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Juan se toma su tiempo para enseñar las expresiones que Jesús enseña, sus mandamientos y ordenanzas para el ministerio y la vida del leal. Así que asimismo nos prepara para lo que va a venir, el aborrecimiento. Si el planeta no aborrece a la iglesia, es por dado que esta se asemeja muy poco a la iglesia primitiva. Si algo solicitáis en mi nombre, yo lo haré. Es primordial que tenga presente la diferencia entre la situación y la producción en este pasaje.

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Él continuaría unido a ellos y ellos a él tan cierto como los pámpanos están conectados con la vid escencial. pero se dirige a los que son ya sus acólitos. ¿Por qué razón habla de ellos “siendo (haciéndose)” sus discípulos? Quizá la contestación es que nuestro discipulado siempre y en todo momento y en todo instante va a ser imperfecto y que siempre y en todo momento estamos aprendiendo (la palabra “acólito” significa uno que aprende). Nuestro rendir fruto nos ayuda a crecer como seguidores.

En el pensamiento de todo el mundo viejo un siervo podía ser un instrumento útil y confiable pero nunca podía ser considerado como un colega. Era viable que un ciervo y un amigo tengan la posibilidad de ser de afín asistencia, pero un amigo podía ser un socio en el trabajo de una forma que un ciervo jamás podría. (12-15) Jesús habla de la extensión de su amor que ellos deben imitar.

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En el momento en que él miró la vid y las pequeñas ramas que afirman los racimos exquisitos de uvas, él pensó en lo que él había aprendido en la escuela dominical. (26-27) El testimonio del Espíritu Beato y los acólitos. Los cristianos mediante los siglos han conocido el odio de todo el mundo, y millones han fallecido por Jesús. Diríase que mucho más han fallecido como mártires por Jesús en el siglo 20 que en todos y cada uno de los siglos anteriores combinados. (16-17) Escogidos para llevar fruto y amarse unos a otros.

El que permanece en mí y yo en él, este producirá bastante fruto, por dado que sin mí nada tienen la posibilidad de llevar a cabo. El que continúa en mí y yo en él, ese da bastante fruto, pero sin mí no tienen la oportunidad de llevar a cabo nada. »Yo soy la vid, nosotros los pámpanos; el que permanece en mí y yo en él, este transporta bastante fruto, por visto que separados de mí nada podéis llevar a cabo.

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El fruto del justo es árbol de vida, y el que gana ánimas es sabio. Quizás la poda sea la parte mucho más fundamental del cultivo de la uva. Las ramas que no producen fruto son cortadas. En el momento en que el cuerpo escencial de una vid consigue determinado tamaño, se le corta la punta para forzar el avance de los brotes laterales.

Se toman la molestia de cultivar, plantar, regar y atender a las parras para lograr gozar del fruto. En este sentido, podemos decir que el fruto representa el carácter católico (como el fruto del Espíritu de Gálatas 5). La obra de Dios en nosotros y nuestra conexión con él deben ser evidentes por su fruto, y tal vez por bastante fruto. Jesús empleó esta imagen para asegurar a sus seguidores la conexión continua y la relación alén de que estaba por dejarlos.

El Señor Jesús nos compara con ramas a fin de que comprendamos cuanto necesitamos de El en nuestras vidas, una rama lejos de su árbol, se seca y puede ser transformada en leña, pero unida a su árbol prosigue verde y da frutos. Debemos mantenerse unidos a Jesús a fin de que prosigamos medrando. Solicita al Señor en tus frases que te deje estar siempre y en todo momento y en todo instante unido a la vid y ser ese pámpano que da frutos, para gloria y honra de su nombre. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que prosigue en mí y yo en él, este transporta mucho fruto, ya que fuera de mí, nada podéis llevar a cabo.

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Ellos se secarían y morirían, igual que nosotros llegaríamos a ser realmente enclenque y moriríamos si el Señor no nos daría la vida de cada instante. La primavera pasada, cuando mire muchas ramas poniendo las hojas, asimismo me percaté de que había algunas ramas que estaban muertos. Ellos eran débiles y no tenía vida en ellos, así que yo corte las ramas muertas a fin de que toda la savia entrara en las ramas sanas para que pudiera producir sensiblemente más uvas. Ahora mismo tendremos algo de diversión y colorar ciertas fotos de la vid y las ramas y varios racimos de uvas. Ahora aprendido que ofrecer fruto significa obedecer al Señor por percibir a Dios y a la mamá y el papá.

El fruto del espíritu solo puede manifestarse en mí por el poder del Espíritu. Ningún tipo de esfuerzo propio va a dar frutos espirituales. Esta distribución total sucede en el momento en que Jesús es mi primer amor, cuando Él reina en mi corazón y en mi cabeza. Es como Su intención – Su palabra – se cumple en mi vida, y no mi intención. Si persevero en sugerir fruto – El fruto del Espíritu, el fruto de que viene por obedecer las palabras de Jesús – brotará de manera natural en mí.

• Si estuviereis en mí, y mis palabras estuvieren en nosotros, pedid todo lo que quisiereis, y os va a ser hecho.
• En el pensamiento del mundo antiguo un siervo podía ser un instrumento útil y confiable pero jamás podía ser considerado como un colega.

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