La Verídica Historia sobre Parabola De La Semilla que los especialistas no quieren que usted conozca

parabola de la semilla

Agradesco a Dios por su ministerio y dedicación. Que nuestro colosal Dios y Salvador JESUCRISTO los siga llenando de su Felicidad. La Gloria sea para Dios hermano… es una alegría que esta leyenda del evangelio sea de Bendición y este llegando a múltiples sitios.

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Parábola De La Semilla De Mostaza

y el enemigo que la sembró es el demonio, y la siega es el propósito de todo el mundo, y los segadores son los ángeles. Pero me da la sensación de que sería muy ingrato contigo, Jesús, si continuara en la indiferencia y ociosidad. Pues tú “estableciste en este planeta tu Iglesia santa, comunidad de fe, promesa y amor, como un organismo aparente. Aquel conjunto de 12 rudos pescadores y unas cuantas mujeres, esa semilla diminuta, llegó a ser un árbol espeso en donde las aves del cielo anidan a su sombra. En verdad, la Iglesia es ese árbol espeso que alarga sus ramas para acogernos con maternal cariño, un árbol espeso en donde tenemos la posibilidad de refugiarnos.

La tierra está tolerando regularmente una transformación abundante conforme la creación de Dios medra y cambia. El plan de Dios siempre y en todo instante fue moldearnos en bellas imágenes de su amor. Él siempre y en todo momento ha deseado formarnos hasta el momento en que paseemos en una relación completa y restaurada con él. Y por la vida y muerte de Cristo, él ha allanado el sendero a fin de que sus deseos se hagan situación. Todo lo que nos queda es que participemos de forma plena en este fantástico desarrollo que él creó para nosotros.

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Es por medio del hacer llegar la palabra de Dios que los nuevos leales nacen y festejan la vida eterna en el cielo. La semilla de mostaza es afín al reino de Dios en la tierra. A través del trabajo de cada fiel el reino continúa medrando.

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En todos los casos, las he plantado ordenadamente, aguardando que prácticamente todas broten y den frutos. El elemento clave de esta parábola es que el agricultor/el sembrador no sabe de qué forma crece la semilla. Y estos que están junto al sendero donde se siembra la palabra, son que en relación oyen, al instante viene Satanás y se transporta la palabra que se ha sembrado en ellos.

Estas personas escuchan el mensaje de Dios pero están distraídas por las cosas interesantes del mundo. Aprecian mucho más su imagen, el trabajo, donde habitan, sus amistades, etc. También tienen la posibilidad de ser personas que están bloqueadas en una situación que consume cada aspecto de su ser.

Sin embargo el día de Pentecostés, solo había unas 120 personas en la segunda planta, esperando el Espíritu Santurrón. Por otro lado, podemos consultar la parábola desde la perspectiva del granjero. — En este momento entiendo que enserio para Dios todos somos iguales. 35 Dios no discrimina a completamente nadie, sino acepta al que le honre y lleve una vida recta. Tu yo solo esparcemos/aventamnos/plantamos la semilla y Dios da el desarrollo. El Espíritu Santurrón se mueve en la semilla que es la palabra de Dios.

Como en toda tierra de labranza, trabajo nunca falta, es tarea de siempre y en todo momento”. El Prelado resaltó que otra actitud es la de “acoger con alegría esa buena semilla, pero halla una tierra llena de piedras, con escasa hondura y sin poder arraigar”. Son quienes afirman que no son creyentes “porque no desean quitar de su vida algo que va contra la ley de Dios.

Se debe tener la seguridad interior, la convicción de que Dios hace su obra, que el Reino de Dios está medrando. El Papa nos comunica asimismo que hay que tener la seguridad de la fecundidad de nuestra distribución. “Uno sabe bien que su vida va a dar frutos, pero sin pretender comprender de qué forma, ni dónde, ni cuándo. Pues una semilla no produjo fruto el día de hoy, no significa que mañana será así.

Escogen ser infecundos y no cambiar su historia al plan de Dios. Una semilla no puede arraigar en un terreno pedregoso”. Fernández subraya que “esta tierra fecunda recibe la Palabra de Dios como un obsequio de lo prominente. No podríamos sugerir frutos de vida eterna si no recibiésemos de lo prominente la felicidad de Dios, que nos hace hijos en el Hijo, si no recibiéramos el Espíritu Santurrón, que nos hace fértiles.

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