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La palabra Sin en “el desierto de Sin” puede estar relacionada a la palabra hebrea para Sinaí, pero no guarda relación con nuestra palabra “sin” en inglés. Tampoco debemos confundir el desierto de Sin con el desierto de Zin, que asimismo hace aparición en el Viejo Testamento. iba delante de ellos, y los guiaba a lo largo del día a través de una columna de nube y les daba luz durante la noche con una columna de fuego. De esta manera los israelitas salieron de Egipto como un ejército listo para la batalla. , pero siempre y en todo momento pagamos rescate para recobrar a los primeros hijos hombres”.
22 y en ningún instante del día se apartó de ellos la columna de nube, ni tampoco por la noche se apartó la columna de fuego. 18 Más bien, Dios los logró dar un rodeo por el sendero del desierto del Mar Rojo. (20-22) Israel es guiado por una nube en el día y por fuego en la noche. (17-18) Dios los conduce por el sendero menos aguardado, el sendero del desierto.
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Pero este nombre se aplicaba también a los pantanos y lagos que se extendían por la zona que hoy ocupa el canal de Suez, entre el golfo y el mar Mediterráneo. Y partieron de Sucot y acamparon en Etam, a la entrada del desierto. Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y por la noche en una columna de fuego para alumbrarles, para que anduviesen de día y de noche. Jamás se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego.
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Mientras Moisés sostenía en prominente la vara en su mano, los israelitas vencían; pero, cuando él bajaba la mano, dominaban los amalecitas. Y los israelitas consumieron maná durante 40 años, hasta que llegaron a la tierra donde se establecerían. Consumieron maná hasta el momento en que llegaron a la frontera de la tierra de Canaán. Conque los israelitas hicieron lo que se les ha dicho. En el momento en que el rocío se evaporó, la área del desierto quedó cubierta por copos de una sustancia hojaldrada y fina como escarcha.
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Ese lote quedó en posesión de los hijos de José. 20 Los israelitas partieron de Sucot y acamparon en Etam, que es donde empieza el desierto. Es, todavía, el considerablemente más directo entre Egipto y Palestina. Estaba protegido por una cadena de guarniciones, de las que aún quedan algunas ruinas.
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Si los israelitas, al irse de Egipto, hubieran seguido esa ruta, habrían debido confrontar con esas guarniciones. Este versículo tiene dentro el primero de más de veinte usos del vocablo musitar en sus distintas formas, usos que aparecen en las diferentes jornadas de Israel por el desierto. Musitar semeja haber sido un aspecto dominante en la naturaleza de los israelitas y raíz de múltiples de los inconvenientes que confrontaron. Esta palabra es usada con exactamente exactamente la misma continuidad para detallar la actitud de ciertos rebeldes que estaban entre aquéllos que viajaron con Lehi a través del mismo desierto después de salir de Jerusalén. Tan significativo fue el hecho que estaba por producirse que el Señor mandó que Israel usara este hecho como principio de su calendario.
Tras salir de Mara, los israelitas viajaron hasta el oasis de Elim, donde encontraron 12 manantiales y setenta palmeras. Entonces la profetisa Miriam, hermana de Aarón, tomó una pandereta, se puso adelante, y todas las mujeres la prosiguieron, danzando y tocando sus panderetas. Entonces el ángel de Dios, que iba adelante del pueblo de Israel, se trasladó hacia atrás del campamento. La columna de nube asimismo se cambió de lugar y pasó a estar tras ellos. Entonces el faraón preparó su carro de guerra y llamó a sus tropas.
Entonces los egipcios —con todos los vehículos de guerra y sus conductores, y con los caballos del faraón— persiguieron a los israelitas hasta el medio del mar. Y los hijos de Israel fueron por medio de la mar en seco, teniendo las aguas por muro á su diestra y á su siniestra. Y tú alza tu vara, y prolonga tu mano sobre la mar, y divídela; y entren los hijos de Israel por medio de la mar en seco. Los huesos de José, que los hijos de Israel habían traído de Egipto, fueron sepultados en Siquén, en el lote que por ciento piezas de plata Jacob adquirió a los hijos de Jamor, padre de Siquén.
Lo interesante es que no tomaron la ruta usual. 21El SEÑOR iba enfrente de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y a la noche en una columna de fuego para alumbrarles, para que tengan la posibilidad de caminar tanto de día como de noche. 20Salieron de Sucot y acamparon en Etam, al filo del desierto. 21Y Jehová iba enfrente de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el sendero, y a la noche en una columna de fuego para alumbrarles, para que anduviesen de día y a la noche.
Si nos pasásemos una semana sin comer sería desesperante. No comprendemos cuantas comidas se perdieron estos israelitas, pero entendemos que tienen suficiente hambre para meditar que sus vidas peligran. Esta queja no es la de múltiples descontentos, sino más bien de todo el pueblo de Dios. Como se anota arriba, los israelitas se quejaron en Mara de la calidad del agua, y Dios respondió dándoles agua buena y llevándoles a un precioso oasis.
