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jesus tranquilidad la tempestad
Llega el momento que estamos a puntito de ceder ante las tempestades de los inconvenientes. Contemplando a Jesús, nos llama la atención y nos desconcierta que en la mitad de la tempestad duerma serenamente, y que después imponga la tranquilidad con solo su Palabra. ¿De qué forma es su presencia, que el mar se torna apacible y la angustia en seguridad agradecida? Sentimos que necesitamos silencio aun en medio de la incomodidad para hallarnos con el secreto del Dios desconocido, para confiar en Él, para enfocarnos no en nuestros miedos, sino en su reservada presencia.
¿O les hablaba de una forma apacible y pastoral? Quizás Jesús no los se encontraba reprendiendo, sino más bien dándose cuenta de que, aun tras toda la curación, reprensión de diablos y enseñanza que han visto, todavía no entienden quién es él. Todavía tienen considerablemente más temor a las tormentas que a él.
Jesús Calma Cualquier Tempestad (mateo 8:23
Mientras navegamos a través de nuestra vida, nos van a acontecer cosas. Nos enfrentaremos a muchas tormentas en nuestra vida. Tengan la posibilidad de no ser la clase de tormentas de las que conversamos en la lección de hoy. Tal vez deberemos encararnos a anomalías de la salud serias o algún inconveniente familiar.
Una tormenta en el mar es algo bien pasmante. Pero hay tormentas que golpean a la vida de toda persona que son tan increíbles como la encontrada en el mar donde estaba Jesús y sus acólitos. Ya que en ese mar Él probó su poder, Jesús calma la tempestad para sugerir una lección de fe a sus discípulos. Jesús calma la tempestadEsto es porque al Oeste hay lomas con vales y acantilado; y cuando sopla el viento frío del Oeste, estos valles y cauces actúan como abanicos enormes que provocan fuertísimos vientos. El viento semeja que se comprime en ellos, y se precipita sobre el lago con una violencia salvaje y con una rapidez alucinante, de forma que la tranquilidad de un instante se convierte en un momento en una tormenta horrible. Las tormentas del Mar de Galilea se generan instantánea y ferozmente de una forma completamente inesperado y única la que atierra hasta al mucho más experimentado marino.
Intuyeron que estaban en la presencia de Dios, pero sus psiques no podían comprenderlo con sencillez; ¿de qué manera podían meditar que Jesús, que hacía un instante dormía fatigado en la popa de la barca, era el eterno Dios? Conque, en el instante en que la tempestad se calmó, nuevamente volvieron a tener miedo, pero en esta ocasión ya no era por las olas del mar embravecido, sino por la majestad divina de Cristo. Esto nos enseña que la fe necesita valentía, confiar en Dios piensa no dejarse aterrorizar por las adversidades o pruebas de la vida y nuestra firme seguridad en la providencia del Señor, va a traer sobre nosotros la paz de Dios aun en la mitad de las peores ocasiones. Como cristianos todos vamos a atravesar horribles tormentas en la vida las que amenazaran destruirnos, pero es esencial no dejarnos intimidar por ellas. Nuestra confianza debe ser estable, nuestra fe debe predominar pensando que Dios realizara el milagro en pos de nuestros y Jesús clama la tempestad que esta atacando nuestras vidas. El temor los logró ingresar en pavor y perdieron la calma.
Mientras que lo atravesaban, Jesús se acostó en la una parte de atrás de la barca y se durmió. Una noche, Jesús les dijo a sus seguidores que precisaba ir al otro lado del lago. Caracas.- Bajo la lluvia, frente a la vacía Plaza San Pedro, el Papa Francisco presidió la tarde de este 27 de marzo de 2020, un Instante Increíble de Oración para el mundo entero. Gracias por estudiar la palabra de Dios y conocer nuestro Blog.
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La vida es como una barca, en la vida enfrentaremos muchas tormentas, pero también al final de cada tormenta nos espera un nuevo amanecer, lo esencial es asegurarnos de que Jesús esté en nuestra barca. Esto nos muestra que la fe precisa valentía, confiar en Dios supone no dejarse aterrorizar por las adversidades o pruebas de la vida y nuestra estable confianza en la providencia de Dios traerá sobre nosotros la paz de Dios aun en medio de las peores ocasiones. Nuestra seguridad ha de ser permanente, nuestra fe debe prevalecer creyendo que Dios realizara el milagro a favor de nuestra vida. tiene 20 km de largo de Norte a Sur y 14 km de ancho de Este a Oeste.
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Es simple engañarnos a nosotros mismos y cegarnos sobre lo que verdaderamente sentimos. Esto se agrava si estuvimos en iglesias que resaltan conmuevas positivas, donde «jamás se escucha una palabra deprimente». Probablemente tengamos hábitos de autoengaño finamente arreglados sobre cualquier emoción negativa.
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Tenemos la posibilidad de avanzar sin caer en la tristeza, sin hundimos en la soledad y en el pesimismo, sin agarrarnos al consumismo, al egoísmo y prejuicios sobre otros y a tantas maneras de olvido y evasión. Esta escena donde Jesús calma la tempestad, nos revela que en el momento en que tenemos fe, la paz está a la vera de nosotros si bien estemos en medio de los peores instantes de nuestra vida. Lo reconocen también como “La pequeña antojadiza”, por visto que pasaba de la tranquilidad al escándalo en un instante. Tienen la oportunidad de soplar de pronto, desde el desierto, vientos fuertes que hacen que el mar, en minutos, pase de una quietud total a olas de tres metros de altura. La vida es así, un momento es suficiente para mudar toda nuestra historia. Este pasaje revela que Jesús tranquilidad la tempestad y en este momento le exponemos 4 puntos esenciales que has de entender sobre lo que vivieron los acólitos y Jesús en la barca.
De pronto tienes una gran patología terminal, o tienes a tu hijo o hija enfermo. Quizás, algún ser amado muy próximo a ti vive dependiente a las drogas, al alcohol?. En tu familia hay homosexualidad, actos sexuales a los que tú ves que son causa de angustia, temor, desesperación hasta llegar al punto en meditar en suicidarte. El miedo en varios puntos de nuestras vidas, o sea, todas nuestras tormentas, nos hacen dejar de seguir el sendero de Dios. Pero tú, exactamente la misma Jesús, tienes que ordenarles que se callen pues en tu barca no andas solo, Jesús viene contigo.
