrado. En este capítulo Pablo nos ofrece 4 fundamentos para obedecer al gobierno humano. Los cristianos tienen tanto riñas como bendiciones, y Pablo nos instruye sobre cómo enfrentar a quienes se oponen a la Palabra. Naturalmente, ningún fiel debe meterse en problemas por una forma mala de vivir (1 P 2.11–25).

14 Que el pecado no tenga más dominio sobre ustedes, en la medida en que no están sometidos a la Ley, sino más bien a la felicidad. 20 Es verdad que la Ley entró para que se multiplicaran las vulneraciones, pero donde abundó el pecado, sobreabundó la felicidad. 21 Ya que tal como el pecado reinó provocando la desaparición, asimismo la alegría reinará por medio de la justicia para la Vida eterna, por Jesucristo, nuestro Señor. Si observamos el contexto de Romanos, logramos hallar que la palabra “salvación” o “ser salvado” en ese libro tiene relación a ser salvado de la furia que el pecado trae a nuestras vidas.

19porque Lo Que De Dios Se Conoce, Á Ellos Es Manifiesto; Por el hecho de que Dios Se Lo Manifestó.

Fue el Espíritu el que dio la fe salvadora, implantó la novedosa naturaleza en nosotros y nos da testimonio cada día de que somos hijos de Dios. Cristo nos amó tanto que murió por nosotros; el Espíritu nos ama tanto que vive en nosotros. Todos y cada uno de los días soporta nuestra carnalidad y egoísmo; todos y cada uno de los días nuestro pecado lo contrista; y sin embargo nos desea y prosigue en nosotros como el sello de Dios y las «arras» («garantía», 2 Co 1.22) de las bendiciones que nos esperan en la eternidad.

Pese al carácter ocasional de sus escritos, Pablo lanza en todos y cada página una exclusiva luz sobre el secreto de Cristo y de la Iglesia. Así, él creó las fórmulas tradicionales de la fe cristiana, asegurando con esto la determinante autonomía de la Iglesia con respecto al Judaísmo. Libro de las Escrituras Griegas Cristianas que escribió el apóstol Pablo a los cristianos de Roma. Nunca se ha puesto con responsabilidad en duda la autoría de Pablo, y la práctica totalidad de los escriturarios, con la excepción de algunos que no pudieron encajarlo en sus opiniones, aceptan la vericidad del libro y lo admiten como una parte del canon sagrado. Esta carta armoniza completamente con el resto de las Escrituras inspiradas.

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Lea 1 Tesalonicenses 5.12, 13 y vea de qué manera este pensamiento se aplica allí. En estos versículos podemos encontrar a Timoteo, el hijo de Pablo en la fe y siervo del Señor (Flp 2.19–22) y Lucio, quien estuvo asociado con Pablo en los primeros días en Antioquía (Hch 13.1). (No probablemente esta persona sea Lucas.) Jasón viajó con Pablo desde Tesalónica (Hch 17.5–9); Sosípater era de Berea (Hch 20.4). Pablo amaba a estos compañeros y no podía haber ministrado sin ellos.

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En 1 Corintios 15.8 Pablo dice que «nació fuera de tiempo»; es decir, como judío, vio a Cristo y fue salvado bastante antes que su pueblo haya tenido la misma experiencia. Pablo contesta con una parábola sobre el alfarero, probablemente tomada prestada de Jeremías 18.1–6. Dios es el Alfarero y las naciones de todo el mundo (y sus líderes) son las vasijas.

La carta a los Romanos, compuesta en el invierno de los años 57-58, o sea, menos de 25 años tras la aparición de Cristo a Pablo y 27 o 28 tras la crucifixión, prueba lo contrario. Esta carta tiene dentro los principales temas de la teología paulina. Sin embargo, en el momento en que Pablo escribe, todavía viven presentes de la vida y resurrección de Cristo, 1 Cor 15, 6, y estos no se oponen a esa doctrina que, de ser contraria a las enseñanzas de Jesús hubiera producido una profunda división en la Iglesia. Por otra parte, el intervalo entre la desaparición y resurrección de Cristo y la composición de la carta a los Romanos es bastante corto para realizar viable una transformación extremista del pensamiento de Cristo.

Vemos la indiferencia manejando a la ingratitud, resultando en ignorancia. para tener entre ellos «algún fruto», o sea, ganar a otros gentiles para el Señor, v. 13. En los versículos 6–7 Pablo detalla a sus leyentes, los santurrones en Roma.

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Y no va a ser ligero, por el hecho de que ya se lo advirtió Jesús a los que hagan tropezar a uno de sus pequeños. Todavía nos queda otro nombre que tal vez encierre una historia todavía mucho más sorprendente, el de Nereo. 2 de la multitud considerablemente más selectas de la región fueron condenadas a muerte por ser cristianas. Eran Flavio Clemente, que había sido cónsul de Roma, y su mujer Domitila, que era de sangre real. En el momento en que Pablo manda saludos para Trifena y Trifosa y Pérsida, Pablo utiliza una alguna palabra griega refiriéndose al trabajo cristiano, que la utiliza de María (v. 6); esta palabra es el verbo kopian, que quiere decir ajetrearse hasta el agotamiento, matarse a trabajar.

• Entonces procede a cotejar a la comunidad cristiana con un cuerpo, en el que todos los miembros, si bien tienen diferentes funciones, tienen un factor en común, hacer que el cuerpo ande en armonía, como una orquesta sinfónica.

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