La verdad prohibida sobre 1 Juan 4 16 Revelada por un Professional

1 juan 4 16

Dios es amor, y el que prosigue en amor prosigue en Dios y Dios en él. Dios es amor; y el que permanece en el cariño, permanece en Dios, y Dios en él. 14 Y nosotros hemos visto y ofrecemos testimonio de que el Padre envió al Hijo para ser el Salvador de todo el planeta. 15 Todo el que que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios prosigue en él y él en Dios. 16 Y nosotros llegamos a comprender y hemos creído el cariño que Dios tiene para nosotros. Dios es amor, y el que continúa en amor permanece en Dios y Dios continúa en él.

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B El Cariño Perfeccionado En Nosotros.

En esa clase de amor no hay temor, pues el cariño especial expulsa todo miedo. Si poseemos temor es por temor al castigo, y esto exhibe que no hemos experimentado absolutamente el especial amor de Dios. Y nosotros hemos visto y ofrecemos testimonio de que el Padre ha enviado al Hijo como Salvador de todo el mundo. Nosotros procedemos de Dios; el que conoce a Dios, nos escucha; el que no procede de Dios, no nos escucha. De ahí que conocemos el espíritu de la realidad y el espíritu del error. Ellos proceden del mundo, de ahí que hablan de sitio de este mundo, y el planeta los escucha.

Dios es caridad; y el que prosigue en caridad, continúa en Dios, y Dios en él. Dios es amor; y el que vive en amor, vive en Dios, y Dios en él. Esta es la respuesta de la que Juan habla en el versículo 16. Nosotros llegamos a conocerle y hemos creído el cariño que Dios tiene para con nosotros. Dios te desea tanto que mandó a Su único Hijo, a Jesucristo, a este planeta para que todo el que que creyese en Él, no se perdiera, sino más bien tuviese vida eterna.

Ningún sujeto puede imaginar la vida sin promesa. La esperanza nos alimenta a enfrentar desafíos inviábles. La promesa es la expectativa de que obtendremos lo que deseamos. La promesa es un regalo especial dado por Dios a través de su felicidad para combatir las injusticias de nuestras vidas del día a día y las situaciones considerablemente más bien bien difíciles. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Y en este momento continúan la fe, la promesa, el cariño, estos tres; Pero el mayor de ellos es el cariño.

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Siendo nacidos de Dios y mantenerse en Él, contamos la capacidad de amar; pero es una resolución de nuestra intención el acercarnos a esa fuente y dársela a otros. Por lo tanto nos es dado el mandamiento de querer, El que desea a Dios, ame también a su hermano. Se puede ser un enano espiritual por carecer de amor. Se puede comprender la Palabra, jamás faltar a un servicio, orar fervientemente y demostrar tener dones del Espíritu. Sin embargo, en todo eso se puede ser como Caín, quien ofreció a Dios el fruto de sus manos y no el fruto del Espíritu.

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Jesús disculpó a esos QUE LE CLAVARON esos clavos en Sus manos y pies, exactamente la misma a las multitudes que se burlaron de Él, mientras que Él moría. La marca de la cristiana genuina es el cariño. Lo que el Nuevo Testamento heleno llama “el cariño ágape.” Es un amor que no está apoyado en nuestra intención, ni en nuestras conmuevas. Es un amor apoyado en buscar el bien de los demás, sea quien sea. Amados, aamémonos unos a otros, por dado que el bamor es de Dios.

El que sigue en amor, continúa en Dios, y Dios en él. Y nosotros conocimos, y creido el amor que Dios tiene por nosotros. Dios es amor; y el que mora en amor mora en Dios, y Dios en él. Además llegamos a comprender y confiar en el cariño que YAHWEH tiene para nosotros. YAHWEH es amor; y todos y cada uno de los que prosiguen en este amor, continúan unidos con YAHWEH, y YAHWEH continúa unido con ellos. Así mismo llegamos a saber y opinar que Dios nos quiere.

Y nosotros hemos llegado a entender y hemos creído el cariño que Dios tiene para nosotros. Dios es amor; y el que vive en amor, vive en Dios, y Dios en Él. Requerimos ver esto totalmente y recibir el cariño Paternal de Dios. En esta manera equivocada de meditar, varios se imaginan que escogen al amable y amoroso Jesús.

Y en este momento continúan la fe, la promesa y el cariño, estos tres; pero el mayor de ellos es el cariño. 14Y nosotros vimos y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador de todo el mundo. Que reconocemos que fue enviado al planeta como hombre. No se debe caminar por el planeta tratando conseguir agradar a el resto, ni llenando las expectativas de los otros.

y que envió a su Hijo, Jesucristo, a fallecer por nosotros, un acto supremo de amor sacrificial. El cariño es lo que motivó a Dios Padre a enviar a su único Hijo a fallecer por nosotros. Consecuentemente, el cariño es la virtud sobre la que se apoyan toda la fe y toda la promesa cristiana.

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