La historia no contada sobre Hebreos que tienes que leer

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Volved a la fortaleza, oh cautivos de la promesa; hoy mismo aviso que el doble te restituiré. Alma mía, espera en silencio únicamente en Dios, puesto que de El viene mi promesa. Por ende, mis amados hermanos, estad firmes, constantes, abundando siempre y en todo momento en la obra del Señor, a sabiendas de que tu trabajo en el Señor no es en vano.

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Promesa Anclada En Jesús

Él quiere que tengamos ánimo y que nuestro ánimo sea la seguridad de que todas sus promesas se harán realidad para nosotros y que nuestro futuro está permanente en Su mano para nuestro bien. Esta confianza nos ofrece plena seguridad; es como el ancla de un barco, que lo sostiene firme y inmovil exactamente en el mismo lugar. Y esta seguridad nos la da Jesucristo, que traspasó la cortina del templo de Dios en el cielo y entró al rincón mucho más sagrado. Únicamente Él puede ser el ancla que te mantiene permanente en el momento en que la tempestad se regresa cada vez más y más fuerte.

• Conque observamos que Dios no es inconsistente.
• No obstante, como la mentira está tan arraigada en nuestra cultura, habrá tiempos en el momento en que será necesario comprobar nuestra palabra con juramento.

Estas son mis causas para meditar así, y oro a fin de que ellas les den una profunda idea del precaución soberano de Dios por nuestra perseverancia y promesa y ánimo. Ustedes no son abandonados a sí mismos, a fin de que se soporten durante las tormentas de la vida. Conque nuestra ancla -nuestro futuro prometido- es seguro, es firme; y es la obra consumada y adquirida de Jesús, nuestro Sumo Sacerdote. 2) Orar fervorosamente para que Dios abra nuestra cabeza y corazón a Su excelencia y a esta seguridad, y también incline nuestra esperanza a Él. Lo que hemos visto la semana previo en los versículos es que Dios ha caminado una milla agregado al velar pues tengamos fortaleza de ánimo para aferrarnos a nuestra promesa.

Integrantes de esa nación están en todas unas partes del planeta. Han mantenido su identidad nacional en adondequiera que fueron. A través de los siglos, su número ha multiplicado hasta millones de millones. Abraham no comprendió la enorme promesa que Dios le dio. Entendió que Isaac iba a ser el progenitor de una gran nación, y esto le consoló. Comprendió que más adelante esa nación sería fuerte, por dado que derrotaría a sus contrincantes.

La promesa es bien difícil de hallar en la actualidad. Disponemos esa promesa tan fuerte y segura como un ancla que nos sostiene. Abram estaba en la tierra que Dios le había prometido, pero todavía no tenía hijos. ¿Dónde estaba la familia grande de que le había hablado Dios? Pasaron los años, y el Señor enseñó varias cosas a Abram y su mujer. Cambió sus nombres por Abraham , y Sara , pero no les dio hijo.

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Por fin pasó el tiempo en que humanamente pudieran tener hijos. Por poco pierden la promesa de que Dios les fuera a cumplir la promesa. ¡Entonces por milagro de Dios nació un niño! Lo llamaron Isaac que significa “risa”. Era la alegría de su crónica, y la confirmación de sus años de seguridad en el Señor.

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Esta es la intención de Dios para nosotros, que tengamos fortaleza de ánimo para echar mano de nuestra promesa. 5) Asistirnos unos a otros a efectuar todas y cada una estas cosas en nuestros conjuntos pequeños. Exhortándonos unos a otros a hallar la promesa. Significa depositar nuestro tesoro en esa promesa. Anhelarla como se ansía la llegada del amanecer tras una extendida, obscura y lúgubre noche. Hay, al menos, cinco principios prácticos que usted tiene la posibilidad de emplear para desplazar su corazón a fin de conseguir su promesa.

No obstante, como la mentira está tan arraigada en nuestra cultura, va a haber tiempos cuando va a ser necesario corroborar nuestra palabra con juramento. En ocasiones son muchos ligeras para mantener el peso del barco. A veces los que tiran el ancla no lo asientan bien, y ella se corre bajo las olas, llevando al barco a la destrucción. A veces se rompe el nudo que une el ancla con el barco. Por eso los navíos enormes llevan muchas anclas. • Requerimos una ancla que nos mantiene seguros en Dios en el momento en que la situación es confusa y cuando Satanás nos agrede con inquietudes y tentaciones.

• La promesa de victoria sobre los enemigos se cumplió en parte cuando Josué conquistó la tierra de Canaán. Otro cumplimiento de esta promesa sucedió en el momento en que Jesús venció a Satanás, el pecado, y la desaparición. Logró esto cuando murió en la cruz y resucitó. Su cumplimiento final va a ser en el momento en que Jesús venga a reinar sobre el planeta entero a lo largo del milenio.

Y comprendió que de alguna forma todo el planeta recibiría bendición por medio de esa nación. • Prometió que por medio de su simiente todas las naciones de todo el planeta recibirían bendición. La simiente de que hablaba es Jesucristo. Jesús dijo que nuestro sí debe ser sí, y nuestro no debe ser no. Si siempre y en todo momento mencionamos la realidad, nadie va a tener fundamento por el que dudar nuestra palabra.

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