Por qué Absolutamente nadie está Hablando de Oracion De La Armadura De Dios

oracion de la armadura de dios

No llegamos lejísimos con los pies descalzos en vidrio y piedras afiladas, no luches en ese lote. De la misma manera, la persona que lleva el evangelio ha de ser con la capacidad de sufrir por causa del evangelio. No ha de estar triste ni afligido por la resistencia que recibe, como unos pies descalzos en vidrio y piedras afiladas. 15y calzados con la predisposición de proclamar el evangelio de la paz.

Para llevar a cabo empleo acertado del cinturón de la realidad nuestro corazón ha de estar lleno de la palabra del Señor debemos fortalecernos con la oración. En el libro de los Efesios, el apóstol Pablo crea una metáfora vigorosa sobre de qué forma la fe puede defendernos de los ataques espirituales. Los ataques espirituales tienen la posibilidad de manifestarse como tentación para pecar, dudar de la fe o un sentimiento de no ser suficientemente bueno para comunicar la palabra de Dios. Pero la Biblia afirma que son Satanás y sus fuerzas malignas los que los causan. No obstante, si te pones de manera simbólica toda la armadura de Dios, lograras estar estable contra estos ataques y mantenerte fuerte en la fe. El yelmo de la salvación del versículo 17 es protección para la cabeza, manteniendo protegida la parte mucho más crítica del cuerpo.

Martes A Santa Marta

Este año cumplimos con mi mujer Lida, 23 años de matrimonio y desde el momento en que nacieron nuestros hijos no recuerdo un solo día que haya pasado sin que ella los bendiga a los dos, así sea antes de salir de casa o al momento de combatir algún reto, labor o emprendimiento. Además de fortalecer tu fe, tendrás una comunidad donde apoyarte para en el momento en que poseas luchas. Si deseas fortalecerte contra la tentación de pecar, te va a ayudar bastante pasar tiempo con otra gente que también están centradas en el Señor. Asiste a sus cultos y oportunidades de pasar tiempo con otros hijos de Dios.

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5) “Y tomad el yelmo de la salvación.” Si la fe es la seguridad en lo que Dios es, el yelmo de la salvación es el gozo de lo que Dios hizo por mí. Si el yelmo me protege la cabeza, el enemigo no me puede herir mortalmente en precisamente exactamente la misma. Si voy a la pelea, confiando en Dios, alegrándome por lo que El logró, tengo la armadura práctica, “toda la armadura de Dios.” Si tengo mala conciencia me esconderé de Dios; si no me juzgo con­tinuamente en la existencia de Dios, dejaré caer el escudo de la fe y los dardos de fuego del malvado me alcanzarán.

Almacena en tu cabeza y en tu corazón la palabra de Dios y vive una vida según sus principios. Lo que implica saber su Palabra, el que es un requerimiento para el florecimiento de la fe. Puesto que, de nada te sirve comprender la Biblia entera si no crees en lo que asegura. Ya que solamente obtendrás la protección, similar a la de un escudo de guerra, si crees en lo que Dios asegura. Dejando que su paz colme tu vida y corazón, pidiendo a Dios valentía para pisar firme y ser porta voz de su Enorme Novedad. Con el escudo de la fe podemos apagar todas las flechas que nos dispara el maligno.

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Me pondré el cinturón de la realidad, para estar parado con firmeza y ser mucho más fuerte en mi interior. Cúbreme con tu Preciosa Sangre, y crea en mí un corazón limpio, y no dejes que caiga la maldad sobre mí. Empuño la espada del Espíritu con la mano derecha, que es más aguda que cualquier espada de 2 filos, penetrando y discerniendo las pretenciones del corazón.

Aquí hay una gran diferencia ya que el resto armas son para defendernos pero esta es particular ya que fue creada a fin de que tengamos la oportunidad atacar las fuerzas del mal. Con la espada tenemos la posibilidad de herir y matar al enemigo toda vez que se desee interponer en nuestro camino. Recordemos que la fe es como un músculo que si no se ejercita entonces se atrofia, ejercitemos la fe y hagámosla fuerte para que nos logre resguardar de todos y cada uno de los ataques que el maligno lanza en nuestra contra. Con pasos seguros siempre y en todo momento observando de no pisar alguna mina o algún objeto punzocortante que el enemigo pudiera dejar en el camino.

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Además deberás confiar en Su bondad y el plan que tiene para tu vida. Ser incesante en la oración, provoca que aumente el tesoro en el cielo, como asimismo hace que la paciencia y la mansedumbre florezcan en tu vida de manera natural, merced a la auténtica presencia de Dios. Pero nadie, en lo absoluto, puede encontrar la victoria sólo empleando “la espada del espíritu”, antes bien debe colocarse el resto de la armadura de Dios.

El soldado moderno necesita prestar especial atención a sus pies, tanto como lo hacía el soldado en la antigüedad, donde a veces el enemigo ponía peligrosos óbices en el camino de avanzada de los soldados. Asimismo en el versículo 14, se nos comunica que pongamos la coraza de justicia. Esta parte pectoral, resguardaba los órganos vitales de un guerrero contra golpes que de otro modo serían fatales. Mucho más bien, esta es la justicia de Cristo, encausada por Dios y recibida por la fe, la cual guarda nuestros corazones contra las acusaciones de Satanás y afirma a nuestro ser íntimo de sus ataques. Representa la verdad que nos permite estar parado, rectos y firmes.

Esto tiene sentido puesto que Pablo se formó en un profundo estudio de las Escrituras como fariseo y desea resaltar un punto espiritual respecto al tipo correcto de “armadura” que hay que usar para batallar contra un enemigo espiritual. Esta exhortación a perseverar en la oración es un “orden poderosamente relacionado con la anterior instrucción de Pablo sobre la guerra espiritual” (Hahn & Curtis, 2010, S. 354). Debemos luchar y combato los pésimos pensamientos con la palabra de Dios ya que él nos desea y nos ha perdonado de todos nuestros errores. Llénate de paz, gozo y amor y deja que esto se contagie a los que están a tu alrededor. No tenemos la posibilidad de opinar lo que el enemigo nos comunica ni sus acusaciones ni estar recordando nuestra vida pasada o nuestros pecados. El mundo espiritual está en constante guerra y es por eso que debemos estar preparados en todo instante.

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• La segunda línea de defensa es nuestra experiencia de la gracia y la paz con Dios que actúa en la vida del leal.

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