Información sobre Lepra En La Biblia que solo los expertos conocen

lepra en la biblia

La lepra sigue comiéndose la cara hasta el momento en que la nariz verdaderamente se pierde, y el paladar y hasta los ojos se pudren – y la víctima se echa a perder hasta el momento en que muere. Y cualquier persona que entrare en aquella casa todos y cada uno de los días que la mandó cerrar, será inmundo hasta la tarde. Derribará, por consiguiente, la tal casa, sus piedras, y sus maderos, y toda la mezcla de la vivienda; y lo sacará fuera de la región á rincón inmundo. El sacerdote va a salir de la vivienda á la puerta de ella, y cerrará la casa por siete días.

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Estudios Y Sermones

Tampoco es extraño que los leprosos fueran segregados y apartados de los asentamientos humanos y considerados fallecidos en vida. Con la Biblia y sus enseñanzas como fondo histórico, se desarrollaron la vida y la desaparición de los leprosos medievales. En la Biblia la lepra no se considera solo como una patología del cuerpo sino más bien asimismo como una patología del alma. En este aspecto el término “leproso” no es dado sólo a esas personas cuya piel y cuyo cuerpo hubiesen sido destrozados, sino asimismo a aquellas personas castigadas por Dios o distanciadas y discriminadas por la sociedad.

Otras víctimas de la lepra lo fueron Mirian, hermana de Moisés (Nm 12.diez), y el general sirio Naamán (2 R 5.1), pero todos estos sufrieron transitoriamente. Un caso en el que se hace hincapié, por contra, que «fue leproso hasta el día de su muerte» es el del rey Uzias, cuya lepra empezó como una lesión localizada en la frente (2 Cr 26.20, 21). Además el pecado hace la rebelión del cuerpo; obscurece y desgasta el intelecto. Deseando el hombre ser autónomo e sin dependencia, como Luzbel y los ángeles, como los primeros hombres, “vais a ser como dioses”, pero sin Dios, esto es, sin someterse a su Intención y a su Ley, cayó en bancarrota y en un fracaso total. Al negarse a admitir a Dios como principio, rompe el hombre la debida subordinación a su fin último y su ordenación con lo que toca a su persona como a las relaciones con el resto y con la creación, afirma la Lumen Gentium.

Historia De La Lepra

33entonces le hará que se rasure, pero no rasurará el sitio afectado; y el sacerdote encerrará por otros siete días al que tiene la tiña. 26Mas si el sacerdote la mirare, y no apareciere en la mancha pelo blanco, ni fuere mucho más profunda que la piel, sino estuviere obscura, le encerrará el sacerdote por siete días. 19y en el sitio del divieso hubiere una hinchazón, o una mancha blanca rojiza, va a ser exhibido al sacerdote. Ahora mismo con las drogas y tratamientos modernos, la lepra casi no es conocida en el planeta occidental – los USA han cerrado 2 colonias de lepra.

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Jesús los sana como en la situacion que se cita en Mateo (8, 1-4), que es exactamente el mismo que cuentan Marcos (1, 40-45) y Lucas (5, 12-16). Simón el Leproso cuya casa visitan Jesús y los Apóstoles (Mat. 14, 3; 26,6) es otro de los leprosos del Nuevo Testamento. El Rey Azarías a quien “Jehová hirió con la lepra y estuvo leproso hasta el día de su muerte y habitó en el hogar separada”. Luego, veremos en los episodios de Levítico 13 y 14 aplicados a como los Israelitas deberían tratar la lepra según la Ley del Viejo Testamento.

Herodoto, que redacta 170 años antes de Jesucristo, considera a la India como el lugar de donde procede la lepra. Antes que él, Ctesias, que fue asimismo un enorme viajero griego (s. V a.C.), sosten esta teoría. En China existió desde tiempo muy antiguos un término, li o lai que abarcaba lesiones de piel también muy variadas desde el psoriasis al prurigo y eczema, y posiblemente la lepra. También en sánscrito existe la palabra kilasa con la que se destina la leucodermia. En los viejos contenidos escritos chinos como el Shan-Han-Lun y el Kun-Yin-Chen-Sien-Chuan se detalla una enfermedad que cubre el cuerpo con úlceras con aspecto y olor repugnantes. No menos de 15 expresiones chinas se han reconocido para designar lesiones de la piel compatibles con lepra.

