5 Sencillos Técnicas para Juan

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Entonces, debemos ver lo que es venerar en espíritu y en verdad. Es fundamental tener en consideración que hacemos esto simultáneamente. No adoramos en espíritu en un entorno y enserio en otro. A continuación, nosotros debemos venerar a Dios en espíritu. Eso es, que debemos adorar con nuestros corazones.

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La Adoración En Espíritu Y De Hecho (juan 4:23

Él los desea pues los adoradores de Dios son amados por Dios, y Dios anhela que retribuyamos ese amor. Entre las diálogos mejor famosa en la vida de Jesús es su interacción con la samaritana, en Juan 4. En el contexto de la charla, Jesús hace lo que sería la más profunda declaración sobre adoración en la Biblia.

Tras esto tenemos la posibilidad de decir que alabanza es la contestación de júbilo de nosotros los hombres, que observando a Dios, nos olvidamos de nosotros, por admirar y contemplar su excelencia; de ahí que es que cantamos y elevamos expresiones jubilosas. En este contexto deseo enseñar esta reflexión, que nos transporta a ser promotores de un “culto” el cual es servicio, un servicio que es ofrenda de dones frente Dios y nos sugiere ir a traspasar en la adoración cristiana. Se necesitan nuevos adoradores, que descubran a Dios mediante Jesucristo. La nueva generación de cristianos no son adoradores, ellos piensan que eso ahora pasó de moda, que no hay necesidad de postración en oposición al Muy santurrón Dios; múltiples no creen no en el culto ni en la iglesia. El mundo de manera frecuente piensa en la adoración como «religión», lo que no podría estar más lejos del término bíblico de adoración. Se trata de una relación personal, intimidad espiritual y expresiones apasionadas de devoción por parte de personas que adoran a Dios con su corazón.

Únicamente Jesús Puede Hacerte Un Adorador Real

Jesús asegura explícitamente (v. 22) que la adoración en Gerizim no se encontraba fundamentada en toda la verdad revelada de Dios y, por consiguiente, no llevaba la aprobación de Dios. En el pozo de Jacob, Jesús y la samaritana discutieron el asunto de la adoración. Esta sección del libro es de mucha importancia, no solo por la enseñanza sobre la salvación, sino pues en los vv. 20–24 el término “adoración” se reitera nada menos que diez ocasiones y constituye la enseñanza mucho más extensa de Jesús sobre el tema en todo el Nuevo testamento. En un planeta contraído, pluralístico, pluricultural, relativista, como el nuestro, esto será de a poco mucho más difícil de opinar en los años venideros. Cuanto más personas usted conozca personalmente, quienes sean muy religiosas, pero no acepten a Jesús como Señor y Salvador, mucho más bien bien difícil le va a ser opinar que la adoración que hacen no es verdadera adoración.

Vosotros adoráis alo que no sabéis; nosotros adoramos lo que entendemos, por el hecho de que la salvación viene de los judíos. 22) “Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, por el hecho de que la salvación viene de los judíos.” Lo exterior y lo material pueden hacer más fácil la adoración, pero lo que importa a Dios es la condición del corazón y espíritu del adorador. Santuarios y sitios “sagrados”, como Jerusalén y Gerizim, juntamente con los utensilios, altares y ritos religiosos, no son escenciales para la adoración que gusta a Dios.

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Nosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que comprendemos, pues la salvación viene de los judíos. Este es el instante de máxima adoración en oposición al Muy beato , el que se muestra tres oportunidades santurrón. Aquí es donde se da el beso verdadero de la adoración, en el momento en que Dios comparte su historia con nosotros y nosotros estamos en comunión con Él. Solo aquí podemos caminar tomados de su mano y respirando su aliento, en este momento, cuando estamos llenos de él, podemos adorarle en “espíritu y verdad”.

• En este momento puesto que, temed al SEÑOR y servidle con integridad y con lealtad; quitad los dioses que vuestros progenitores sirvieron del otro lado del río y en Egipto, y servid al SEÑOR.

Pero la hora viene, y en este momento es, en el momento en que los auténticos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; en tanto que además el Padre tales adoradores busca que le adoren. “Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; ya que ciertamente a los semejantes el Padre busca que Lo adoren. Mas la hora viene, y en este momento es, en el momento en que los auténticos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; por el hecho de que también el Padre semejantes adoradores busca que adoren.

La mejor combinación de los dos puntos de la adoración se traduce en un reconocimiento gozoso de Dios fundamentado por las escrituras. Cuanto mucho más entendemos acerca de Dios, considerablemente más lo apreciamos. Entre mucho más lo apreciamos, más profunda es nuestra adoración. Entre mucho más profunda sea nuestra adoración, en su mayor parte va a ser Dios glorificado. Entonces, ¿Qué significa venerar con espíritu y con verdad? Primero analicemos que significa venerar a Jehová con espíritu, no se refería a una adoración caracterizada por el exceso de entusiasmo.

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Si adoramos por medio de las emociones o verbalizamos las expresiones de alabanza, pero nuestro corazón no está en eso, entonces la adoración no significa nada. Adorar en el espíritu, significa desde tu corazón, con todo tu corazón con sincera humildad y pasión. Llega el momento, explicado de otro modo, llegó ya, en que los auténticos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y de verdad, porque estos son los adoradores que el Padre quiere. En el momento en que llegamos a realizarnos como humanos totalmente iluminados por Cristo , desplegamos nuestra vida frente Dios, y o sea el culto y la adoración que garantizamos (adoramos en espíritu y verdad).

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Los judíos, en cambio, desde el regreso de la cautividad eran “curados” de la idolatría. Tenían otros defectos, a propósito; pero a partir de aquel tiempo de momento no leemos que alguna vez los judíos hayan vuelto a venerar a dioses extraños. Recuerda Dios busca un pueblo enamorado de él, que lo adore en espíritu y de hecho, que lo ame con su corazón. Entonces, venerar a Dios en espíritu y de hecho es declarar que Dios es digno de nuestra reverencia.

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