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Por lo tanto, repitió todo esto en Galilea, cuando regresó de su transfiguración, y después de haber expulsado al espíritu maligno del niño epiléptico, se había ganado un enorme renombre. En consecuencia, restringiría los sentimientos emocionados de sus acólitos, y les imprimiría las causas de su viaje a Jerusalén, y los prepararía para las terribles realidades que lo aguardaban allí. 17 El sendero del hombre recto impide el mal; el que desea socorrer su historia, se fija por dónde va. 17 Pues Él va a ir enfrente de Él con el espíritu y virtud de Elías, para editar los corazones de los padres á los hijos, y los rebeldes á la prudencia de los justos, para aparejar al Señor un pueblo apercibido.
Las manos tienen la posibilidad de efectuar actos de crueldad, los pies tienen la posibilidad de conducir al camino de los pecadores; y en tal caso se frustra el propósito del Constructor y se incurre en la condena. Con estas solemnes palabras, nuestro Señor cerró su duro y leal ministerio en Galilea. El lenguaje de Cristo era por norma general lenguaje de felicidad y aliento; pero hubo ocasiones, como el presente, en el momento en que pronunció palabras de observación leal en tonos prácticamente severos. Puede ser la copa de la era de dar agua fría al pueblo de Cristo en el Nombre de Cristo.
¡nuestra Única Promesa Esta En Jesucristo ! Jcoa.!
La gloria cuyo orígen es Redentor relució en presencia de los tres discípulos favorecidos en el monte santurrón. Pero la obra salvadora del Hijo de Dios se hace mucho más prominente por su vigorosa obra de curación, donde se muestra con la capacidad de dejar en libertad a un tolerante humano de las agonías de una nosología horrible y de las garras de un enemigo despiadado. Un incidente se usa para sacar al otro en un alivio mucho más osado; y los 2 tienen que tomarse juntos, para que tengamos la posibilidad conseguir una visión justa y completa de la naturaleza, y en especial del ministerio de Jesús. Este versículo nos comunica que nuestro Señor y sus seguidores ahora abandonaron el vecindario de Cesarea de Filipo. Su ruta sería a través del Jordán sobre el Mar de Galilea, y de esta forma por el camino recurrente por medio de Galilea hasta Capernaum. Nuestro Señor en este momento deseaba intimidad, para lograr educar mucho más a sus discípulos con respecto a sus sufrimientos y muerte.
3 Es más, me presenté frente ustedes con tanta debilidad que tremía de miedo. 4 No les charlé ni les prediqué con palabras sabias y elocuentes sino con demostración del poder del Espíritu, 5 para que la fe de ustedes no dependiese de la sabiduría humana sino más bien del poder de Dios. Ser rectos y justos nos transporta por el buen sendero.
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Pídale después que le abra una puerta para comunicar el mensaje. Entonces, en el instante en que llegue la posibilidad, estará listo para contar a el resto lo que el Señor hizo en su historia. Es una promesa que cumple siempre y en todo momento y en todo instante. Sin embargo, en el instante en que la vida nos golpea fuertemente, tenemos la posibilidad de sentirnos tentados a dudar y rendirnos. Si nuestra fe empieza a dudar, necesitamos meditar en lo que hemos recibido de Él, y después buscar patentizas de que está actuando.
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Pues la energía dice que lo precisas. Los dedos pican al tocar lo que está contraindicado, para evaluar lo que se desconoce; y la travesura frecuentemente resulta de ninguna mala intención. Toda esa energía amontonada es de Dios; almacenado para efectuar el trabajo de la vida y para aguantar sus cargas.
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- Dios viene a tomar el sitio de su dios.
- Es visible, por tanto, que estas predicciones, aunque solo se entendieron medianamente en ese momento, no obstante provocaron una profunda impresión en las psiques de quienes las escucharon.
Cuando esa experiencia se deja de lado o se ignora deliberadamente, debe ser merced a algún hecho o verdad que no es visible para la cabeza natural. Pero tal hallazgo sería semejante a una comunicación Divina. La fe que procede de esto debe, por tanto, estar inspirada sobrenaturalmente. No puede existir salvo en un siendo consciente de Dios, y de una relación peculiar con él. Lamenta su falta de fe y su lentitud para recibir las cosas de Dios.
Él devuelve la calificación que el hombre había pronunciado, y asegura la omnipotencia virtual de la fe y, al tiempo, la intrepidez de su espíritu. III. TAMBIÉN LO HIZO UNA OCASIÓN PARA MÁS SEÑALIZACIÓN DE SU GLORIA. La demora, el fracaso de los acólitos, la extracción gradual de todas y cada una de las situaciones del caso del padre, etc., tendieron a aumentar el efecto ética del ejercicio final del poder. Su autoridad como Gobernador ética del cosmos y Destructor de las proyectos del diablo, además se reivindica al dirigirse al demonio. No menos, sino más bien sensiblemente mucho más, horribles son los efectos del pecado sobre el alma. Su expulsión es una obra de poder divino y felicidad, y intensa de la naturaleza en la que ha habitado. Le se ajusta a Cristo levantar y revivir el pobre naufragio, la impotencia espiritual que sigue con vida.
La cuenta cariñosa por los demás y la magnífica amabilidad hacia ellos se encuentran entre los frutos del Espíritu y los signos del verdadero discipulado. Sus efectos no serían sencillos de exagerar. La ley de la amabilidad por el cariño de Jesús es de todas las cosas que tienen mucho más posibilidades de eliminar los prejuicios contra el cristianismo y reunir a esos cuyos intereses están separados, a fin de garantizar la salvación de la sociedad. Aun en terrenos mucho más bajos, por lo tanto, esta ley solicita nuestra obediencia, pues hay bastante en nuestra condición popular que causa ansiedad a la Iglesia.
La palabra “revolcarse” probablemente proviene del latín volvo. San Gregorio, citado por Trench, exhibe cuán cierto es todo lo mencionado para la naturaleza; y que “la expulsión de un mal mortal de nuestro ser espiritual no se logra sin una pelea terrible, seguida en algunos casos de una postración extrema”. Les acusó de que no deberían mencionarle a absolutamente nadie las cosas que habían visto, salvo en el momento en que el Hijo del hombre debería haber resucitado de entre los muertos. No debían decirles a sus compañeros seguidores, para que no causara disgusto o envidia que no hubieran sido favorecidos. Porque, por la Resurrección, precisamente sabrían que Cristo sufrió la muerte de la cruz, no por restricción, sino por su voluntad, y por su enorme amor por nosotros.
