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Te has parado a meditar que Dios deseaba y desea hablarte en la mitad de la calma. Vivimos vidas agobiantes en muchos instantes, trabajo, familia, compras, ocio y ni tiempo teníamos para pararnos con calma por el hecho de que, si bien quisieses no podías salir a ningún lugar. Y cuántos han aprovechado estos instantes para buscar a Dios de una manera pausada, buscando escuchar su voz. Recobrar fuerzas y emprender nuevo rumbo.
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