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lepra en la biblia
Egipto siempre y en todo momento ha sido estimado como el lugar desde el que la patología alcanzo el planeta Occidental. Viejos escritos atribuyen la infección a las aguas del Nilo (Lucretius, “De Nat. Rer.”, VI, 1112) y de la insalubre dieta de la multitud . Varias causas fueron a diseminar la patología mas allí de Egipto.
Debemos recordar el salmo ” ¿ De qué manera podré dar gracias al Señor por todo el bien que me hizo ? ” . El leproso agradece la “curación” que Dios ha obrado en su historia a través de Jesús. El cambio profundo reside en haber encontrado en Jesús al único Señor. Este hombre no se ha con limite a contemplar a Jesús como a un lider o un profesor con la capacidad de “purificar” de la lepra externa. Ha descubierto en Jesús al “Señor” que “cura”; aquel con la capacidad de editar la vida radicalmente desde dentro.
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La lepra citada en el artículo, no es la nosología de Hansen, que no llegó al Próximo Oriente hasta la temporada de Alejandro, cuyas tropas la trajeron de la India,sino más bien una enfermedad cutánea llamada en hebreo tzaraat ( צרעת / ṣāraʻaṯ). Esta dolencia se ha identificado con una amplia gama de anomalías de la salud conocidas por la medicina actualizada como psoriasis, dermatitis seborreica,sarna, impétigo, escarlatina, lupus eritematoso y otras. Si bien no lo parezca, aún persiste la exclusión de quienes la sufren. La relevancia de la Biblia en la sociedad medieval no puede relatarse con expresiones ni medirse con números. Tras la desaparición del Imperio De la ciudad de roma, el cristianismo se apoderó de un mundo influenciable y débil que precisaba desesperadamente algo exactamente en qué opinar. Las ideas cristianas de salvación y perdón echaron raíces en este nuevo mundo, y llegaron a él en las hojas de la Biblia.
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Los griegos conocieron la genuina lepra y la describieron con el nombre de elefantiasis, debido a la deformación facial producida por esta nosología, cuyos nódulos o lepromas, al ir medrando y confluyendo, recordaban el aspecto de la piel del elefante. El problema aparece supuestamente gracias a las traducciones de la Biblia, por una parte, y de otro por las versiones al árabe de las obras griegas. De este modo el término hebreo “tsara´ath“, con el que se designaban las lesiones blanquecinas de la piel, es traducido por la palabra griega lepra. Con la palabra tsara´ath ha sucedido como con otros muchos términos bíblicos que designan anomalías de la salud, que al no poder reconocerlos han creado problemas insolubles de traducción. Tsara’ath es la palabra que se aplicaba genéricamente a todas y cada una de las nosologías de la piel.
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La orden de San Lázaro fue el resultado de su ejercita simpatía por los pobres sufrientes a lo largo de las largas centurias cuando la pestilencia fue endémica en Europa. Aun actualmente logramos hallar exactamente el mismo espíritu Apostólico viviente. Un nódulo blanco o rojizo afectando la cicatriz de una ulcera o de una quemadura podían ser consideradas como signo dudoso de lepra, y condenar al condescendiente a siete días de cuarentena, luego de lo que, de acuerdo a si los signos aparecían mejor o no, el podría ser proclamado sano o no (18-28). Otro caso sospechoso, para ser reexaminado después de ciertas semanas de reclusión, si la lepra le quita el cuero cabelludo, en la cual, no propiamente lepra, pero si tiña podía ser conocida. En todos los casos de reconocimiento de la infección de lepra, el condescendiente tenia que “tener sus ropas colgada de la cuerda, su cabeza descubierta, su boca cubierta con una lona” y se le ordenaba pegar chillidos diciendo que se encontraba infectado y enfermo.
INMUNDO Persona, animal o cosa contaminada por impurezas físicas, rituales o morales, cuya condición la condenan leyes específicas. Era inmundo lo que disgustaba a las deidades o lo que pertenecía a la esfera de lo demoníaco. Predicadora y hermana de Moisés y Aarón, hija de Amram y Jocabed (Nm 26.59).
Por otro lado, con este término hebreo se designan diferentes máculas de moho, o manchas en las paredes de las habitaciones (Lv 14.33–45), indudablemente de salitre. Acerquémonos al altar con sentimientos de gratitud y con la esperanza de la curación, de la mano de la llena de felicidad que nunca conoció la lepra del pecado. María, se tú nuestra enfermera como Madre piadosa y llena de clemencia. Escribió Juan Pablo II que el mundo actual ha perdido el sentido del pecado, por dado que además ha perdido el sentido de Dios. ¿No vive el hombre contemporáneo bajo la amenaza de un eclipse de la conciencia, de una deformación de la conciencia, de un entorpecimiento o de una anestesia de la conciencia? El secularismo y el humanismo, concentrado de forma exclusiva en el culto del efectuar y del generar, y gobernado por el consumo y el exitación, minan el sentido del pecado, que, como máximo, se reduce a eso que ofende al hombre.
7y rociará siete veces sobre el que se purifica de la lepra, y le declarará limpio; y soltará la avecilla viva en el campo. 59Esta es la ley para la plaga de la lepra del vestido de lana o de lino, o de urdimbre o de trama, o de alguno cosa de cuero, para que sea declarada limpia o repulsiva. 49y la plaga fuere verdosa, o de color rojo, en vestido o en cuero, en urdimbre o en trama, o en alguno obra de cuero; plaga es de lepra, y se debe de enseñar al sacerdote. 39el sacerdote mirará, y si en la piel de su cuerpo aparecieren manchas blancas algo oscurecidas, es empeine que afloró en la piel; está limpia la persona. 36entonces el sacerdote la mirará; y si la tiña hubiere cundido en la piel, no busque el sacerdote el pelo amarillento; es inmundo.
“Zarath” se tradujo por “lepra” en la LXX, y el NT continuó la tradición de identificar la patología física que tenía implicaciones religiosas con exactamente el mismo término griego. Si bien en el planeta heleno la nosología famosa el día de hoy como lepra se identificaba como “elephantiasis”, la LXX y el NT decidieron que el mal al que aludían no era “elephantiasis” sino más bien “lepra”, o sea, la patología física y ritual que se detalla en Lev 13-14. El término heleno “lepra” lo usa el habitual médico heleno Hipócrates ( a.C.) para advertir una serie de patologías de la piel que no pueden diagnosticarse con precisión.
Cuando la lepra hace aparición por vez primera en tu piel, aparece como pequeñas manchas rojas. Tras poco tiempo se hacen mucho más enormes y empiezan a volverse blancas, con una fachada blanca o brillosa. Prontísimo las manchas se extienden por todo el cuerpo y el pelo empieza a caerse – primero de la cabeza, y después, aun de las cejas. Mientras las cosas empeoran, las uñas de las manos y de los pies se sueltan; comienzan a pudrirse y eventualmente se caen. Entonces las uniones de los dedos y de los pies comienzan a pudrirse y se caen pedazo a pedazo. Las encías comienzas a encogerse hasta el punto que no pueden sostener los dientes, conque cada uno de ellos se pierde.
- También los apóstoles reciben del Señor el poder de sanar a los leprosos .
