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jesus calma la tempestad
Un día Jesús entró en el barco con sus discípulos, era un día como otros muchos en los que se subían a la barca para pasar a la otra orilla. Jesús estaba fatigado y al paso que los acólitos remaban Jesús se quedó dormido. Hicieron todo lo que se debía llevar a cabo según los cánones de pescadores expertos, cuidaron los remos, el timón, la candela y sacaban el agua lo mas veloz viable, PERO aun asi, la barca comenzó a enseñar que cedería en frente de la tormenta y se hundiría.
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Desde La Ciencia Y La Fe
Es en este momento donde tienes que entregar tu vida a Jesús, puesta la mirada en al autor y consumador de la fe, Cristo Jesús. Sin el nada somos, sin el no podemos combatir las difíciles oportunidades del períodico vivir, peor en el instante en que realmente vengan las cosas que deben ocurrir y pronto!. De ahí que en el momento en que llega una tempestad su hogar, su casa, sus hijos, su familia, su historia misma se desmorona, se destroza. De ahí que observamos familias con hijos atrapados por el alcohol, por las drogas. Familias que en el instante en que llega una enfermedad a su casa se desmoronan en frente de la aflicción pues su historia no está edificada, no esta asentada sobre la roca permanente que es Jesucristo. El hombre muchas veces escoge hacer a un lado a Dios, escogen fundamentar sus vidas en los lujos, en los placeres de todo el mundo, en los deleites mucho más que de Dios.
Disponemos la tempestad, los discípulos asustados de fallecer y Jesús durmiendo. Todo cambia cuando un hijo de Dios comprende que consigo esta alguien quien puede supervisar las cosas, alguien quien puede llevar a cabo cosas increibles, ellos entendían que ese era Jesús. Puesto que su propósito era cumplir la meta de llegar 6 horas antes de lo premeditado. Quisiese hablarles hoy, sobre las tempestades que llegan a nuestra vida y de qué forma Jesús las puede calmar. Exactamente exactamente la misma a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa”, afirmó. “Nos hemos proporcionado cuenta de que estábamos en exactamente la misma barca, todos débiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, esenciales y precisos, todos llamados a remar juntos”.
Pero esta tormenta, no era como las recurrentes, era mucho mas beligerante, por lo que peligraban sus vidas en la medida en que la barca se llenaba de agua y se podían hundir. El viento sacudía y golpeaba la barca ferozmente. Yo no sé qué género de tempestad estés pasando hoy. De repente tienes una tormenta financiera sobre tu vida, no tienes trabajo, endeudado hasta ya no más poder?.
El Mar de Galilea era conocido por sus repentinas tormentas. 24Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan enorme que las olas cubrían la barca; pero él dormía. Proveer a los pequeños papel recortado en múltiples formas como cuadrados, óvalos, círculos, triángulos, etcétera.
jesus tranquilidad la tempestad
Ellos no lo despiertan para que calme la tormenta, lo despiertan a fin de que, igual que ellos, se llene de ansiedad según merece la tormenta que está por hacerles zozobrar. Conque la fe por la que Jesús les averigua no es la fe para aliviar la tormenta sino la fe para confiar en la mitad de la tormenta. Se debe tener mucho más fe para reposar en la tormenta que para aliviarla. Típicamente entendemos que debemos tener fe en Jesús pero también deberíamos aspirar a tener la fe de Jesús. Miguel Limardo afirmaba que Jesús veía aquella barca como una hamaca y que podía reposar pues sabía bien que era su Padre quien la mecía.
- Jesús calma la tempestadEsto es pues al Oeste hay lomas con vales y acantilado; y en el momento en que sopla el viento frío del Oeste, estos valles y cauces actúan como abanicos enormes que causan fuertísimos vientos.
- Nuestro esfuerzo debe hacernos portadores de la realidad divina que integra Fe y vida.
Todo tiene un propósito de ser y todo es al mismo tiempo de Dios. Lo que resulta ser cansador intentar sobrellevar toda la carga, en el momento en que debemos estimar que Jesús calma la tempestad y tiene el poder de supervisar toda la situación que nos adversa. Antes de investigar esta oración “Jesús tranquilidad la tormenta” debemos entender el concepto de las expresiones. Según el heleno el término tempestad se redacta seismós (σεισμός) que proviene de la palabra sismo, que hace referencia a un terremoto. Los acólitos se dirigieron a diferentes panes de la barca. Este hecho abrió los ojos y las mentes de los acólitos a la majestad de Jesús.
Conque, cuando zarpan, se acuesta en la parte de atrás de la barca, apoya la cabeza en una almohada y se queda dormido. En la costa este del mar de Galilea, adonde se dirigen, está la región de los gerasenos, que es una parte de la Decápolis. Las ciudades de la Decápolis son centros de la civilización griega, más allá de que asimismo viven allí varios judíos. Las preocupaciones y pruebas de la vida nos detallan nuestra inutilidad y asimismo incapacidad aun en aquello que pensamos “supervisar” bien. Es decir un genuino ejemplo de que cuando contamos fe la paz nos acompaña aun en la mitad de las peores oportunidades. Los discípulos intentaron a Jesús y lo hallaron durmiendo.
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Si recurrimos a Jesús, Él no nos irá a abandonar ni “dejarnos fallecer”, Jesús se encarga de nosotros, nos resguarda y protege de toda tormenta. Es como nuestros progenitores, no deja que nada nos afecte, te desea a ti por que le importas bastante y se dirige en este proceso con nosotros. La duda es otra característica en tanto que es lo que logra hundirnos. Nuestra duda a mantenerse en esa barca, duda a meditar si nos encontramos con Dios, duda a su intención, todo lo mencionado no nos permite ver con claridad a Jesús y su misión para nosotros. En este desarrollo Dios nos asiste a quitar muchas cosas de nuestra vida para hacernos mucho más semejante a Él.
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El SEÑOR, permite múltiples cosas para ver hasta donde tú confías en Él, como esta tu FE en Él, y para que te des cuenta de que sin Él no eres absolutamente absolutamente nadie. Que solamente bajo su dirección podemos tener la fortaleza que necesitamos para batallar cualquier aflicción o tempestad. ¿Qué nos responde Jesús frente nuestros ruegos estresados?