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lucas 5 1-11
Vio 2 barcas que estaban al lado de la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a entre las barcas, la de Simón, y le solicitó que la apartara algo de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la multitud. Esa es la primera marca de los acólitos que son pescadores de hombres. A los pescadores que se han afanado toda la noche sin hallar nada, les afirmará Jesús que lleven la barca mar adentro y echen allí las redes para pescar.
Su palabra, desafío a ir alén de lo que hacemos y vivimos, merece seguridad. Entremos en la interioridad y hayamos ido sin miedo a su acercamiento. Jesús, tú, nos invitas a crecer como personas, a volar como las águilas. La utilización del imperfecto (dierrésseto) equivale aquí a la construcción emellen con infinitivo (BDF, n. 323.4). En verdad, no llegaron a reventarse, ya que los pescadores logran ocupar dos barcas con el producto de la pesca.
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Juan asegura, en la existencia de 2 de sus acólitos, “hete aquí el Cordero de Dios”, y los 2 seguidores comienzan a proseguir a Jesús. Uno de esos acólitos, Andrés, después va a buscar a su hermano, Simón, y le afirma “hemos hallado al Mesías”, y los 2 van al acercamiento de Jesús. Jesús le da a Simón un nuevo nombre, Pedro. No hay plática sobre las redes, la pesca, o los acólitos dejando todo atrás para seguir a Jesús. Si bien el cuarto evangelista no se encuentra dentro de los sinópticos, sin embargo, de nuevo este es el principio del ministerio de Jesús.
San Josemaría Escrivá De Balaguer (1902
Este milagro nos revela el poder y la generosidad de Dios. Jesús sabía lo que le agradaría a Simón, quien nunca olvidaría esa atrapa de peces. Un día se encontraba Jesús a riberas del lago de Genesaret, y la gente lo apretujaba para sentir el mensaje de Dios.
- Un hombre salvo no quiere ir al cielo solo.
El evangelio de este día no nos habla sobre el mal, pero sí nos puede sugerir alguna luz para tratar de comprenderlo y de aceptarlo. Mucho más aún, Él mismo es un secreto que no podemos entender y muy frecuentemente su modo de actuar nos llama la atención, nos confunde y nos “destantea”. En este momento el profeta Isaías nos afirmaba que “los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos, ni sus caminos son nuestros camino.” . Dios santo, dame la fe que me convierta en un instrumento dócil que responda con prontitud a lo que quieras pedirme. Esperemos que nosotros, como Pedro, creamos en Jesús y obedezcamos su palabra. El énfasis es en el papel que los discípulos tendrán en la evangelización.
lucas 5 1-11
Dejar de pelear, de pescar, nos bajamos de la barca, dejamos la red y no hacemos en frente de los problemas. A Simón y a sus compañeros les logró Jesús una enorme iniciativa y se han riesgoso dejándolo todo para proseguirlo. Son las notables apuestas las que tienen la posibilidad de modificar nuestras vidas, tal como sacarnos de nuestros ensimismamientos, fracasos e incluso de nuestros errores. Qué fecundas serían nuestras apuestas, si nos lanzáramos a efectuarlas tal y como si estuviéramos comenzando y no tal y como si estuviésemos terminando la vida. Estamos en la 5ª semana del Tiempo Ordinario y la Liturgia nos recomienda proceder a fiamos de Jesús, de su Palabra, para que su fuerza y vitalidad conviertan nuestras vidas y para que nuestra misión sea fecunda. 11 Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.
Una aventura está a puntito de desplegarse, un encuentro que es extremista y que cambia la vida. Simón el pescador, llamado por Jesús a ir alén de su región de seguridad, pone la barca de su historia afuera en aguas profundas. Su fe y confianza es retribuida abundantemente. Desde ese instante a partir de ahora su vida entera va a estar centrada en Jesús.
Es la vocación para poner en práctica de la manera más óptima en su medio preciso las habilidades y los dones concedidos por Dios para beneficio común. Diferentes funcionalidades y tareas, diversos llamados y dones de Dios, pero siempre y en todo momento y en todo momento puestos al servicio de la red social entera, y no para la gloria personal. Lc 5,1-11 tiene dentro la llamada “vocación de Pedro”. En Mt y Mc esta vocación tiene una forma muy resumida, sin el milagro de la pesca y el diálogo entre Jesús y Pedro, y concentrada en el llamado y el rastreo inmediato. Esos textos resaltan mucho más la autonomía de Jesús, al paso que el de Lc trabaja más sobre la transformación de Pedro.
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En lo que hace referencia al personaje, tanto aquí como en los vv. 4 y 5 se le llama sencillamente Simón, pero en el v. 8 se utiliza el nombre terminado Simón Petros, que sin lugar a dudas proviene de «L». La decisión de la barca de Pedro da particular relieve al personaje que va a ser el jefe del grupo de discípulos que, a su debido tiempo, van a reunirse cerca de Jesús. Simón reconoce que la palabra de Jesús ordena con autoridad y que es con la capacidad de realizar lo que es imposible poder con fuerzas humanas. Profesor, en razón de tu palabra… La interpelación «Maestro» es característica del Evangelio de Lucas.
San Lucas cuenta la vocación de Pedro y de los primeros seguidores de forma levemente distinta a los otros evangelios (cfr Mt 4,18-25; Mc 1,16-20; Jn 1,35-51). Los 4 evangelios anotan que la llamada sucedió en los inicios de la vida pública, y los 4 recuerdan la voz apremiante de Cristo y la contestación instantánea de los discípulos. Y ellos, sacando las barcas a tierra, dejadas todas las cosas, le prosiguieron. —Guía mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca. En otras expresiones, Si estas redes no se hubieran lavado y estirado apropiadamente en la Palabra de Dios y en el Espíritu Beato se hubiesen roto y esa colosal pesca se hubiera perdido.
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