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medites del genio lucas escritas
El anfitrión le ponía la mano en el hombro al huésped y le daba un beso de paz. Eran cosas que demandaban los buenos modales, pero que no se cumplieron en un caso así. Pero hay unos pocos que argumentan; y ellos le dan la razón a la sabiduría de Dios.
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En este poema que no es de esta forma por el hecho de que es un cuento que quiere serlo, habita una mosca desprevenida, no una de las moscas de Monterroso. Es una mosca muy particular por el hecho de que prácticamente no es mosca, si bien ella dice que lo es con mucho orgullo. Y los que la observamos desde el prestigio del plato de almuerzo creemos que es una mosca con ganas de serlo a pesar de que en la mirada se le nota que no llegó a tanto. Sometido a varias pruebas de gravedad, el poemario de Víctor Loreto avanza una madurez propia de quien descubrió que es posible ir alén de la colocación de versos para construir un poema. Esto es, experimenta con el lector, le lanza el anzuelo y lo deja allí hasta el momento en que este queda atrapado por la boca de leer.
Pero el tal avión no era negro, se trataba del vuelo 991 de Iberia, el que fue detenido en el campo de aviación de El Galeao por las autoridades brasileiras, por normas del presidente Arturo Illias. La Operación Retorno se quedó congelada en el tiempo, en un poema que roza los deseos de aquella gente recostada de un mito. Juan Domingo Perón es soñado en un poema que vuela sobre la ilusión, sobre una localidad que vive los avatares de un tiempo que se reitera todos y cada uno de los días en las vidrieras de las considerables tiendas porteñas. Como es una carta casi abierta que en el fondo no afirma mucho, me despido de usted con la mano en la calva y los ojos puestos en todos y cada movimiento sísmico de su larga data antipoética.
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Varios de sus servidores más esenciales están en el trasfondo, invisibles pero fundamentales a la causa. a) Simón no se reconocía necesitado de nada, y por ende no sentía amor. Se consideraba un hombre bueno y respetable a los ojos de los demás y de Dios. El verse públicamente con el pelo suelto era una señal de desvergüenza en una mujer judía.
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Esta forma de ser en la escritura se cuestiona desde el yo de un personaje mirado con los ojos cerrados. Construidos en medio del estruendos de la calle, del teatro, en la intimidad reservada de una habitación o en una trifulca callejera, estos versos cantan para festejar, pero también para cuestionar, de este modo para plañir, toda vez que revelan la fragilidad humana, tal como la estupidez añadida a cada dictum cotidiano. Canto y llanto sintetizan a ese animal de carne, hueso y espíritu que se extravía en una avenida y termina divagando en el cosmos. Tanto, que te busco y solo la sombra animal de un árbol atestigua la inquietud, la desaparición de puntillas.
s ejemplar la facilidad y la humildad con que María recibió el mensaje de Dios que tenía que modificar radicalmente su historia. No contamos ni el mucho más mínimo rastro de que se considerara digna de aquel honor, ni de que creyese merecer ningún trato especial de los hombres o de Dios por ser la madre del Mesías. Lejos de recluirse en algún rincón seguro, en el pasaje siguiente la observaremos arrancar un molesto viaje, indudablemente para seguir a contribuir a Elisabet en las dolencias del embarazo en edad muy avanzada.
- Por su parte Lucas, recolecto datos de lo que le contaban los fieles que habían escuchado a San Pablo y además de esto asistió a los apócrifos para completar su libro.
- Y para una cierta sección del pueblo judío, aquello no era bastante.
Que es como decir de su tolerante estilo de espantarle las pulgas al planeta todo. También debo decir más allá de que no afirme nada, que soy viable merced a unos versos que alguien dejó tirados en un viejo hospital de pueblo, y que yo tomé como herencia de un enfermo terminal, el día de hoy olvidado, tirado en una tumba seca, sin marca ni epitafio. De alguna manera debo asegurar que el planeta sufre de gota y de goteras. De alguna manera debo señalar que nada de lo que ocurre en la Cordillera de los Andes me resulta extraño.
A solicitud de Enkidu, Gilgamesh hace un sacrificio y charla primero a Utu, que está al cargo de esa tierra. Cuando da sus motivos a Utu, el Dios llama a sus siete guardianes y héroes del tiempo. Gilgamesh recluta a cincuenta hombres para acompañarlo y pone a su servicio espadas y hachas.
Juego con los versos de este poeta nativo de Táchira para reconocerlo en una obra cuyo brillo resalta en cada uno de sus trabajos, apreciados en la medida de sus sonidos, en la permanencia de un eco poético cuya perfección clásica vertebra los rastros de un idioma que nos tutela en la lectura de sus páginas. Aquel año 77, joven aún, esta ciudad era un remedo de nuestras nostalgias. Una hora alguno cayó en mis manos Obscuro, una hermosa edición, como la mayor parte de las fabricadas por Monte Ávila, donde vacié la angustia de no conocerlo hasta ese instante.
Ajmátova escribió siempre y en todo instante en tono de despedida. La marca de este poema le da el reclamo a quien también formó parte de la traición, del olvido y la lejanía. Por eso no es fácil leer el mal, y bastante menos el que suma el abandono de Dios, el tratamiento “despiadado y grosero” de todo el mundo. En este poema se sintetiza el cosmos poético, la vida, de esta mujer que lo vivió y lo murió todo. De ahí que no sólo l forma acerca a Parra a la poesía de españa, la dada a la recitación considerablemente más que a la reflexión. La considerablemente más fácil pero al unísono destinada a realizar otros instantes de la imaginación verbal.
