Información sobre Mateo 6 19 34 que solo los especialistas conocen

mateo 6 19 34

“El Profesor no afirma que es malo tener tesoros en la tierra. No acumuléis riquezas en este planeta; las riquezas de este mundo se apolillan y se echan a perder y los ladrones entran y las hurtan. Esas cosas se echan a perder o son demolidas por la polilla. No queráis amontonar recursos para vosotros en la tierra, donde el orín y la polilla los consumen, y donde los ladrones los desentierran y birlan.

• En estos versículos el Señor quiere enseñarnos la importancia de valorar las cosas espirituales considerablemente más que las terrenales abriendo así una única temática relacionada con las riquezas, las necesidades materiales y nuestro correcto enfoque en relación a ellas.

Con la tozudez de la hormiga que labora pacientemente, sin reposo. Jesús percibió que los hombres de su tiempo vivían para adquirir un vestuario vistoso, para acumular en sus graneros y atesorar en sus hogares. Sin embargo, Jesucristo asegura la insensatez de acumular riquezas y encara a sus seguidores con los valores que tienen sentido de eternidad y no están sujetos a los vaivenes de este planeta.

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La codicia puede cegarnos tal es así que únicamente observamos lo que queremos ver. Una sana visión está siendo consciente de los retos de la vida y del valor de las buenas resoluciones, y da claridad del camino a seguir en el medio de la luz y de la obscuridad de la vida. Si mi corazón está en la obscuridad, agradezco a Jesús por su Palabra, que me impulsa a caminar hacia la luz. “Aborrecí, por consiguiente, la vida, porque la obra que se hace bajo el sol me era latosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu”. En estos versículos el Señor desea enseñarnos la relevancia de ver las cosas espirituales considerablemente más que las terrenales abriendo de esta manera una exclusiva temática relacionada con las riquezas, las metas materiales y nuestro acertado enfoque con relación a ellas.

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Si les presta una atención excesiva, se transformará en avaro. Si los consigue a costa de otra gente, se está convirtiendo en la clase de opresor al que el reino de Dios se opone. El antídoto es invertir en formas que suplan las necesidades auténticas de la multitud. Este pasaje en Mateo 6 no es una regla para la administración de cartera, pero sí nos demuestra que nuestro deber con los caminos y los medios del reino de Dios se prolonga a la manera en que administramos la riqueza que tenemos. 33Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les van a ser añadidas.

“Sino más bien haceos bienes en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni birlan. Los recursos del cielo son diferentes y están asegurados por siempre y en todo instante; por servirnos de un caso de muestra, si uno influye afirmativamente en un individuo por el solo hecho de que contamos el Espíritu Beato, eso es un aporte a nuestro tesoro celestial. La luz que reluce en las tinieblas, la reprensión de las proyectos malas que se practican en el mundo, son elementos que contribuyen a tener riquezas en el cielo. La obediencia a Dios, la predicación del evangelio, el ser testigos de Jesucristo, asistencia en el hacernos tesoros en los cielos. Hágase tu intención, como en el cielo, también en la tierra. Sea llevada a cabo tu intención, como en el cielo, de esta manera también en la tierra.

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Mucho más bien, amontonen para sí bienes en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a hurtar. “Estas tres cosas absorben toda la atención de aquellos que viven sin Dios en este mundo. El estómago y la espalda de un mundano son su dios compuesto; y estos los alaba con los deseos de la carne, los deseos del ojo y el orgullo de la vida”. Nuestros recursos materiales no van a pasar de esta vida a la próxima; pero el bien que se ha hecho para el reino de Dios a través del empleo de nuestros recursos va a ser para toda la existencia, y la obra que Dios hace en nosotros mediante ofrecer fielmente va a durar por la eternidad.

Buscad, ya que, en primer lugar el reino y la justicia de Él, y todas estas cosas les van a ser añadidas. Así que, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Guardaos de llevar a cabo vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos, de otro modo, no tenéis galardón de tu Padre que está en los cielos. Si alguno quiere al mundo, el cariño del Padre no está en él. Vended vuestras pertenencias y dad limosnas; haceos bolsas que no se estropean, un tesoro en los cielos que no se agota, donde no se acerca ladrón ni la polilla destroza.

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Jesús termina de probar precisamente el estándar justo de Dios; quizás anticipó el pensamiento “¿No estaría todo el mundo impresionado si yo fuera así? ” Conque aquí Jesús se dirigió al riesgo de cultivar una imagen de justicia. Es casi irrealizable hacer cosas espirituales enfrente de otros sin meditar cuál va a ser su opinión de nosotros al paso que hacemos esas cosas, y si estarán pensando mejor o peor de nosotros al tiempo que hacemos lo que hacemos. Guardaos de hacer vuestra justicia enfrente de los hombres, para ser vistos de ellos; de otro modo no vais a tener recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Los tesoros terrenales son los que probablemente puede ser robado, destruidos o consumidos.

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Los “bienes en el cielo” son cosas de valor en el reino venidero de Cristo, así como la justicia, la oportunidad de que todos sean productivos, la provisión para las pretensiones de todos y el respeto por la dignidad de cada sujeto. La implicación es que es conveniente invertir nuestro dinero en ocupaciones que conviertan el mundo, que en instrumentos financieros que cuiden nuestra superabundancia amontonada. »No amontonen para sí bienes en la tierra, donde la polilla y el óxido destrozan, y donde los ladrones se meten a robar. Fue de forma sabia visto que un camión de mudanza lleno de pertenencias nunca prosigue a un turismo fúnebre.

Hay que percatarse no obstante, de lo que afirma Jesucristo. Los elementos materiales están sujetos a la tarea asoladora de lo que corrompe y destroza. En el momento en que miro en mi corazón, puedo conseguir que está dividido, indeciso y desgarrado entre diferentes y problemáticas lealtades, cuya luz es enclenque y no alumbra mi camino en la vida. Miro con gratitud a esas personas que admiro por su integridad, y rezo para recibir la felicidad de tener un corazón que no esté dividido. La imagen niega el saber del cuerpo en el Siglo I; pero la experiencia actualizada, por servirnos de un ejemplo de las cataratas o ceguera parcial, es todavía una situación para mucha gente de todo el planeta desarrollandose.

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