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lucas
Vivimos en tiempos de derechos, en el momento en que parece que cada día es mucho más larga la lista de lo que clamamos que es nuestro por derecho. Pero, ¿de qué manera podemos ser contentos sin ser agradecidos/as? Todos fueron sanados, pero solo uno volvió para agradecer a Jesús.
- ¿Cuál es la causa del agradecimiento a Dios y a Jesús de este samaritano?
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Comentario Del San Lucas 17:11
Ser hechos limpios incluye dimensiones socorrieres como la salud habitual y religiosa. En este momento, los que eran leprosos han sido restaurados y pueden regresar a entrar en la sociedad – una vez más podrán loar en la sinagoga y en el templo. Este aspecto es pequeño pero esencial. Ley judía y naturaleza humana conspiran para llevar a cabo al leproso invisible. Gente tiende a ignorar enfermos y moribundos, ya que sufrimiento y muerte nos ponen incómodos. Tenemos la posibilidad de ser reforzados sabiendo que el que vio a los leprosos asimismo ve nuestro mal.
El sanar a un leproso restituye a esa persona a su red social. Al regresar a Jesús, el samaritano escuchó que Jesús lo bendecía y lo animaba. Tomarse el tiempo de dar gracias y dirigirme a Dios me deja recibir una bendición más profunda al recibir la respuesta que él me da.
En tal sentido, los leprosos vivían en las afueras de las aldeas y tenían contraindicado aproximarse a nadie, ni siquiera a sus familiares. Al caminar tenían que comunicar su desgracia, voceando “impuro” a fin de que el resto personas los esquivasen. Es que la lepra era considerada como símbolo o efecto del pecado. Los leprosos eran, según la ley descriptiva en el libro del Levítico, impuros; como semejantes, debían vivir marginados fuera del contacto con los no leprosos. Y, mientras que iban de camino, quedaron limpios. Uno, viendo que se encontraba curado, se volvió alabando a Dios a grandes chillidos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias.
El leproso complacido puede ver que la relación con Jesús no es únicamente una ayuda para subsistir en los vaivenes de todo el mundo, sino que otorga dignidad y sentido. La respuesta de Jesús es curiosa, “vayan a presentarse a lossacerdotes”, si bien es lógico puesto que siendo la lepra una nosología relacionada con lo espiritual, era el sacerdote quien confirmaba si la enfermedad estaba curada o no. Si era de este modo, volvían a la vida frecuente y eran readmitidos en el Templo y en la sociedad. Precisamente Jesús no requiere la confirmación por la parte de los curas, pero nos quiere enseñar un signo que va alén de la curación o la inclusión religiosa. La relación con Dios no es el cumplimiento de un rito sino más bien una experiencia liberadora y sanadora de lo que verdaderamente contamina la vida. Estos leprosos se dirigen de lejos a Jesús por el hecho de que cumplían las prescripciones legales eludiendo el contacto con la gente sanas, y le solicitan compasión.
lucas
En el sendero se dan cuenta que su piel es novedosa, la lepra se ha ido, fueron sanados. Estos semejantes, ya que, como imperfectos, van a ser del número nueve, pues precisan de uno mucho más para formar alguna unidad y ser diez. Los diez leprosos tuvieron fe en Jesús desde el momento en que se pusieron en camino para cumplir su consigna. Si no hubiesen confiado en que sanarían no hubiera tenido sentido seguir a los curas a enseñar su curación. El relato nos enseña que no solo debemos soliciar a Dios el “don” que necesitamos, sino más bien también darle las gracias después de haberlo recibido.
«Naamán, jefe del ejército del rey de Aram, era hombre muy estimado y favorecido por su señor, pues por su medio había dado YHWH la victoria a Aram. Este hombre era poderoso, pero tenía lepra» . ¿De qué forma les respondió Jesús a los diez hombres?
No era judío, o sea no pertenecía al pueblo de Dios. Los judíos y samaritanos eran enemigos, pero no de Jesús. Ese detalle “Y este era samaritano”, V. 16 b, indica, que muy pronto, con su muerte en la cruz del Suplicio derribaría de una vez y para toda la vida la separación entre judíos y gentiles. que conozcamos Su voluntad en todos y cada instante de nuestra vida.
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Esa es la razón por la que Jesús manda los leprosos al sacerdote – a fin de que sus vidas normales sean restauradas. Sin embargo, también tiene otro propósito. Estos leprosos darán a los curas testimonio del gran poder que tiene Jesús. En el momento en que los sacerdotes juzgan limpios a los leprosos, su declaración comprobará el poder de Dios que tiene Jesús. Jesús no detalla que los leprosos vayan a un sacerdote judío. Por eso, es concebible que el samaritano logre acudir a un sacerdote samaritano.
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Nos tenemos la posibilidad de imaginar a los otros nueve, separándose cada uno de ellos por su camino, ansiosos de regresar a sus vidas viejas. El desenlace de esta crisis también pone fin a la comunidad que gozaban como leprosos. Es por tal razón que en el texto de hoy, leemos que los diez leprosos se pararon a lo lejos para soliciar la compasión del profesor. Seguro que debían entender la popularidad de Jesús, y pusieron en él su promesa de liberación de tan penosa nosología. «En el camino, los diez leprosos, han quedado limpios y solo uno de ellos, viéndose curado, volvió gloriando a Dios» (Lc 17, 14-15). Yendo Jesús sendero de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.