Justo Informe Revela 5 problemas nuevos sobre Libro De Los Hechos

libro de los hechos

Esta es la última vez en Hechos que se cuenta el hablar en lenguas como exhibe de recibir el Espíritu. Estos 12 hombres llegaron a ser el núcleo de la iglesia en Éfeso. Ya que Dios se separó del orden usual y les concedió el Espíritu por la imposición de manos fue prueba de que Pablo era igual a los demás apóstoles y, en consecuencia, el siervo de Dios para entablar la Iglesia. Los epicúreos anhelaban exitación y su filosofía se basaba en la experiencia, no en la razón.

Aún tenemos el testimonio de los apóstoles, recogidos en los escritos del Nuevo Testamento, y no debemos esperar que haya este tipo de apóstoles viviendo hoy entre nosotros. Estos versículos establecen los requisitos para el trabajo de apóstol, que fueron exclusivos para los apóstoles nombrados en las Escrituras. Primero, debían ser instruidos directamente por Jesús. Segundo, tenían que haber visto a Jesús tras su resurrección. Y tercero, tenían que ser nombrados a su trabajo por Dios mismo. Los once apóstoles cumplían con estos requisitos por visto que fueron instruidos por Jesús durante su ministerio terrenal, lo vieron después de su resurrección, y todos habían sido nombrados por Jesús mismo.

Hechos 18

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Es atrayente notar que lo último que hace en Hechos es secundar a Pablo y su ministerio, tanto como lo hacen sus últimas expresiones escritas (2 P 3.15, 16). Pedro repasó los tratos de Dios con él con relación a los gentiles (Hch diez–11), haciendo hincapié en que Dios los había aceptado al proporcionarles el mismo Espíritu que a los judíos en Pentecostés. Adondequiera que la obra de Dios avanza, Satanás empieza a oponérsele y comúnmente trabaja a través de mentiras. Muchas iglesias hoy día son ineficaces debido a que creen «patrañas religiosas» en lugar de opinar la Palabra de Dios. Ciertos fariseos de la iglesia de Jerusalén (vv. 5, 24) habían llegado a Antioquía y les habían dicho a los fieles gentiles que sus salvación no era válida salvo que se circuncidaran y obedecieran la Ley de Moisés.

También existen muchas referencias sobre esos que rechazaron la realidad que los discípulos predicaban acerca del Señor Jesucristo. El poder, la avaricia, y muchos otros vicios del demonio se patentizan en el libro de Hechos. Y echaron suertes, y la fortuna cayó sobre aMatías; y fue contado con los once apóstoles. Hechos 21–28 En Jerusalén, Pablo es detenido y sigue atestiguando de Jesucristo.

Pero Dios anuló las equivocaciones de su siervo y las usó para su gloria y para el bien de la Iglesia. Mientras que Pablo estuvo preso en Roma, escribió las cartas a los Efesios, Filipenses, Colosenses y Filemón, mensajes llenos con la verdad de la Iglesia que desesperadamente se necesitan hoy. En el momento en que la luz del cielo estaba en su mayor esplendor (al mediodía), las tinieblas satánicas del corazón de Pablo estaban en su mayor consistencia, por dado que había salido para arrestar a todos los cristianos que pudiese localizar. Pero Dios, en su gracia, derribó a Pablo con una enorme luz del cielo. El pecador está en tinieblas hasta el momento en que la luz de Dios reluce en él . Pablo vio y oyó al Cristo glorificado, confió en Él y fue salvado.

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Nuestro propósito es evangelizar, lo que sencillamente significa dar a tanta gente como resulte posible por lo menos una oportunidad de oír el evangelio. Comprendemos que no todos se salvarán, pero debemos darle a todos por lo menos una ocasión de oír de Cristo y la cruz. Pablo evangelizó al mundo de la ciudad de roma sin imprenta, sin estación de radio o televisión, sin aviones y sin ninguno de los artefactos modernos de los que disponemos. ¡Cuánto mucho más debemos ser capaces de poder en este día de maravillas científicas! «Al que bastante se le haya confiado, más se le solicitará» (Lc 12.48). Al revisar este primer viaje misionero se puede observar los principios básicos que Pablo prosiguió al procurar llevar el evangelio al mundo.

Otros piensan que Cristo se puso de pie como testigo, la posición usual de los presentes en la corte judía que testimonian del mensaje y ministerio de su siervo. Quizás se debe tener presente Lucas 22.69; está claro que los líderes judíos recordarían el testimonio de Cristo. Israel había cometido 2 homicidos y se encontraba a punto de cometer el tercero. Al permitir que matasen a Juan el Bautista, rechazaron al Padre que había enviado a Juan para elaborar el camino a Cristo. En este momento, al matar a Esteban, estaban llegando al «pecado imperdonable» final (Mt 12.31, 32) de soportar al Espíritu Santurrón. Dios hubiera perdonado a la nación por la manera en que trataron a su Hijo, pero no podría perdonar a los judíos cuando resistieran al Espíritu que testificaba con tanto poder sobre su Hijo.

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Después, Priscila y Aquila fueron con él a Éfeso, donde instruyeron a Apolos (vv. 18, 24–28). Tenían un grupo católico en su casa de Éfeso (1 Co 16.19), pero posteriormente Pablo los saludó en Roma (Ro 16.3). Ellos nos son buenos ejemplos de cristianos que abrieron sus corazones y sus hogares para ser útil al Señor. Este capítulo exhibe tres reacciones distintas hacia el evangelio, y logramos hallar estas reacciones en el mundo hoy. Múltiples personas se oponen abiertamente a la Palabra; otros se mofan, burlan o aplazan la toma de alguna resolución; y ciertos reciben la Palabra y creen. Pablo persistió en continuar como siervo fiel y asimismo debemos realizarlo nosotros «por el hecho de que a su tiempo segaremos, si no desmayamos» (Gl 6.9).

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En Troas aguardaba conseguir a Tito y recibir reportes de primera mano en relación a la situación en Corinto. Había enviado a Tito allí a fin de que procurara corregir algunos problemas (2 Co 7.13–15; 12.17, 18). En el momento en que este no llegó, Pablo avanzó a Macedonia, visitando las iglesias; allí halló a su colaborador (2 Co 2.12, 13). Pasó tres meses en Grecia, probablemente la mayoría del tiempo fue en Corinto. No hay apóstoles hoy en día, en tanto que no hay nadie vivo que haya visto al Cristo resucitado (1.21–26; 1 Co 9.1).

Esto provocó a celos a los judíos y estorbaron el ministerio de Pablo, tal es conque él los dejó y se volvió a su ministerio entre los gentiles. En el versículo 46 explicó su acción; de acuerdo al programa de Dios delineado en el AT era exacto que la Palabra fuera primero a los judíos, pero ahora que estos habían demostrado (como sus hermanos en Jerusalén) que no eran dignos, el mensaje iría a los gentiles. Pablo citó Isaías 49.6, donde Dios dice que Cristo (el «te he puesto» no tiene relación a Pablo) era Luz para los gentiles. Es obvio que esta gente religiosa, entendidas en las Escrituras, sería la mejor preparada para recibir el mensaje.

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