3 Consejos para Carta A Los Romanos

carta a los romanos

4 Por el bautismo fuimos sepultados con él en la desaparición, para que así como Cristo resucitó por la gloria del Padre, además nosotros llevemos una Vida nueva. 18 Por lo tanto, tal como la falta de uno solo causó la condenación de todos, asimismo el acto de justicia de uno solo producirá para todos los hombres la justificación que conduce a la Vida. 19 Y de la misma manera que por la desobediencia de un solo hombre, todos se convirtieron en pecadores, asimismo por la obediencia de uno solo, todos se transformarán en justos. 12 Por lo tanto, por un solo hombre entró el pecado en el planeta, y por el pecado la desaparición, y así la desaparición pasó a todos y cada uno de los hombres, pues todos pecaron.

La iglesia romana era doctrinalmente sana, pero, como todas y cada una de las iglesias, estaba en necesidad de la instrucción doctrinal rica y práctica que esta carta provee. La fuerza salvadora de Dios actúa en el hombre a través de la fe en Jesucristo. Es lo que llamamos la justificación a través de la fe; y no tanto por las proyectos mandadas por la Ley mosaica, como afirmaban los judíos. Todos somos pecadores, pero si acogemos con fe a Jesús y su felicidad, vamos a quedar justificados, es decir, salvados, redimidos, lavados. Y esa fe en Jesucristo la logramos mediante el bautismo, mediante el que morimos al hombre viejo pecador y resucitamos al hombre nuevo justificado en Cristo, hijo de Dios.

Romanos

La iglesia de hoy precisa desesperadamente enfatizar la santidad práctica en la vida del fiel. obedeció a Dios y, a través de la fe en Él, somos hechos justos. El AT es el «libro de la generación de Adán» (Gn 5.1–2) y concluye con la palabra «maldición» (Mal 4.6). El NT es el «libro de la generación de Jesucristo» (Mt 1.1) y concluye con «no habrá mucho más maldición» (Ap 22.3). El paraíso de Génesis que Adán perdió se restaura en Apocalipsis a través de la cruz de Cristo. Literalmente «nos enorgullecemos en la esperanza de la gloria de Dios».

Ni siquiera la desaparición nos puede apartar de su Presencia. En este planeta vivimos en la Presencia invisible de Cristo; en el próximo vamos a vivir en su Presencia aparente. La desaparición no es un abismo que termina en la total eliminación, sino una puerta que lleva a Cristo. Habitamos una civilización que nos va uniendo de a poco mucho más íntimamente. Cada uno de ellos tiene el espectacular poder de llevar a cabo a otros contentos o desgraciados con su conducta; y el poder todavía considerablemente más increíble de hacer a otros buenos o malos. Pablo presenta el hecho indiscutible de que es por naturaleza imposible vivir una vida sin dependencia.

Al paso que San Pablo no charla jamás en su epístola de arrepentimiento ni de contrición, estas condiciones son tan evidentes por sí mismas que no merecen una mención particular. Es una carta con colosal acompañamiento en las escrituras hebreas, las que cita recurrentemente. Romanos 9–16 Pablo escribe sobre la condición de Israel como pueblo electo, su de hoy rechazo del Evangelio y su salvación final. Sugiere a los integrantes judíos y gentiles de la Iglesia que vivan el Evangelio, para que haya paz y unidad en ella, y suplica que los santos de Roma sigan guardando los mandamientos.

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Recordemos los riesgos y las relaciones tensas y las divisiones de la red social. Que San Pablo miraba hacia Roma durante años y que Roma iba a ser una fácil escala al proceder a España, lo comprendemos únicamente por esta epístola. La autenticidad de esta carta está dada por los antecedentes mucho más lejanos, que están en un viejo canon del año 170 llamado canon de Muratori.

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Si usted está en una relación rota con alguien, la aceptación es inherentemente una nueva calidad de vida. Las riñas intentan excluir a otros, pero la aceptación busca incluirlos, aun cuando eso significa respetar las áreas de enfrentamiento. Romanos 12 destaca los puntos sociales y comunitarios de la salvación. Pablo no le estaba escribiendo a solo una persona sino más bien a la red social de cristianos en Roma, y su preocupación incesante es su historia en comunidad —con un énfasis especial en su trabajo.

En un increíble salto de pensamiento, Pablo contempla a Cristo, no como Juez, sino como defensor, por amor, de las ánimas de los hombres. De la misma manera que Abraham fue tan leal a Dios que estuvo presto a sacrificarle lo mucho más precioso que tenía, Dios es tan leal a los hombres que estuvo presto a sacrificar a su Hijo único por ellos. Pablo estuvo hablando de la gloria de la adopción en la familia de Dios, y ahora vuelve al estado turbulento de todo el mundo presente. De momento, la creación está doblegada a la esclavitud de la muerte. En esta alegoría de Pablo, en el momento en que un individuo alcanza a ser cristiana entra en la familia de Dios.

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El versículo 25 enseña que en las edades antes de la plena revelación del evangelio de Cristo, Dios parecía ser injusto al «pasar por prominente» los pecados de la raza humana y perdonar a personas así como Noé, Abraham y Enoc. Cierto, Él descargó furia en determinados casos; pero generaciones de pecadores parecían escapar a su juicio. La incredulidad nunca podría anular la lealtad de Dios (v. 3). Aquí Pablo cita el Salmo 51.4, donde el rey David acepta sin rodeos su pecado y la justicia de Dios al juzgarle. Aun reconociendo sus errores David declaró la integridad y justicia de Dios y la verdad de su Palabra.

Keck considera que los gentiles cristianos lograron haber creado una aversión o desprecio a los judíos, pues teológicamente racionalizaron que los judíos por el momento no eran el pueblo de Dios. Va a estar la raíz de Isaí, Y el que se marcha a alzar a regir los gentiles; Los gentiles esperarán en él. Con esta oración, que sintetiza toda la cristología paulina, acaba el Capítulo 8º. Esta oración concluye los distintos pasajes de Rom 4, 24, al Capítulo 8, 29; 5, 1.11.21; 6, 23; 7, 24; 8, 39. Puesto que la redención del universo es dependiente de la redención del hombre, vano será todo progreso que no se ordene a la redención liberadora del hombre, (cf. Gaudium et Spes, 35.77.78.91.92).

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