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los atributo de dios
Para ser Padre, Dios debe tener hijos—somos sus hijos. Dios como Padre trasciende todos los demás atributos. Como personalidad, Dios es nuestro progenitor directo. y como futuro finalitario—Dios es también nuestro padre por medio de la fusión con el Ajustador.
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Él redimió a un pueblo de todas y cada una de las naciones de todo el mundo. En verdad, toda sabiduría viene de Dios. Él da la sabiduría a los leales que solicitan por ella. La justicia de Dios no es reglas construídas por si mismo.
- Resulta conveniente evocar que a presencia de un acto lo torna cierto, pero no lo ordena.
- Es decir popular de manera recurrente como la simplicidad de Dios, que básicamente quiere decir que los atributos de Dios no son pequeñas partes que sumas para conseguir a Dios, como las unas unas partes de un carro.
Antes de proseguir discutiendo este tema, hagamos una pausa y definamos los términos. ¿Qué quiere decir la palabra “presciencia”? “Comprender por adelantado”, es la rápida contestación de varios.
Omnipotencia De Dios
Pero tal declaración es radicalmente errada. Rechaza la realidad de la depravación total, en tanto que aduce que hay algo positivo en determinados hombres. Quita a Dios su independencia, ya que provoca que sus decretos descansen en lo que El revela en la criatura. Trastorna las cosas totalmente, ya que decir que Dios previo que algunos pecadores creerían en Cristo, y que, consecuentemente, El los predestinó para salvación, es lo contrario a la realidad.
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los atributo de dios
Él es, por siempre y para toda la vida, TODOS estos atributos. Cada tributo es sencillamente una categoría bíblica que nos provee lenguaje para especificar múltiples puntos interrelacionados y unidos del carácter y la grandeza de Dios. Podríamos pasar años, décadas y siglos tratando examinar las profundidades de su excelencia, y un día lo vamos a hacer. Pero en la mañana de hoy, deseamos emplear nuestro tiempo para investigar considerablemente más atributos de Dios que él reveló en su Palabra. Por el hecho de que entender a Dios es la más grande alegría de nuestras vidas. Este no es un simple ejercicio «abstracto».
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Dios es infinito, no posee medida, es inconmensurable, en su sabiduría y intención, en su capacidad de entender, autocontemplarse y querer operativamente. Por ende Dios es espíritu puro y absolutamente fácil, sin composición alguna de materia, ni de sustancia y incidente, materia y forma, naturaleza y género. Y además de o sea una sabiduría que guía y actúa todo con suavidad. A esto habituamos a llamarlo Divina Providencia. Esta sabiduría de Dios es autora, con ella logró todas y cada una de las cosas. Secundariamente conoce todas y cada una de las cosas construídas, pasadas, presentes y futuras, incluso los actos libres de los hombres que realizarán.
A veces pensamos que tenemos la posibilidad de esconder puntos de nuestra vida, pero verdaderamente, Dios siempre y en todo instante está presente, y lo puede ver todo. Tiene el poder de observar tanto a buenos como a pésimos. Bastante gente desean combatir contra las cosas que Dios manda en la Biblia. Él deseaba crear, se creó con un propósito. Eso quiere decir que todo lo que existe está lleno e empapado con el propósito y la voluntad de Dios. Como ha dicho Pablo en el pasaje que hemos citado al comienzo, la sabiduría de Dios se expone en su plan de salvación.
Como vimos, la razón enseña que Dios es una substancia o naturaleza espiritual fácil y también interminablemente especial; la Sagrada Escritura y la Iglesia enseñan eso mismo. Pero otros predicados, que aplicados a las criaturas expresan algunas determinaciones concretas del ser, también se aplican a Dios —analógicamente, si en sí mismos manifiestan la perfección pura o sin mezcla, pero sólo en sentido figurado si siempre connotan imperfección. Ya que, aplicada a Dios, la distinción entre naturaleza y atributos, y entre los atributos mismos, es sencillamente lógica y no real. La cabeza finita no es con la aptitud de comprender el Infinito tan apropiadamente para especificar su esencia por ningún término o término; pero mientras que se emplea una multitud de términos, todos y cada uno de los que son analógicamente ciertos, no intentamos implicar que existe algún género de composición en Dios. Mencionamos de un ser contingente que tiene una alguna naturaleza o esencia, pero del coche-que existe comentamos que es su naturaleza o esencia. Por lo tanto, en Dios no hay composición de esencia y existencia —o de capacidad y acto—, ni tampoco se le puede atribuir la composición de género y diferencia concreta, tácita por poner un ejemplo, en la definición de hombre como animal racional.
La enseñanza católica sobre este punto repercute 2 Ped. Desde la perfección infinita de Dios se desprende que Él es omnisciente o tiene el comprender mucho más particular de todas las cosas. En primer lugar Él se conoce y se comprende a sí mismo plena y adecuadamente, y en el próximo lugar Él conoce todos y cada uno de los elementos conformados y comprende su modo finito y contingente de ser. Por eso los conoce individual o singularmente en su multiplicidad finita, conoce todo lo posible, tal como lo real; conoce lo que es malo, tal como lo que es bueno. En una palabra, todo cuanto para nuestras psiques finitas significa la perfección y compleción de los entendimientos puede ser predicado de la omnisciencia divina, y es aún mucho más para ser observado que es en sí únicamente que Dios es dependiente para su conocimiento. El realizarlo de alguna forma relacionado de las criaturas para el comprender de los elementos creados destrozaría su perfección y supremacías infinitas.
¿Qué derecho tenía el pueblo de Israel a matar a todos los cananeos? Ninguno, sino más bien Dios les habían mandado llevarlo a cabo. ¿Qué derecho tenía el marido a demandar sumisión por la parte de su esposa?