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Feuerbach y Nietzsche -2 filósofos ateos del siglo pasado- lanzaron sus teorías del “super-hombre” y del dominio del más fuerte. Esa triste “ley del más fuerte” impone frecuentemente el método de accionar entre los hombres, ¡tan penosa y de tan lamentables secuelas para la convivencia humana! Y sucede que el poder, la ambición desenfrenada y la soberbia prepotente pudre el corazón de los hombres y crea reales infiernos. Cuántas ocasiones, en cambio, comprobamos que crear ignorando a Dios y su voluntad nos transporta a la desilusión, la tristeza y al sentimiento de derrota. La experiencia del pecado como rechazo a proseguirle, como ofensa a su amistad, ensombrece nuestro corazón.
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Mi Yugo Es Llevadero Y Mi Carga Ligera
de legalistas que los instructores religiosos de la Ley han por defecto sobre ti. Venid a mí, voy a recibir su carga y hallaréis reposo conmigo.” El deleite de Dios es en la comunicación de su gracia a los humildes de corazón que tienen una fe infantil fácil en él.
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo les haré reposar. »Venid a mí todos los que estáis cansados y oprimidos, y yo les aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy afable y humilde de corazón, y hallaréis reposo para vuestras almas. “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis reposo”. Jesús…hace nuestra vida más clara y considerablemente más simple, mucho más humilde y mucho más sana… Nos invita a proseguirlo por el mismo sendero que él ha recorrido. Por eso puede comprender nuestras adversidades y nuestros sacrificios, puede perdonar nuestras torpezas y errores, animándonos siempre y en todo momento a levantarnos.
Había un granjero labrando con un par de bueyes. En el instante en que vi a estos bueyes de alguna forma me sorprendí, por el hecho de que uno era colosal y el otro era muy pequeño novillo. Este buey resaltaba sobre el pequeño novillo que trabajaba con él. Yo se encontraba sorprendido y desconcertado de ver un granjero intentando de arar con dos animales tan dispares en el yugo y comenté esta disparidad al hombre con el cual yo estaba viajando. El detuvo el carro y ha dicho, ‘Deseo que te des cuenta de algo. ¿Ves la forma como esas huellas están enganchadas al yugo?
#EvangelioDelDía Mateo 11,25-30
"En aquel tiempo, exclamó Jesús:
Venid a mí todos los que estáis cansados y estresados, y yo les aliviaré"— Hermandad de San Gonzalo (@HdadSanGonzalo) October 15, 2019
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Sagrado Corazón de Jesús, haz mi corazón semejante al tuyo. La incitación de Jesús es a seguirlo, pero de una forma que libera y da mucha alegría, aun cuando la vida trae sus cargas. Se las puedo pasar a Jesús en este tiempo de oración. Sin embargo, en y con Jesús, estos son sencillos y ligeros. “El yugo de Jesús es simple, no por el hecho de que hace ordenes rápidos, sino más bien porque representa entrar en una relación de seguidor”.
Tomad sobre nosotros el yugo mío, y dejaos educar por Mí, por el hecho de que manso soy y humilde en el corazón; y encontraréis reposo para vuestras vidas. La llamada a la confianza se expresa con palabras afables. Jesús se da para prestar consuelo en el padecimiento, para aliviar el agobio que nuestra vida atareada nos genera. ¡Qué mensaje considerablemente más adecuado para la sociedad de la que formamos parte que siempre y en todo momento tiene prisa! La vida jamás será un paseo, siempre y en todo momento deberemos cargar con dificultades. Pero Jesús nos muestra su corazón afable y humilde para lograr reposar en él.
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Los niños o pequeños no son figura de inocencia u honestidad, sino de dependencia, marginación, apertura y receptividad. La designación pequeños entiende a todas las personas marginadas, incluyendo a pobres, oprimidos, estresados y deprimidos por no poder ver ningún futuro para sus vidas. Por otra parte, este texto empalma con Mateo 18,1-4, donde Jesús insiste en la necesidad de resultar como niño para entrar al Reino de los cielos. Aquellas gentes humildes que vivían haciendo un trabajo sus tierras para sacar adelante una familia, acogían con gozo su mensaje de un Dios Padre, preocupado de sus hijos, más que nada, de los mucho más olvidados.
“La palabra simple está en el heleno chrestos, la cual puede significar a medida. En Palestina, los yugos se hacían de madera… El yugo se ajustaba esmeradamente, a fin de que quedara bien y no hiriera el cuello del animal paciente. El yugo era hecho a la medida para que le quedara al buey”. El yugo de Jesús no tiene nada que ver con las preocupaciones que nos están prohibidas. El yugo de Jesús es simple y veloz al tiempo que no nos rebelemos contra él. El yugo de Jesús es bien simple y rápido en comparación del yugo de otros.
29Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis reposo para vuestras almas. «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por visto que has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has dado a entender a los fáciles…»Además el día de hoy el pueblo sencillo capta mejor que absolutamente nadie el Evangelio. A ellos se les revela el Padre mejor que a los “entendidos” en religión. En el instante en que oyen charlar de Jesús, confían en él de manera prácticamente espontánea.
Venid á mí todos y cada uno de los que estáis trabajados y cargados, que yo les voy a hacer reposar. Estas salvedades demuestran que el Evangelio puede traer buenas novedades para los ricos y poderosos asimismo, pero es mucho más bien bien difícil que personas con enormes elementos personales, sean monetarios o intelectuales, acepten su necesidad por Cristo. Cristo bendice al implorante humilde, y es bien difícil para los ricos y poderosos ser humilde o implorante. Ante los errores personales, el alma humilde se levanta en seguida, pide perdón, y regresa a pelear con más ímpetu que antes, buscando la fortaleza, el cobijo y el acompañamiento de tu felicidad. El humilde, en cambio, regresa a empezar sin nerviosismos, y no se exaspera ante las restricciones de los que le cubren.