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lucas 17 11 19
Fiel sólido de que siempre y en todo instante hay nuevos principios. Ellos Están enfermos, necesitados de amor y de fuerza, y procuran a alguien que los cure. Y Jesús responde liberándolos a todos de su patología. Lecturas de hoy martes para el Beato Evangelio del día 13 de octubre, 2019.
Esos diez leprosos solicitaban por curación desde la lejanía. Jesús les respondió a todos ellos, sin llevar a cabo distinción y todos fueron sanados. No obstante, solo uno se aproximó y dio gracias a Jesús, y era un samaritano. El mensaje de Dios para nosotros puede seguir desde personas impensadas. Cada vez la gente vamos distanciándonos mucho más de Jesús en vez de aproximamos como el samaritano, nos comportamos como los otros nueves leprosos, proseguimos y no nos volvemos para agradecer su misericordia.
Un Leproso Da Las Gracias Por Ser Curado
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Para ser complacido necesitamos ser humildes. El que es soberbio cree que todo se le debe, que lo merece todo y no siente la necesidad de dar un “gracias” sincero por los favores que recibe. Por eso, se necesita una gran humildad para sabernos siempre y en todo instante inmerecedores de las gracias de Dios, de los favores y atenciones de los otros. Comencemos por agradecer cada día a Dios sus dones. Los diez leprosos tuvieron fe en Jesús, pero la del leproso complacido era diferente, tenía algo especial que lo transporta a conocer en Jesús algo mucho más que un curandero, los otros nueve no pasaron de ahí.
El católico es con la aptitud de ofrecer su vida por el resto, pues vió a Jesús en la cruz y descubrió en él al Señor de Vida plena. Ser leproso en aquellas sociedades, por lo tanto, era casi como estar fallecido en vida; la lepra se consideraba como un símbolo de la propia muerte. Cuando un sacerdote evalúa asquerosa a una persona, esa persona queda apartada de la sociedad – separada de su familia – inútil de mantener un trabajo o hacer negocios – achicada a limosnear. Para ser restaurado a la vida habitual se precisa que un sacerdote juzgue que la persona por el momento no es repulsiva. Esa es la razón por la cual Jesús manda los leprosos al sacerdote – a fin de que sus vidas normales sean restauradas.
Como los nueve leprosos desagradecidos, consideramos que nuestras penas son injustas, en la medida en que somos merecedores de bondades, con pleno derecho a los favores. En el pasaje de la pecadora que le besa y lava con lagrimas sus pies, Jesús le afirma al fariseo que al que bastante se le explicación, quiere bastante. Este también es el caso de este leproso, que además de esto era samaritano, cuya vida era solo estar marginado y padecer. Los otros nueve leprosos eran judíos; por esa condición, ellos mismos se consideraban merecedores de la acción de Dios. Pensaban que no debían agradecer algo que les correspondía; además, para ellos la ley es primero que todo. Del mismo modo, los leprosos vivían en las afueras de las aldeas y tenían prohibido aproximarse a absolutamente absolutamente nadie, no a sus familiares.
lucas 17 11 19
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- Demos gracias por nuestra iglesia, nuestros hermanos en Cristo y nuestros líderes.
- “Ser buenos servidores y efectuar lo que agrada a Dios”.
En ámbas historias, la salvación ocurrió solo tras haber obedecido al hombre de Dios. Los leprosos se aproximan a Jesús, guardan la distancia requerida por la ley y le piden a Jesús que tenga misericordia de ellos. Jesús los envía a fin de que vayan donde están los sacerdotes. Señor, gracias por mis triunfos y derrotas, por mis cruces de cada día. Abandono mis preocupaciones y te alabo desde el fondo de mi alma. Gracias por las pruebas, porque con ellas fortaleces mi espíritu y escondes una bendición que me servirá en mi sendero.
Déjame pasar cierto tiempo contando mis bendiciones y siendo complacido/a por ellas. Jesús, de nuevo vengo a estar contigo. Tú que hiciste las gigantes montañas, los inmensos mares, los millones de estrellas, has pensado en mí, ahora mismo, desde toda la eternidad.
Se les puede caer la oreja sin que ellos se den cuanta o lo sientan por el hecho de que perdieron toda sensibilidad. Su cuerpo comenzó a podrirse y expulsa mal fragancia. Y esta condición puede perdurar entre 5 a 20 años. Los judíos y los samaritanos no se mezclaban y se evitaban unos a otros.
Si era así, volvían a la vida habitual y eran readmitidos en el Templo y en la sociedad. Precisamente Jesús no requiere la confirmación por la una parte de los curas, pero nos quiere mostrar un signo que va más allá de la curación o la inclusión religiosa. La relación con Dios no es el cumplimiento de un rito sino una experiencia liberadora y sanadora de lo que realmente contamina la vida.
• Los dos Naamán y el leproso samaritano eran extranjeros que buscaban la salvación mediante un judío de Dios. Jesús, jamás nos dejes subestimarte; Tu Presencia en nuestra vida puede animarnos, sanarnos y asistirnos a ser personas íntegras. Nunca nos abandonarás, Jesús; ayúdanos a ofrecerte las gracias y a honrar Tu Santurrón Nombre. Nótese como Lucas llama la atención a la situación de marginalidad de los leprosos.
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