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lucas 19 1-10
El auténtico acercamiento con el Señor convierte y purifica la vida pasada, nos lanza al inmenso horizonte del amor a Dios y nos transporta a comunicarlo a el resto con alegría y entusiasmo. Si Jesús no hubiera mirado a Zaqueo, quizá hubiera continuado como un espectador más de su paso por las calles de Jericó. Jesús habría pasado al lado, pero no hubiese entrado en su historia. Zaqueo no piensa que la curiosidad, que lo llevó a un ademán tan singular, era ahora fruto de una misericordia anterior, que lo atraía y próximamente le transformaría en lo considerablemente más profundo de su alma. “Ya que el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. El relato comienza mostrándonos a un pecador necesitado de la salvación que Jesús ofrecía.
“El Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido” San Lucas (19, 1-10)
— Reinaldo Gadea (@gadeaperez) November 17, 2020
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En el momento en que oímos la Palabra de las Escrituras debemos entender lo que desean decir espiritualmente y debemos reconocer el género de cambios que van a ocurrir en el instante en que escuchemos esas Palabras y creamos en ellas. Es precisamente lo mismo en el momento en que leen el pasaje de las Escrituras de hoy. Esto se origina por que todos los pasajes de las Escrituras son Expresiones que el Señor nos ofrece. Como este Zaqueo, somos personas que tienen riquezas en este mundo, prestigio y poder y somos personas que tienen debilidades humanas. De ahí que debemos percatarnos de por qué Zaqueo cambió tanto después de haber popular al Señor, y por eso debemos recibir la bendición de alterar profundamente como Zaqueo.
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nacemos con 12 tipos de errores y morimos tras cometer estos 12 géneros de errores todos y cada uno de los días, estación tras estación y un año tras otro. Si Jesús no hubiese vertido sangre, no habría remisión de los fallos. Además de esto Jesús pudo verter Su preciosa sangre a través de Su bautismo.
Lo esencial es que en este bautismo de Jesús, Juan el Bautista puso ámbas manos sobre la cabeza de Jesús. La imposición de manos supone transladar los errores a la ofrenda. En el momento en que Aarón, el Sumo Sacerdote, ponía las manos sobre la cabeza del chivo expiatorio, todos los errores cada un año de los israelitas eran pasados al chivo (Levítico 16, 21).
lucas 19 1-diez
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“Y intentaba ver á Jesús quién fuera; mas no podía á causa de la multitud, ya que era pequeño de estatura” (v. 3). Como el hombre ciego en capítulo 18, Zaqueo desesperadamente quiere ver. Asimismo, como el hombre ciego, está con limite físicamente y, de ahí que, no puede ver. En cada una de estas ocasiones, Jesús le da la vuelta a lo habitual.
En aquel día, Zaqueo miró a la carretera que entraba en Jericó y vio a una multitud de personas viniendo en su dirección. Él no sabía que Jesús venía, pero una gran multitud se se encontraba reuniendo por el hecho de que todos anhelaban verlo. No hay nada más sanador que la Palabra de Dios. Al meditar todas las lecturas de hoy con el Santurrón Evangelio del día con Lucas 19,1-10, profundizas en tu relación personal con Dios. La oración del día expresa una petición de transformación.
Cuando suponemos en Jesús no debemos opinar en Él suponiendo que es un sabio considerablemente más de los 4 gigantes sabios. Jesús no es un hombre sabio solamente, sino que es el Maestro de la Creación, que creó el cosmos y todo lo que hay en él. Además, es el Salvador que vino a socorrer a la gente de sus fallos. Es el que vino al planeta para socorrer de los fallos. Estoy diciendo que es el Mesías que ha borrado todos nuestros errores y nos ha bendecido al alterar nuestro estado de pecadores a justos y hacernos hijos de Dios. Al haber popular a Jesús, quien tomó deber por su pasado, presente y futuro, Zaqueo pudo recibir toda la felicidad que el Señor deseó ofrecer.
En ese instante, todos nuestros errores fueron transferidos a Jesús. ¿Qué hizo Jesús por nosotros al venir al mundo? Tomó todos nuestros errores absolutamente al ser bautizado.
Esa no sería la acción de un invitado, sino de un intruso no bienvenido”. Si Zaqueo tuviera un corazón pequeño, se habría rendido y no se hubiese esforzado en buscar a Jesús. “Pero Zaqueo había tenido una gran voluntad para hacerse rico, y había encontrado la forma de conseguirlo.
Su nombre era Zaqueo, y la Biblia afirma que era jefe de los publicanos. Los publicanos eran judíos que se dedicaban a cobrar los impuestos que los romanos habían impuesto sobre Israel, y este trabajo era muy menospreciado entre ellos. Esto transformaba a un publicano en entre los peores pecadores en Israel, y Zaqueo no solo era uno, sino el jefe. Merced al acompañamiento leal de nuestros asociados financieros, American Bible Society ha ayudado a la gente a interactuar con el mensaje transformador de la Palabra de Dios durante más de 200 años. —Desde el día de hoy, tú y tu familia son salvos, ya que eres un auténtico descendiente de Abraham.