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jose de egipto capitulo 39

6 Asíque todolo que tenía lo dejó en mano de José, y con él allí no se preocupaba de nada, salvo del pan que comía. Entonces sus pensamientos se dirigieron al Dios de su padre. En su niñez se le había enseñado a quererle y temerle. Con frecuencia, en la tienda de su padre, había escuchado la narración de la visión que Jacob había presenciado cuando escapó de su casa desterrado y fugitivo.

Un carácter recto es de considerablemente más valor que el oro de Ofir. Sin él completamente nadie puede elevarse a un cargo honorable. La excelencia ética y las fenomenales caracteristicas mentales no son el resultado de la casualidad.

Genesis 39: José En Egipto

Y José fue llevado a Egipto; y comprólo Putifar, el eunuco de Faraón, el jefe de su guardia, varón egipcio, de mano de los ismaelitas que le llevaran allí. Llevado José a Egipto, Potifar, un hombre egipcio, funcionario del faraón y capitán de la guarda, lo adquirió de mano de los ismaelitas que lo habían llevado allí. José y la esposa de Potifar Cuando José fue llevado a Egipto, los ismaelitas que lo habían movido allí lo vendieron a Potifar, un egipcio que era funcionario del faraón y capitán de su guardia. La palabra hebrea béged es un término genérico para vestimenta y hasta puede representar una frazada. La mayoría de los comentadores han planeado que tenía que ver con una túnica popularizada sostenida desde los hombros.

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Yo tenía la copa del faraón en la mano, y tomaba las uvas y las exprimía en la copa. Entonces, yo mismo ponía la copa en manos del faraón. Pero él salió corriendo, y dejó su ropa en las manos de ella. 21Mas el Señor se encontraba con José y le extendió su clemencia, y le concedió felicidad frente a los ojos del jefe de la prisión. 22Y el jefe de la prisión confió en mano de José a todos y cada uno de los presos que estaban en la cárcel, y de todo cuanto allí se hacía él era responsable. 23El jefe de la cárcel no inspeccionaba nada que estuviera bajo la compromiso de José , por dado que el Señor se encontraba con él, y todo cuanto él emprendía, el Señor lo hacía progresar.

Mas Jehová se encontraba con aJosé, y fue varón próspero; y se encontraba en casa de su amo, el egipcio. Y llevado José a Egipto, Potifar, oficial de Faraón, capitán de los de la guarda, varón egipcio, lo adquirió de manos de los ismaelitas que lo habían llevado allí. En el instante en que Potifar puso a José al cargo de su casa, nos comunica la Escritura que él no tuvo que preocuparse de nada (v.6).

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Y ella puso a la vera de sí la ropa de él hasta el día de hoy en que vino su señor a su casa. Y vio su amo que Jehová estaba con él y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía aprosperar en su mano. Pero, hay que aceptar que Potifar estaba en una situación bien difícil. No podía sencillamente rechazar la acusación de su mujer, pues eso la pondría en una situación muy frágil frente a la servidumbre, quienes habían escuchado la acusación que hizo contra José. Por un lado, podría ser que Potifar tenía parte de la culpa, por no haber atendido bien a su esposa.

Los ángeles presenciaban la escena con indecible ansiedad. La destacable prosperidad que acompañaba a todo cuanto se encargara a José no era resultado de un milagro directo, sino su industria, su interés y su energía fueron coronados con la bendición divina. José atribuyó su éxito al favor de Dios, y hasta su amo idólatra aceptó eso como el secreto de su sin igual prosperidad. Sin embargo, sin sus esfuerzos permanentes y bien liderados, nunca habría podido lograr tal éxito. Dios fue glorificado por la lealtad de su siervo. tentación; pero no se abochornó de la religión de sus progenitores, y no logró ningún esfuerzo por ocultar dado que adoraba a Jehová.

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• Mujer de un hombre poderoso, estaba acostumbrada a poder exactamente lo que quería.

Sus hijos, hijas, nietos y nietas se fueron con él. o sea, que José va a cerrar los ojos de su padre. No poseas temor de proceder a Egipto, pues allí haré de tus descendientes una enorme nación. Luego José besó a todos sus hermanos y lloró al abrazarlos. Tras esto, sus hermanos se atrevieron a hablarle.

Ha podido ser su fachada física (su “bello semblante y bella presencia”, v.6b), o su carácter; o la combinación de ámbas cosas. Pero sea lo que fuera, la atracción que la esposa de Potifar sintió por José la llevó a deducir seducirlo. Pese a esta prosperidad, José se sostuvo humilde. Aceptó la situación en la cual se encontraba, y “le servía” a Potifar (v.4a).

Los ismaelitas llevaron a José a Egipto, y allá se lo adquirió a ellos un egipcio llamado Potifar, que era oficial del faraón y capitán de su guardia. Y JOSÉ fue llevado a Egipto; y Potifar, oficial de Faraón, capitán de los de la almacena, varón Egipcio, lo adquirió de mano de los Ismaelitas que lo habían llevado allí. Llevado, pues, José a Egipto, Potifar, eunuco de Faraón, capitán de la guarda, varón egipcio, lo adquirió de los ismaelitas que lo habían llevado allí.

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