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Así que, al sonido de la música, todas y cada una las personas se postraron y adoraron la escultura de oro. Todos excepto tres jóvenes judíos, Sadrac, Mesac y Abed-nego. En el instante en que el rey tuvo noticias de eso, se pudo muy furioso y pidió que los trajesen frente él. “Gente de todas y cada una de las lenguas, en el momento en que escuchen la música tienen que agacharse y venerar a la escultura pues así lo ordeno yo. Quien no obedezca y no adore la escultura será lanzado instantaneamente a un horno de fuego candente.” Esta prueba tenía que ver con la adoración de la imagen de oro que el rey Nabucodonosor había construido en la planicie de Dura.

• Entonces estos hombres fueron atados y lanzados con sus mantos, sus túnicas, sus gorros y sus otras ropas en el horno de fuego candente.
• 21Entonces estos varones fueron atados con sus mantones, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados en el horno de fuego ardiendo.

Puedes leer toda la crónica de estos tres valientes jóvenes tipos que fueron ejemplo de lealtad, fe y obediencia a Dios. El rey de Babilonia logró una ley que afirmaba que absolutamente nadie podía decir cosas malas sobre Dios, en tanto que solo Dios podía salvar a los hombres del fuego. El rey llamó a Sadrac, a Mesac y a Abed-nego y les mentó que salieran del horno. El fuego no los había herido en lo más mínimo, ni había quemado sus pelos o su ropa.

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Los tres amigos dijeron al rey que solo adorarían a Dios. Creían que Dios podría resguardarlos, pero si bien no los salvara, ellos defenderían sus críticas. Sí, son los amigos de Daniel que rechazaron comer lo que no era bueno para ellos.

La vida de Sadrac, Mesac y Abed-Nego se vio comprometida por lo menos en 2 de las tres ocasiones en que fueron probados. En una visión mayor, nuestras vidas espirituales están en cuestión. Lo que hagamos con el saber que Dios nos revela, va a decidir si viviremos por siempre y en todo momento con Cristo y Dios el Padre en el Reino de Dios, o dejaremos de existir. Tras descubrir el sueño del rey y su interpretación, Daniel fue promovido en el imperio. Tras recibir su recompensa, Daniel “solicitó del rey, y consiguió que pusiera sobre los negocios de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y Abed-Nego; y Daniel estaba en la corte del rey” (v. 49). Dios luego le reveló el secreto a Daniel en una visión de noche (v. 19).

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Considera que es preferible huír del fuego habiendo permitido la situación solo frente el rostro de Dios, y sostenerse en un espíritu de agradecimiento, reposo, gozo, paz – sin completamente ningún “fragancia a fuego” en nosotros. Puede ser que deseamos evitar esas ocasiones que nos van a traer fuego sobre nuestras vidas, en el momento en que debemos perder algo nosotros. Quizás tenemos que sacrificar nuestro honor y “quedar mal” frente las personas. Quizás tenemos que verdaderamente efectuar un sacrificio para lograr realizar la intención de Dios, o quizás contamos una situación bien difícil de soportar.

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Daniel ha propuesto en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey ni con el vino que él bebía; solicitó, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligara a contaminarse. Y les apuntó el rey una porción diaria de la comida del rey y del vino que él tomaba; y que los educara durante tres años, a fin de que por fin de ellos se presentaran enfrente del rey. tipos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, instruidos en toda sabiduría, sabios en ciencia, de buen entendimiento y también ideales para estar en el palacio del rey; y que les enseñara las letras y la lengua de los caldeos. Junto a Daniel, estos tres jóvenes tomaron la decisión de sostenerse leales a Dios, más allá de estar en un país idólatra, a cualquier precio. Fueron tres jóvenes hebreos que acompañaron a Daniel como cautivos a Babilonia, en ocasión de las primeras invasiones de Judá por parte de los ejércitos de Nabucodonosor. Sus nombres, Ananías (‘Jehová es clemente’), Misael (‘¿Quién es como Dios?’) y Azarías (‘a quien Dios asistencia’), fueron cambiados en Babilonia por Mesac , Sadrac y Abed-nego (‘siervo de Nebo’).

Es dudoso si el artículo fue escrito originalmente en hebreo o en griego, si bien investigadores modernos concluyen que con base en la prueba de la redacción, lo más probable es que fuera escrito inicialmente en lengua semítica. La fecha de la autoría es asimismo incierta, si bien ciertos estudiosos se detallan en pos de la primera o segunda centuria antes de Cristo. Hananías, Azarías y Misael, los tres jóvenes del libro de Daniel en una pintura de Simeon Solomon de 1863. Entonces el rey logró progresar a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia. Por ende, proclamo un decreto de que todo pueblo, nación o lengua que afirme blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego sea descuartizado y sus viviendas reducidas a escombros, en tanto que no hay otro dios que logre librar de este modo.

La festividad de los tres jóvenes se celebra el 17 de diciembre adjuntado con la del profeta Daniel. Los cristianos ortodoxos también recuerdan el milagro del horno candente en los 2 domingos precedentes a la Navidad. La lectura del milagro y el canto del himno asimismo se prescriben para la liturgia de vísperas conmemorada por los ortodoxos en Sábado Santurrón.

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Ahí estaban Sadrac, Mesac, Abed-nego y el hijo de Dios caminando por el horno sin ser damnificados en ninguna forma, ni aun sus ropas olían a humo. Impresionado el rey les llamo a fin de que salieran del horno, los ascendió a cargos aún más altos en Babilonia y decretó que ese Dios que los libró del fuego fuera adorado por todos. Pero existen algunos judíos a quienes has puesto sobre la administración de la provincia de Babilonia, esto es, Sadrac, Mesac y Abed-nego, y estos hombres, oh rey, no te hacen caso; no sirven a tus dioses ni adoran la estatua de oro que has levantado. Pero existen algunos judíos a quienes has puesto sobre la administración de la provincia de Babilonia, es decir, Sadrac, Mesac y Abed-nego, estos hombres, oh rey, no te hacen caso; no sirven a tus dioses ni adoran la estatua de oro que has levantado.

Si ellos no lo hacían, serían lanzados al horno de fuego. El rey le demandó airadamente a Sadrac, Mesac y Abed-Nego que debían arrodillarse enfrente de su escultura. Si ellos no lo hacían, serían lanzados al horno de fuego. Esas pruebas iniciales de la fe, prepararon a Sadrac, Mesac y Abed-Nego para la prueba que después nosotros conoceríamos mejor. Según el relato, el rey de Babilonia Nabucodonosor II, construye una estatua de oro suya y ordena que sea reverenciada por todos sus súbditos.

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