Oraciones de devoción

Oración en la Iglesia Católica

Durante tres horas, Jesús ha colgado de sus manos traspasadas. Su sangre ha corrido a chorros por su cuerpo hasta el suelo. En medio de un sufrimiento insoportable, ha perdonado a sus asesinos, santa misa le ha dado el cielo al buen ladrón y ha confiado a su bendita madre al cuidado de su amado discípulo. Su misión de amor se ha cumplido. Inclina la cabeza y entrega su Espíritu a Dios.

Oración diaria

Ofrece reflexiones, meditaciones y oraciones diarias centradas en el Evangelio del día, el don de la Divina Misericordia, la Pasión de nuestro Señor, nuestra Santísima Madre, la santa del día, las fiestas del año litúrgico, las lecturas de la Misa diaria y mucho ¡más! A continuación se muestran enlaces a varios recursos para inspirarlo a diario.

Oh Jesús, que la contemplación de tus sufrimientos nos conmueva con profunda compasión. Haz que odiemos nuestros pecados y encienda en nuestros corazones un amor más ferviente por Ti. Que tu imagen sea grabada en nuestra mente hasta que seamos transformados a tu semejanza. Oh Jesús, nuestro adorable Salvador, ahora contemplamos Tu sagrada pasión. Ayúdanos a comprender que los sufrimientos de nuestra vida son la continuación de Tu pasión.

Pedimos fuerza a nuestras almas para pasar por nuestra pasión, en el espíritu con el que pasaste por la Tuya. Nosotros, la Familia Maronita en el Oeste de Nueva York, descendientes de la Iglesia de Antioquía e hijos de Beit Maroun, somos parte de la Iglesia Universal, la Esposa fiel que fue prometida por el Esposo Eterno. Protegidos bajo las alas de la Cruz, alimentados por el Cuerpo y la Sangre de nuestro Salvador, empoderados por el Espíritu Santo, unidos por la oración y apoyados unos por otros, estamos comprometidos, a través del Tiempo, el Talento y el Tesoro, a preservar la fe de Pedro.

La Sagrada Escritura declara que entre la caridad divina, que debe arder en las almas de los cristianos, y el Espíritu Santo, que ciertamente es el amor mismo, existe el vínculo más estrecho, que nos muestra claramente a todos, venerables hermanos, la naturaleza íntima de ese culto que debe rendirse al Sacratísimo Corazón de Jesucristo. Si consideramos su naturaleza especial, es indudable que esta devoción es un acto de religión de alto orden; nos exige una determinación completa y sin reservas de consagrarnos y consagrarnos al amor del divino Redentor, cuyo Corazón herido es su signo y símbolo viviente. Es igualmente claro, pero a un nivel más alto, que esta misma devoción nos proporciona un medio muy poderoso para pagar al divino Señor por nuestra cuenta. Amo este libro de oraciones. Ha sido uno de mis favoritos durante años.

Se distingue de las oraciones vocales que usan oraciones fijas, aunque la oración mental puede proceder mediante oraciones vocales para mejorar el diálogo con Dios. La oración mental se puede dividir en meditación u oración mental activa; y contemplación, oración mental pasiva. Cuando dos o más personas se reúnen para orar, su oración se llama oración comunitaria. Ejemplos de oración comunitaria son el Rosario, las oraciones devocionales que incluyen novenas y letanías, las oraciones en el aula y, lo más importante, la Misa.

Por consiguiente, debe pagarse ese culto de adoración con el que la Iglesia honra a la Persona del mismo Hijo de Dios Encarnado. Estamos tratando aquí con un artículo de fe, porque ha sido definido solemnemente en el Concilio general de Éfeso y el segundo Concilio de Constantinopla. Para Nosotros, no menos que para Nuestros predecesores, estas verdades capitales son claras y ciertas. Cuando asumimos Nuestro cargo de Sumo Pontífice y vimos, en total acuerdo con Nuestras oraciones y deseos, que la devoción al Sagrado Corazón de Jesús había aumentado y, de hecho, estaba, por así decirlo, haciendo un progreso triunfal entre los pueblos cristianos, Nos regocijamos porque de ella fluían por toda la Iglesia innumerables y saludables resultados. Esto nos complació señalarlo en nuestra primera encíclica.

• Porque, por la Voluntad de Dios, al llevar a cabo la obra de la Redención humana, la Santísima Virgen María estuvo inseparablemente unida a Cristo de tal manera que nuestra salvación brotó del amor y los sufrimientos de Jesucristo, a los que fueron el amor y los dolores de Su Madre.
• Para que los favores fluyan en mayor abundancia sobre todos los cristianos, no, sobre todo el género humano, desde la devoción al Sacratísimo Corazón de Jesús, que los fieles velen por que en esta devoción el Inmaculado Corazón de la Madre de Dios está estrechamente unido.
• íntimamente unidos.
• Es, pues, perfectamente oportuno que el pueblo cristiano –que recibió la vida divina de Cristo por medio de María–, después de haber pagado su deuda de honor con el Sagrado Corazón de Jesús, ofrezca también al Corazón muy amoroso de su Madre celestial la correspondiente actos de piedad afecto, gratitud y expiación.
• Y aunque todos los pueblos cristianos estarán unidos por los lazos de la caridad y la oración en común, las ceremonias de alegría y piedad cristianas seguramente se realizarán con especial fervor religioso en aquella nación en la que, según la dispensación de la Divina Voluntad, un La santa virgen señaló el camino y fue la incansable heralda de esa devoción.

Tiene muchas oraciones bonitas, incluidas algunas que nunca había visto antes en ningún otro libro de oraciones. También me encanta cómo es un tamaño pequeño y liviano que se puede llevar fácilmente en el bolsillo. El tamaño de la fuente no es demasiado grande ni demasiado pequeño.

La obra de arte del libro es simple pero agradable. Lo único que no me gusta es que solo viene en formato de bolsillo. Esto significa santa misa que termino teniendo que reemplazarlo una vez al año porque lo uso todos los días y la cubierta se desgasta. My Catholic Life!

La oración mental fue definida por el P. John A. Hardon, S.J. en su Diccionario católico moderno como una forma de oración en la que los sentimientos expresados ​​son propios y no ajenos. La oración mental es una forma de oración mediante la cual se ama a Dios a través del diálogo con él, meditando en sus palabras y contemplándolo. Es un tiempo de silencio centrado en Dios y la relación de uno con él.