Actualmente, como en ningún otro intérvalo de tiempo de la historia, vivimos una auténtica epidemia de lepra que ya no es física sino más bien espiritual. Hombres y mujeres destrozados anímicamente por el hecho de que perdieron la sensibilidad del alma y viven haciéndose daño en el corazón, al no poder sentir las espinas endurecidas de la infidelidad o el calor agobiante de las pasiones sin control. Son humanos solitarios, que se preocupan encontrarse a la luz del día con otra gente, por el miedo a que se hagan aceptables sus muñones sentimentales carcomidos y sus lesiones que supuran mal y amargura. Quieren con toda el alma el poder ser tocados y estimados, pero tienen tanto miedo que eligen los rincones solitarios en donde se logren juntar con otros como ellos, tristes y solitarias almas envilecidas y condenadas a una vida infrahumana. Según los rabíes, Naamán fue el arquero que hirió de muerte a Acab, rey de Israel. Los comentaristas mantuvieron que Naamán era vanidoso y altivo, con lo que fue herido de lepra, pero otra versión sostenía que enfermó por tomar a una doncella israelita y convertirla en la sirvienta de su mujer.

No tenemos otro registro en las Escrituras de la mujer citada aquí, pues la única mujer que conocemos de él, Séfora era madianita. De esta manera, no podemos comprender indudablemente cuándo se casó Moisés con esta mujer. Posiblemente él se casase con ella décadas antes en el momento en que era príncipe en Egipto, después de ganar una victoria en contra de Etiopía, como lo registra Josefo.

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La información es clave para superación de los problemas involucrados en esa nosología, según Socorro Gross Galiano, gerente de la Organización Panamericana de Salud en Brasil que también tuvo asambleas con la delegación de la Fundación Nipona. Prejuicio y desinformación no solo someten a los damnificados a la exclusión y sufrimientos innecesarios, sino complican la erradicación de la patología, al espantar a los enfermos de la asistencia médica, coinciden los activistas. La discriminación es milenaria y tiene origen aun en la Biblia, donde la enfermedad hace aparición como un castigo de Dios, señaló Sasakawa durante su audiencia con la ministra Damares Alves, una pastora evangélica de confesión Baptista que se ha autodefinido como “horriblemente cristiana”. Él mismo es un caso de exhibe de las insuficiencias en los servicios de salud. Su diagnóstico como infectado del mal de Hansen solo lo logró en el momento en que tenía 18 años, nueve tras sentir los primeros síntomas. La cura demandó cinco años de régimen y le han quedado secuelas en las manos y articulaciones.

El hecho de presentar una enfermedad escamosa que cubriese completamente al condescendiente de los pies a la cabeza y lo hiciera verse blanco, haría que el tolerante fuera considerado puro en tanto que el blanco ha sido desde tiempos inmemoriales el tono de la pureza. En cambio, las ubicaciones de carne viva, se interpretaban como impuras y quienes las padecieran, debían vivir fuera del campamento. No será hasta el siglo XIX que se piense en una particular susceptibilidad individual, y va a ser descubierto el bacilo de Hansen, responsable directo de la enfermedad. Serapion cree que la lepra hay que a trastornos del hígado y también que puede adquirirse por contagio sexual (esto nos hace suponer que había confusión entre las lesiones leprosas y sifilíticas). La palabra lepra, que como se dijo es griega, se encuentra ya en el «Corpus Hippocraticum» (Aforismos, III, 20; «De Usu humidorum» y «Epidemias», 21), pero asociado al psoriasis, eczema y otras dermopatías.

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