Por qué Prácticamente cualquier cosa que aprendiste sobre Pedro Anda Sobre Las Aguas no es preciso y lo que debes tomar en consideración

pedro anda sobre las aguas

Después de nutrirlos, Jesús le ha dicho a sus acólitos que se subiesen al bote y fueran del otro lado del lago al tiempo que él iba a las montañas para rezar en solitario. En SirveAhora.org.mx se muestra información acerca de los sitios, las herramientas, el género de ayuda y el número de personas que se necesitan para todas y cada una de las pretensiones. Así, a través de esta interfaz contamos la posibilidad de prolongar nuestras manos con amor para contribuir a los hijos de Dios y seguir el ejemplo del Señor de asistir “al instante”3 al llamado de quienes nos precisan. En 2017, luego de los sismos sucedidos en el mes de septiembre en este país, muchas fueron la gente que vieron destruidas sus viviendas, sus ciudades, e inclusive perdieron a sus seres amados.

En ocasiones pasa lo mismo con nosotros; si pudiéramos ser como Pedro, proseguiríamos adelante y reconoceríamos la mano del Señor, que siempre y en todo momento está popularizada para nosotros. Tras dar de comer a los 5 mil , Jesús subió a un monte a orar, y sus acólitos subieron a un barco para atravesar el mar de Galilea. Al llegar la noche, el viento empezó a soplar y las olas eran muy gigantes. El Beato Padre dice el evangelio de Jesús que pasea sobre las aguas agitadas del lago y hace un llamado por la paz. En la barca hay relativa seguridad, pero si llegara a hundirse, los tripulantes quedarían a la merced de las olas, sin Jesús cerca para extender su mano y de forma directa sobre el mar, con Jesús podemos caminar. El mar es riesgoso, y la vida también lo es pero con Jesús vamos a poder llegar a la orilla, es considerablemente más, su sola presencia tranquilidad la tempestad de la vida.

Jesús Y Nicodemo «el Nuevo Nacimiento»

Pero la barca se encontraba en este momento a varios estadios de tierra, y era azotada por las olas, por el hecho de que el viento era opuesto. Esa oración, pronunciada por Jesús, sienta la tónica del pasaje que nos ofrece el Evangelio de hoy (Mt 14,22-36). “De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua”. Señor, ayúdame a estar consciente de Tu presencia en mi vida, para abandonarme a Tu santa intención, con la certeza de que me debes conducir al puerto seguro de la Salvación que adquiriste para nosotros con tu Secreto Pascual.

Pero enseguida Jesús les tranquilizo exhortándolos a no tener temor; mucho más el apóstol Pedro no se compone y le solicita a su Señor lo llame para ir al lado de él. Es allí donde se genera lo verdaderamente increíble Pedro pasea en fe sobre las aguas. La crónica de la Biblia, que cuenta el instante en el momento en que Jesús anda sobre las aguas, es una bella reflexión que actualiza nuestra fe. A sabiendas de que tenemos la posibilidad de confiar y tener el Señor, ¡entra y entérate de su mensaje!.

Cita Bíblica De La Predicación Donde Pedro Pasea Sobre Las Aguas

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Entonces Jesús les ha dicho a Sus seguidores para entrar en un barco y remar a Betsaida que se encontraba en el otro lado del lago, y que Él se iba a agrupar a ellos después. —Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Con fe, Pedro hubiera cruzado caminando todo el lago.

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• Ellos eran los hombres que paseaban lado a lado con el Salvador, fueron testigos de sus incontables milagros, y aún de esta manera, en el instante en que Él se fue por un momento ellos vacilaron.

“Señor, solo dime lo que deseas que realice y yo obedeceré”. na de las historias mucho más reconocidas del Nuevo Testamento es la de Jesús caminando sobre las aguas. Es una de esas historias que jamás nos cansamos de percibir. Dios quiere que nos volvamos como Él, no pues tiene un ego muy grande, sino por el hecho de que Él sabe que ese es nuestro sendero hacia el gozo y felicidad eterna. Quizá te halles satisfecho siendo únicamente una buena persona promedio, pero Nuestro Padre Celestial desea que sus hijos lo tengan todo con la ayuda de nuestro esfuerzo por volvernos como Él. La tercera lección que aprendemos de Pedro en esta historia es que Cristo sabe nuestro potencial y nos impulsará a alcanzarlo; esto se aplica en la crianza de los hijos.

Los acólitos bajan hasta el nivel mucho más bajo, el mar. Suponen que van a localizar allí las seguridades que Jesús les niega al no aceptar la gloria humana. De todos modos encuentran la obscuridad, la zozobra, el miedo. Las aguas turbulentas representan las fuerzas del mal. Son el signo del caos, de la destrucción, de la desaparición. Estoy segura que el corazón de Pedro se llenó de alegría, tanto que sin pensarlo un par de veces se bajó de la barca para hallarse con su Señor; es posible que haya obviado que al salir de la barca tendría que pisar agua y no tierra.

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Si temes, caes o inquietudes, únicamente trata de hallar la mano de Dios. Tómate un día a la vez, regresa de nuevo al camino con la asistencia del Salvador. En el instante en que caigas, como Pedro, es difícil no pensar en ese sentimiento que nos ten presente que nos nos encontramos hundiendo en lugar de rememorar en donde estuvimos, de esa forma es que nos hundimos. ¿Te hallas batallando una adicción o tratando de alterar tu vida? Quizá conseguiste conseguir un año pero en el día 366 caíste, ¿en este momento qué va a pasar? Dejar el bote para dirigirnos al agua realizando estas cosas es elegir la fe sobre la duda.

Era verdadero hombre y como tal, tenía necesidad de la oración para conocer lo que era y exceder la tentación de quedarse en lo material. Al caminar sobre el mar, está probando que era además verdadero Dios. La confesión final es la confirmación de esta experiencia. Rezar es conocer su genuino ser, darse cuenta de lo que hay de Dios en él para lograr vivirlo. Es bien atrayente conocer en los evangelios que Jesús precisa de la oración para conectar con Dios, desbaratando así, la iniciativa simplista que disponemos, de que él era Dios sin más ni más. Jesús, como humano enfrascado en la vida, tiene necesidad de contrarrestar esa inercia de la naturaleza con momentos de genuina contemplación.

Las historias hablan de Pedro dejando la barca para unirse con su Salvador y ¿de qué manera no querer a Pedro? ; mientras que los otros discípulos se han quedado en el bote, Pedro se expuso a parecer un imbécil. Él se enrumbo a lo irreconocible y fue entonces en el momento en que ocurrió el auténtico milagro.

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