Cómo seguir Acerca de Lucas 7 36 50

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Por visto que les digo que, entre los nacidos de mujer, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él. Living Stream Ministry publica las proyectos de Watchman Nee y Witness Lee, y provee la recopilación definitiva y fidedigna de los recursos que proceden de estos 2 siervos del Señor Jesucristo. Así, las diferencias entre los fariseos y Jesús no eran tanto sobre el qué sino el de qué manera. Y más allá de que hubo veces en que las relaciones entre Jesús y los fariseos fueron de mucha hostilidad, este acercamiento parece más cordial. Quizás Simón, habiendo oído sobre un profeta que sanaba los enfermos y platicaba el Reino de Dios, tenía curiosidad por comprender mucho más de la agenda de Jesús.

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Evangelio Según San Marcos 5,1

El dueño de la vivienda no puede opinar lo que ve, ¡una mujer de la vida en su casa besando al que él creía un profeta. Absolutamente nadie aguardaba que después de comer aquella mujer de profesión prostituta entrara en la estancia y se echara a los pies de Jesús llorando. Llora por el hecho de que Jesús es el único que revela amor hacia los marginados, hacia los que padecen el desprecio de la sociedad, por ello, esta mujer besa los pies de Jesús y los llena de perfume. Puedo apreciar mi Dios que, el perdón que Tú das no es un trueque, no obligas a ninguno a que te amen instantaneamente, pero es una clara convidación a abrir el corazón al amor. Dios santo, solo Tú puedes abarrotar de pureza mi alma, esa pureza que necesito para recibir a todos con caridad, sin prejuicios, dando lo mejor de mí. Tú me has perdonado innumerables errores, y de esta manera yo debo entregar ese perdón a el resto, a todos y cada uno de los que me han ofendido.

• De muchas formas las mujeres eran ciudadanas de segunda clase; indudablemente formaban entre las clases marginalizadas hacia las que Jesús se sentía atraído.

Debe estar insultado, especialmente porque comete estas indiscreciones en su mesa. Para entender el nivel de su descontento, imagine ofrecer una cena muy elegante para invitados particulares y que sea interrumpida por tal accionar. O, imagínese ver a su esposo hostigado de esta forma. “Y hete aquí una mujer que había sido pecadora en la ciudad… trajo un alabastro de ungüento” (v. 37). Cenas de este género son eventos abiertos con los convidados primordiales sentados en torno a la mesa y transeúntes bienvenidos a venir y observar desde el fondo. Los observadores tienen la posibilidad de aguardar oír una conversación erudita y animada.

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Especialista en juzgar y condenar, se distancia de la pecadora y desprecia a Jesús, por visto que se deja tocar por ella. Sabe bastante de normas, pero no de la ternura de Dios. Ve sombras en el resto, pero no ve las suyas. No sabe que solo el cariño puede alterar los corazones.

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“Hace años, se me solicitó que me reuniese con un hombre que, bastante antes de nuestra asamblea, había vivido, por un tiempo, de forma desenfrenada. Como producto de sus malas decisiones había sido excomulgado de la Iglesia. Ya hacía mucho que había regresado a la Iglesia y estaba cumpliendo fielmente los mandamientos, pero sus acciones del pasado lo perseguían. Al reunirme con él, sentí su vergüenza y profundo remordimiento por haber dejado de lado sus convenios. Tras nuestra charla, coloqué mis manos sobre su cabeza y le di una bendición del sacerdocio.

Una mujer pecadora que se aproximó en quebrantamiento ante Jesús y de un hombre espiritual llamado Simón, que si bien Jesús era su invitado no lo recibió igual. tiempo particular, señalando una acción completada) (v. 48). Los que estaban en la mesa preguntaron, “¿Quién es este, que asimismo excusa errores? A no ser que Jesús esté actuando con la autoridad de Dios, se pasó dificultosamente.

El futuro pertenece a los que adoran, de los que quieren vivir el instante presente colmándolo de amor. El evangelio de hoy nos charla del episodio de la mujer que fue acogida por Jesús a lo largo de una comida en la casa de Simón, el fariseo. Uno de los puntos de la novedad que la Buena Novedosa de Dios trae es la actitud asombroso de Jesús hacia las mujeres. En la época del Nuevo Testamento, la mujer vivía marginada. No participaba en la sinagoga, no podéis ser testigo en la vida pública.

No dejes que me aparte de Ti, por el hecho de que en Ti tengo puesta mi promesa. Te amo y deseo ardientemente comunicar este amor con el resto. Un fariseo llamado Simón, envuelto en la cubierta de respetabilidad habitual, mira con mirada crítica, mente clausurada y corazón juzgador. Su imagen es la de un Dios que no se mezcla con pecadores. Desdeña a esa mujer, que solo puede nombrarse “pecadora”.

Después asegura que el fallo de Simón al no proveer agua para los pies de Jesús ni tampoco un beso de saludo forma “una señal de desprecio, o por lo menos una señal de formar parte a un nivel social más prominente” . Concluye, “Es obvio que los ritos aceptables para prestar la bienvenida al invitado no son sencillamente olvidados… sino fueron cruelmente omitidos por un anfitrión que evalúa” . Jesús anota que la mujer ha revestido el fallo de Simón – su pecado (vv. 44-47). Como anfitrión, Simón es responsable por la cortesía hospitalaria – agua – beso – ungir. Falló al no prestar estos, probando una seria deficiencia.

El quebrantamiento trae ensaltación y Jesús levanto la cabeza de la mujer. De la condición por la que la gente te veja, hoy Jesús puede alzar tu cabeza. Al ver Simón lo que la mujer pecadora hacia, él empezó a evaluar a Jesús en su corazón. Por medio de una parábola Jesús impulso a Simón a sugerir una contestación que condenaba su actitud y Jesús contrasto la devoción y el precaución de la mujer con visto que Simón no logró nada para honrar a su invitado.

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