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El segundo criterio sostiene que el Libro del Eclesiástico fue conformado por un proceso de colección. Aceptando, entonces, la existencia de uno y el mismo propósito general en la obra del hijo de Sirá, y admitiendo además visto que algunas partes del Eclesiástico forman parte a él como el creador original, ellos suponen que, en conjunto, el libro es una compilación. En resumen, los próximos son los fundamentos de su situación. En primer lugar, desde la propia naturaleza de su obra, el creador era como “quien racima después de los viñadores”; y al charlar así de sí da a comprender que fue un recolector o compilador. Los extractos hebreos del Eclesiástico forman parte, como muy temprano, al siglo X o aun al XI de nuestra era, y en esa fecha tardía, naturalmente se puede esperar que se hayan colado todo tipo de fallos al idioma original del libro, ya que los copistas judíos de la obra no lo consideraban como canónico.
34 Así va a venir como caminante tu necesidad, Y tu pobreza como hombre de escudo. 8 Y murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento y diez años. 6 Por el hecho de que ya Josué había despedido al pueblo, y los hijos de Israel se habían ido cada uno á su heredad para tenerla. diez Príncipes de Sodoma, oid la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. 7 Mas á los hijos de Barzillai Galaadita harás misericordia, que sean de los convidados á tu mesa; por el hecho de que ellos vinieron así mismo á mí, en el momento en que iba huyendo de Absalom tu hermano. 27 Tus riquezas, y tus mercaderías, y tu negociación, tus remeros, y tus pilotos, los reparadores de tus hendiduras, y los agentes de tus negocios, y todos tus hombres de guerra que hay en ti, con tu compañía que en la mitad de ti se encuentra, van a caer en medio de los mares el día de tu caída.
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30 a 36 que se muestra en las ediciones siríaca, latina y armenia, en contraste con el orden no natural que se encuentra en todos y cada uno de los manuscritos griegos que ya están. Uno sólo puede charlar del mismo modo cautelosa del valor exacto de la traducción griega en su forma primitiva por la fácil razón de que una comparación de sus manuscritos existentes —todos aparentemente derivados de un solo ejemplar griego— exhibe que la traducción primitiva fue, muy a menudo y habitualmente, manipulada con seriedad. Los enormes códices unciales, el Vaticano, el Sinaítico, el de San Efrén y en parte el Alejandrino, si bien de forma comparativa libre de glosas, poseen un artículo inferior; la mejor forma del artículo parece estar preservada en el Códice Veneto y en ciertos manuscritos en cursiva., aunque estos tienen muchas glosas. Sin duda, un buen número de estas glosas se puede adjudicar de forma segura al propio traductor, que, a veces añadió una palabra, o incluso unas pocas expresiones, al original frente él, para realizar mucho más claro su significado o para resguardar el artículo contra un posible malentendido.
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22 Las expresiones del chismoso parecen blandas; Mas ellas entran hasta lo misterio del vientre. 12 ¿Has visto hombre sabio bajo su criterio? Mucho más promesa hay del necio que de él. 7 El justo que anda en su integridad, Bienaventurados van a ser sus hijos tras él. 1 EL hombre que amonestado endurece la cerviz, De súbito será quebrantado; ni habrá para él medicina.
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Pero la gran mayoría de las glosas se semejan a las adiciones griegas en el Libro de los Proverbios; son expansiones del pensamiento, o interpretaciones helenizantes, o sumes de compilaciones recientes de tales gnómicos. Eclesiástico (Abrev. Eclo.; además conocido como el Libro de Sirácida) es el más riguroso de los libros deuterocanónicos de la Biblia, y el último de los escritos sapienciales en la Vulgata del Antiguo Testamento. Naturalmente, ese esfuerzo piensa al indisciplinado una carga que no es con la capacidad de tolerar por bastante tiempo. La experiencia asegura qué dura es la temperancia para quien está habituado a la gula, la castidad para el lujurioso, la liberalidad para el avaro, para el soberbio la humildad, para el iracundo la mansedumbre. Y sin la mortificación de las pasiones es realmente difícil alcanzar la genuina sabiduría.
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El hebreo destina el alma o la vida como querida o costosa. Después de ocasionar estragos en sus pertenencias, ella se aprovecha de su historia, mucho más hermosa que todas y cada una. No puedes aprender los fuegos de tu pecado fuera de tu propia alma a una distancia segura. No puedes pecar con tus manos mientras que tu corazón está intacto. Cuando se comete el pecado, se instala en el seno de un hombre.
- “Después de criar a mis hijos, jamás sabré como ella sostuvo su hermosura con tres niños y una pequeña.
Lo primero es abrir los ojos del erudito, arrojar luz sobre zonas de lo irreconocible. El cristianismo no es una regla de superstición obscura, sino una religión de luz. La voz magnífica anuncia a Jesús como exactamente el mismo Hijo amado de Dios, en quien el Padre se complace (Cfr. S 2,7).
Si ves hombre discreto, apresúrate a unirte a él, y frecuenten tus pies la escalera de su puerta. Busca la compañía de los retirados, y si hallas algún sabio, allégate a él. Toda charla sobre Dios escúchala con gusto y no rehuyas las sentencias de la sabiduría. Si quisieres, hijo mío, comprar la doctrina y si te entregas a ella, serás sobre aviso.
El indisciplinado no la aguanta y se rinde solamente empezó la pelea. Se semeja a aquellos jóvenes que, apenas levantaban del suelo los discos de piedra con que medir sus fuerzas, los volvían en seguida, vencidos, a tierra diez. Y pasa que la sabiduría, como su mismo nombre señala, no es para todos, pues no todos están preparados al esfuerzo y trabajo, a la especialidad y corrección que ella supone 11. El creador parece que siente necesidad de sugerir una y otra vez la sabiduría, y asimismo intercala una exclusiva exhortación, en la que advierte como es necesario interés y esfuerzo por alcanzarla; pero advierte que este queda compensado por las virtudes que reporta; señala además al lector dónde la encontrará. A estos tres objetivos sostienen las tres estrofas que comprende la perícopa. Medita en los preceptos del Señor y ejercítate siempre en sus mandatos; El confirmará tu corazón y te va a dar la sabiduría a tu deseo.
Pero primero hemos de volver a Él y llamarlo; debemos comprometernos a dejar que la buena semilla de su Palabra dé frutos en nuestras vidas. Dispongámonos nuevamente a oír. Oigamos a Cristo como Palabra de vida; contemplémoslo como refulgente Lucero del alba (Cfr. Ap 2, 28; 22,16) que espera el instante de levantarse en nuestros corazones.
