Veloz Producto que te enseña los entresijos de Psalm y lo que debes realizar el día de hoy

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Horror se apoderó de mí, á causa De los impíos que dejan tu ley. ZAYIN. Acuérdate de la palabra dada á tu siervo, En la que me has hecho esperar. Alzaré además mis manos á tus mandamientos que amé; Y meditaré en tus estatutos. Divide mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu sendero. Inclina mi corazón á tus testimonios, Y no á la codicia.

Es la suma del pecado. Esto se puede ver, aparte de esto, en que el Salmista no solicita ninguna capacitad novedosa. Los ojos en este momento están allí, y sólo es menester que se abran. No es la concesión de un poder nuevo y sobrehumano lo que permite al hombre leer la Biblia con beneficio, sino más bien el avivamiento de un poder que posee. Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca. El haber sido, como Noé, un predicador de la justicia es un colosal gozo en el instante en que los diluvios suben y el mundo impío está a puntito de ser destruido.

En el momento en que Amo Y Medito En La Palabra De Dios, Recibo:

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Muchas vidas se pierden dado a que la gente no tienen la voluntad o son inútiles de separar susojos de la vanidad. El mundo moderno con su media y tecnología de entretenimiento nos traen un río sin fin de vanidad, para no solamente ocupar nuestros ojos y tiempo, sino nuestra cabeza y corazón asimismo. Podemos estar seguros que antes que esta palabra estuviese guardada en el corazón, fue recibida en la cabeza. El Salmista escuchó y leyó la Palabra de Dios, y pensaba en ello de manera continua, hasta el momento en que se arraigó tanto en su cabeza como corazón. Un joven halla una vida limpia a través de la palabra de Dios.

Oraciones Divinas Siendo Un Padre Divino En La Vida De Sus Hijos

Esperado he tu salud, oh JEHOVÁ; Y tu ley es mi delicia. Hablará mi lengua tus estos; Por visto que todos tus mandamientos son justicia. Tu salud he aguardado, oh JEHOVÁ; Y tus mandamientos he puesto por obra. Mucha paz tienen los que aman tu ley; Y no hay para ellos tropezón. Gózome yo en tu palabra, Como el que encuentra muchos despojos. El principio de tu palabra es cierto; Y eterno es todo juicio de tu justicia.

Pero en este momento guardo su palabra. Si intentamos de responder a las patrañas con nuestras expresiones, vamos a perder la guerra; pero una vida santa es una refutación incontestable a todas las calumnias. El despecho es repulsado si perseveramos en la santidad a pesar de toda oposición. Y guardan tus mandamientos. Mas no me he olvidado de tu ley. Esto se encontraba bien.

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Andan en sus caminos. Tenemos que obrar rectamente en el sentido positivo como en el negativo. La manera mucho más segura de abstenerse del mal es ocuparse completamente de obrar bien. Un corazón puede ser dividido y no quebrantado, y puede ser quebrantado pero no dividido; y, con todo, asimismo, puede ser quebrantado y entero, y nunca ser tan entero como en el instante en que está quebrantado. A Dios no se le busca verdaderamente a través de las frías pesquisas del entendimiento; debemos buscarle con el corazón.

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Los hombres buenos siempre y en todo momento ansían efectuar las cosas mejor, y por este motivo siguen adelante. Los hombres buenos jamás están ociosos, y por este motivo no se recuestan a la sombra o van dando vueltas, sino más bien pasean en integridad hacia la meta deseada. No tienen prisa, no se desazonan, no se desconciertan, y así sostienen el paso siempre igual, continuando seguros hacia el cielo. Tal como David empieza de esta manera su Salmo, de esta manera también deberían los jóvenes comenzar sus vidas, los nuevos convertidos empezar su profesión, y de este modo deberían todos y cada uno de los cristianos iniciar cada día.

Por visto que tu ley es mi delicia. ¡Oh bienaventurada fe! No es un leal mediocre el que se regocija en la ley aun en el momento en que los preceptos quebrantados le hagan sufrir. El recrearse en la Palabra en el momento en que nos reprende es prueba de que nos encontramos beneficiándonos de ella. El pecado es el mayor obstáculo a la clemencia. Nosotros mismos levantamos las nieblas y las nubes que nos interceptan la luz del rostro de Dios; edificamos una pared que nos divide de Dios; con todo, la clemencia se abre camino.

Reprendiste a los soberbios, los malditos, Que se desvían de tus mandamientos. Forastero soy yo en la tierra; No encubras de mí tus mandamientos. Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley. Haz bien a tu siervo; que viva, Y guarde tu palabra.

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Y me regocijaré en tus mandamientos, Los que he amado. He aquí yo he anhelado tus mandamientos; Vivifícame en tu justicia. Inclina mi corazón a tus testimonios, Y no a la avaricia. Guíame por la senda de tus mandamientos, Por visto que en ella tengo mi voluntad.

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