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orgullo en la biblia
Es frente su admirable luz que se pone al descubierto lo pecaminoso, y deforme de nuestra naturaleza. El orgullo es un pecado que tiene la peculiaridad de alejarnos de otros y de Dios. Únicamente Dios sabe cuantas naciones, matrimonios, familias, iglesias, negocios, vidas, etcétera., fueron destrozados por el orgullo. El orgullo en la rasa o cultura hace bastante gente predispuestas. El orgullo en si mismo nos mantiene egoísta y egocéntrico nos, incapacitándonos de disfrutar en, o contribuir a otras personas.
Un individuo orgullosa quiere que todo el mundo se someta a ella y le sirva. Si tienes inconvenientes para someterte y para ser útil, es pues tienes alguna predominación de Leviatán. Jesús es nuestro ejemplo de humildad, ya que Él se humilló y se realizó hombre por nosotros. Hay versículos bíblicos que charlan en relación al orgullo, todos dicen o interpretan lo mismo, el orgullo es un acto de impunidad, que provoca que las puertas del corazón se cierren y predomine la maldad en el hombre. La soberbia u orgullo, que Dios abomina, no es el respeto a uno mismo, ni un auténtico sentido de la dignidad personal. ES LA ARROGANCIA incorrecta que está en desproporción con el valor genuino de la persona.
La Humildad En Acción Implica Poner A Otros Primero
La soberbia se considera por la teología católica como entre los siete fallos capitales. En prácticamente todas las listas de errores, la soberbia (en latín, superbia) es considerado el original y mucho más serio de los errores capitales, y de hecho, es la primordial fuente de la que derivan los otros. Es identificado como un deseo por ser mucho más fundamental o atrayente que los demás, fallando en lisonjear a los otros.
Tan rápido me disponía a charlar, el juez me preguntó si se encontraba al tanto de un caso que había sentado jurisprudencia muy últimamente, y yo no tenía ni la más mínima iniciativa de él. Como el pasaje de Proverbios de el día de hoy advierte, tras el orgullo viene el fracaso. Así que debemos procurar que el Fruto del Espíritu abunden en colosal forma en nuestra forma de sentir y de meditar; estando cerca de Dios en todo tiempo para ser aprobados por su amor.
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Jactándose (tengamos presente que el soberbio es uno que se vanagloria de sus logros, que exagera facultades y virtudes que no posee, y siente en su corazón y dice con su boca que haría cualquier cosa, mejor que los otros). El orgulloso se aferra a una posición y la protege a muerte, sin márgenes para el fallo o las rectificaciónes. Es el sabelotodo que se adhiere a utopías en este momento fabricadas para no adjudicarse a si mismo sus fracasos y es el que se identifica con todo cuanto tiene. Desde el criterio Negativo, el orgullo propio nos puede conducir a la insolencia al no escuchar o achicar el aporte del resto. Se caracteriza este orgullo ya que el orgulloso siempre y en todo momento pasa primero, habla primero, se posiciona primero tratando de hacerse ver y decir lo que debe decir por visto que piensa que es lo mejor. De la misma manera, el orgulloso se siente importante y no confía en absolutamente nadie mucho más que en él mismo.
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La persona orgullosa no posee ningún empleo para cualquier cosa que se interponga en el sendero de sus sueños y metas . La persona orgullosa utiliza la palabra de Dios como arma contra los que no están según con ellos en lugar de una herramienta para comunicar el Evangelio y la gracia de Dios. La persona orgullosa es mucho más preocupado por su conveniencia que por la obediencia personal.
Muchas personas semejan humildes en el instante en que tratan con un superior o hasta con sus iguales. Pero, ¿qué ocurre cuando esa persona en teoría humilde logra un puesto de autoridad? De pronto se convierte en un déspota que amarga la vida de sus teóricos inferiores. Puede ocurrir en el instante en que alguien se pone un traje o lleva una chapa que señala que tiene poder. Hasta los funcionarios públicos tienen la oportunidad de accionar con orgullo al tratar con el público, suponiendo que este debe de servirles a ellos, y no del revés. El orgullo puede hacernos duros, indiferentes; la humildad nos hace afables.
EL ORGULLO puede estar en el fondo de la timidez o vergüenza. Un individuo tímida no se expondrá a ser vulnerable y con bastante precaución se resguardará a si misma. ¡Qué horrible si me equivoco, qué espectacular si me critican, se marchan a hablar de como soy, me van a humillar! Jesús fue humilde, vulnerable y estuvo presto a verse como un fracaso. EL ORGULLO es pretencioso y piensa que tiene todas y cada una de las respuestas, lo que no es verdad.
Charlan mal del resto, son contrincantes de Dios, arrogantes, vanidosos y orgullosos; idean maldades, desobedecen a sus progenitores. Dios ha escogido a la multitud despreciada y sin relevancia de este planeta, esto es, a los que no son nada, para anular a los que son algo. Y si reparto entre los pobres todo lo que tengo, y aun si entrego mi cuerpo para tener de qué enorgullecerme, pero no tengo amor, de nada me sirve. Si alguno desea gloriarse, que se gloríe del Señor.
- Fue el orgullo lo que lo llevo a la destrucción.
El orgullo también puede entenderse como la autoafirmación y reivindicación de lo que uno es y del conjunto o colectivo al que se forma parte. En este sentido, se puede charlar de orgullo nacional, orgullo racial (un ejemplo conocido es el black pride, un movimiento de reivindicación y orgullo de la multitud negras, particularmente en los USA) y orgullo LGBT . Sigmund Freud introdujo al narcisismo en su obra, pero con una definición considerablemente más difusa.
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