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Los únicos terrenos que José no adquirió fueron los de los curas, porque el faraón les daba alguna cantidad de trigo; conque no debieron vender sus terrenos, por visto que comían de lo que el faraón les daba. Los egipcios llevaron sus caballos, ovejas, vacas y asnos a José, y a cambio de ello José les dio trigo durante todo aquel año. Después Jacob se despidió del faraón y salió de allí. por el hecho de que para los egipcios todo pastor de ovejas es abominación. Ella era la esclava que Labán obsequió a su hija Raquel, y sus descendientes fueron siete personas en suma. Ella era la esclava que Labán obsequió a su hija Lía, y sus descendientes fueron dieciséis personas en total.

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José De Egipto Capitulo 18 En Español

5 Desde el instante en que le confió el precaución de su casa y de sus pertenencias, el Señor bendijo la vivienda del egipcio, en atención a José. La bendición del Señor se extendía a sus pertenencias, dentro y fuera de la vivienda. 6 Por eso dejó al cargo de José todo cuanto tenía, y de momento no se preocupó mucho más de nada, fuera del alimento que comía. Pero, en la providencia de Dios, aun esto tenía que ser una bendición para él.

Además, José llegó a ser de hermosa figura y de hermosa fachada. 4Y José siguió hallando favor a sus ojos, y lo atendía de continuo, tal es así que él lo nombró sobre su casa,+ y todo cuanto era de el lo dio en su mano. 3Y su amo llegó a conocer que Jehová se encontraba con él y que Jehová hacía que todo lo que él realizaba tuviese éxito en su mano.

José De Egipto Capitulo 22 En Español

Cada vez una situación mucho más tensa y difícil para José, que por muy santo y piadoso que fuera, es un hombre. La mujer se mueve de la seducción a la agresión y literalmente José tiene que salir huyendo de la casa (¿casualidad que no había completamente nadie más en la vivienda?). Primero perdió su túnica de colores, en este momento perdió hasta la lencería. “estaba en la casa de su amo el egipcio” Esto se dice en contraste con visto que no era un trabajador de campo, o de quevivía en la casa de su amo y no en la vivienda de los siervos. José era un miembro de seguridad de la vivienda de Potifar.

• Yosef fue llevado a Mitzrayim, y Potifar, un oficial de Faraón y capitán de la guarda, un Mitzrayimi, lo adquirió de los Yishmaelim que lo habían llevado allí.

Lo que Potifar debió haber hecho era charlar con José, y postergar una resolución; o al menos, sacarlo de la vivienda, y dejar que los ánimos de todos se calmaran. Desgraciadamente, lo que logró fue dejarse llevar por su furia (v.19b), y mandar José a la prisión (v.20a). Lo bueno fue que no lo condenó instantaneamente a la pena de muerte. Una acusación como la que se realizó contra José, de procurar violar a la mujer del amo, era algo realmente serio para un esclavo. Quizá se debió a que, pese a su furia, reflexionó sobre la acusación de su mujer, y se percató que no era completamente creíble. José había sido su hombre de confianza, y era difícil opinar que él ha podido haber intentado violar a su mujer.

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No necesitaba atender el jefe de la prisión cosa ciertas que estaban al precaución de José, por el hecho de que Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba. Lógicamente, José era un hombre atractivo y esto tuvo algo que ver con esto. Ya que parecía “fuera de su alcance” indudablemente fue un aspecto para la mujer de Potifar. Ella no sería la primera ni la última mujer que deseaba cautivar a un hombre con la razón de ocasionar un sentimiento de reto. 22Y el jefe de la prisión entregó en mano de José el precaución de todos los presos que había en aquella prisión; todo cuanto se hacía allí, él lo hacía. 20Y tomó su amo a José, y lo puso en la prisión, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la prisión.

En el momento en que el hambre se extendió por todo el país, José abrió todos los graneros donde había trigo, para vendérselo a los egipcios, ya que el apetito era cada vez peor. José tenía treinta años en el momento en que lo llevaron en oposición al faraón, el rey de Egipto. José se despidió del faraón y comenzó a viajar por todo Egipto.

Si hubiera tenido ambiciones personales de obtener riquezas o recursos materiales, o si hubiera amado tener una vida de deleite carnal, el sendero estaba abierto para él. Sin embargo, José fue permanente en su contestación (v.8). En Gén 37, observamos a un José en grave peligro de medrar como un joven engreído y orgulloso, por ser el hijo preferido de su padre. En este capítulo, vemos como Dios utiliza los ‘golpes’ de la vida, para corregir esa inclinación en José, y realizar de él un sujeto humilde, trabajadora, y responsable. 39 1 Cuando José fue llevado a Egipto, Putifar –un egipcio que era funcionario del Faraón, capitán de guardas– lo adquirió a los ismaelitas que lo habían llevado allí. 2 Pero como el Señor estaba con José, la fortuna lo favoreció, y quedó en la casa de su patrón, el egipcio.

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¡De hijo tiernamente amado había pasado a ser esclavo menospreciado y desprotegido! Solo y sin amigos, ¿cuál sería su suerte en la extraña tierra adonde iba? A lo largo de cierto tiempo José se entregó al terror y al dolor sin poder dominarse.

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Hete aquí un jovencito de 17 años, bello y atrayente por donde lo vean, recién llegado del campo, desempacado en el lujo corrupto de la vida citadina en casa de un prominente oficial del faraón. Un joven soltero, de gallarda figura y nada feo, en casa de una mujer rica y robusta, dizque dejada (el marido es capitán de la almacena, trabaja fuera). Parece que esta prisión guardaba alguna relación con la vivienda de Putifar, o al menos se encontraba bajo su jurisdicción como jefe de la guardia del rey. José, ya que, como queda dicho, fue conducido a Egipto, y le adquirió Putifar, egipcio, eunuco del faraón y general de sus tropas, de mano de los ismaelitas que le habían llevado.

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