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Las promesas que hace Isaías en la primera lectura de este domingo se han cumplido en Jesús y en la Iglesia. Todos los que están sedientos vienen a las aguas vivas del bautismo (cf. Jn 4,14). Los hambrientos se recrean en abudancia en el pan para comer y el vino para tomar de la mesa eucarística. Debemos confiar en que Él nos charla al oído en las pruebas de nuestra vida; en que Aquel que nos ha llamado a continuar sus pasos, nos salvará toda vez que empecemos a hundirnos. ¿De qué forma podemos encontrar a Dios en medio de las tormentas y luchas de nuestra vida, en las pruebas que encaramos en el instante en que intentamos de llevar a cabo su voluntad?

Tampoco si tu NO eres un leal en Jesus, si reusas emplear la marca de la bestia aun eso NO te va a socorrer tampoco. Tienes que creer, arrepentirte y proseguir a Jesus, y negar tomar la marca de la bestia, solo de esa forma podras ser salvo. Se les estuvo advirtiendo a los profetas que el demonio no querra perder esos que rehúsen tomarla con una fácil decapitación, sino que los torturara de las maneras mas espantosas para hacerlos tomar esta marca. No lograras obtener o vender nada sin esa marca.

Parallel Bible Results For Apocalipsis 13:15

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu asegura a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le voy a dar una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el que ninguno conoce sino aquél que lo recibe. Yo conozco tus proyectos, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo leal fue muerto entre nosotros, donde mora Satanás. Sin importar la fuerza y la crueldad de sus perseguidores, los cristianos de Esmirna no tienen la posibilidad de ser derrotados, ni en esta vida ni en la venidera.

La sangre del cordero identificó sus hogares y el Señor los “pasó de largo”, sin realizar en ellos la sentencia destinada a los egipcios (cf. Ex- 12,1–23.27). Por medio de su predicación, la profecía de Isaías fué proclamada. El yugo de la esclavitud y el pecado, cargado por la raza humana desde el comienzo de los tiempos, fue despedazado.

Imagen De La Bestia

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17y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino más bien el que tuviera la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. 15Y se le dejó infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase y también hiciera matar a todo el que no la adorase. Los viejos pensaban que las estatuas hablaban y efectuaban milagros.

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Pero también nosotros debemos proseguir por la senda del arrepentimiento, esforzándonos cada día por moldear nuestra vida siguiendo el modelo de Cristo. A partir de ahora, aun nuestras mucho más esenciales intranquilidades mundanas—relaciones familiares, menesteres y pertenencias—deben ser juzgadas a la luz del Evangelio, como afirma San Pablo en la epístola del domingo. La promesa de Jesús –de hacerlos “pescadores de hombres”– evoca las considerablemente más profundas esperanzas de Israel.

• No únicamente era el profeta Jeremía quien se dolía por el destino de este pueblo necio, obstinado y también idolatra.

Ciudadanos del cielo (cf. Flp 3,20), nos encontramos llamados a ser luz para el mundo (cf. Mt 5,14), activos en la fe, esforzados en el cariño y pacientes en la promesa, como aconseja la epístola de hoy. Esas promesas, referentes a un rey de Israel que gobierna las naciones, repiquetean también en el Salmo de este domingo (que celebra al hijo de David, Salomón). Su reino, cantamos, alcanzará los confines de la tierra; y los reyes de la tierra le rendirán homenaje. Esa es la escena que muestra asimismo la primera lectura, donde los pueblos que vienen del este presentan oro y asimismo incienso al rey de Israel. Si no viste anticristos, sino has visto diablos; entonces no esperes observarlos, esforcémonos por ver a Cristo en cualquier glorioso día.

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Múltiples puntos de vista del tiempo del rapto determinará quienes son estos que son perseguidos. Aquellos que creen en un rapto antes de la tribulación suponen que estos santurrones son el pueblo de Dios, quienes llegan al conocimiento de Cristo una vez que la iglesia fué raptada. Esos que creen en el rapto tras la tribulación piensan que estos santurrones son el pueblo de Dios, quienes están en la tierra antes del rapto final, introduciendo a los que pensamos de el día de hoy como la “iglesia”. Ciertos que ven a la bestia, no como un hombre, sino más bien como un gobierno, ven esto como el renacimiento del Imperio Romano, cumpliendo Daniel 7. En esta visión, el Imperio Romano estuvo “muerto”, pero de nuevo va a ser “revivido”, y el mundo se maravillará. Pero la manera natural de comprender las expresiones de Juan en Apocalipsis 13 nos hace creer que él charla de un hombre, quien tendrá una herida mortal, la que será sanada.

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El maná celestial no se le dio a los israelitas para satisfacer su apetito, como enseña Moisés. Sino para mostrarles que no solo de pan vive el hombre, sino más bien de toda palabra que viene de la boca de Dios. Según la gentil intención del Padre, Jesús revela estas cosas solo a los que son como niños; a los que se humillan frente Él como pequeños pequeños (cf. Si 2,17). Únicamente ellos tienen la oportunidad de reconocer y recibir a Jesús como el salvador justo, como el rey humilde prometido a la hija Sión, Israel, en la primera lectura de este domingo. Debemos demostrar que somos hijos de esa Palabra. Debemos permitir que esa Palabra realice la voluntad de Dios en nuestras vidas.

Los israelitas asimismo fueron mandados sin pan y con una sola túnica, llevando sandalias y un bastón (cfr. Éx 12,11; Dt 8, 2-4). Como aquellos israelitas, los apóstoles deben confiar solamente en la providencia de Dios y su felicidad. En el encargo que hace Cristo a sus apóstoles, les da (y a nosotros también) un bosquejo de lo que será la misión de la Iglesia tras la resurrección. Como cantamos en el salmo de hoy, a través de la Iglesia, el Señor, nuestro Buen Pastor, sigue conduciendo a su pueblo hacia los prados de hierba fría del Reino, a las distendidas aguas del bautismo.

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