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medites del genio lucas escritas
Algo hay en su juego de luces y en su mirada obscura que resulta enigmático y asimismo inquietante, algo que siempre y en todo momento deja tras sí una sombra, un no sé qué que nos cautiva al abismo, una mezcla de sueño y aflicción. Natalia embellece la desdicha y con esto crea mundos hermosos. Basta revisar Los Cuentos de la otra viday los Cuentos fabulosos de Núñez del Arce y, muy mayor a este, las proyectos de Gustavo Adolfo Bécquer, Leyendas y Cartas desde mi celda. He llegado a estos contenidos escritos merced a las referencias del libro de Rafael Llopis.
- Centrándose después en la tierra seca, Ea afirmaba que fue él quien dirigió el arado y el yugo, abrió los sagrados surcos, edificó establos, levantó rediles, fue este Dios el que trajo a la Tierra las artes de la elaboración de ladrillos, de la construcción de moradas y ciudades, de la metalurgia, etcétera.
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Su pronunciación alberga una pasión prácticamente impetuosa. Hablamos de un poeta estadounidense que no cree en las políticas de su país. Se trata de un poeta cuestionador, que canta sus experiencias desde la dureza de la realidad y desde un espíritu afectivo que tiene raíz en su condición de budista. Hablamos de un poeta profundamente humano tocado por la orfandad, por el dromómano afán de ser universal, mundano y enemigo del odio y la desaparición, ocasionados por la guerra. El poema de Esteban Moore, contenido en el tomo del mismo nombre, El avión negro, Papel Tinta Ediciones, Buenos Aires, 2007), piensa sobre este suceso y aborda datos familiares que le dan más fuerza evocativa a la historia.
Esta “experiencia del lenguaje” relata una experiencia anímica que desemboca en una visión surreal, la que induce al lector a ser correlato pesimista. Allí está el poema, desvisto, abierto, libre de ser lo que quiere. Con mi hermano Luis lo vamos a seguir oyendo. Regresaremos a nuestro patio de la niñez en Valle de la Pascua.
¿De qué forma dividir esa transpiración interior, ese apego íntimo de lo que ocurre alén de los sentidos? ¿Cómo realizar para no dejar de posicionarse, si “estoy mirándome/ juego a verme en medio de las plantas, / secretamente solo entre tanta clorofila…”? Mucho más adelante charlan con Gregory Zambrano Noriaki Takabayashi Iwasaki, quien asimismo trabajó temas de autores de nuestro patio, corrientes como el realismo mágico, para advertir a Asturias en Guatemala, por poner un ejemplo personalidades de todo el mundo de las letras. Ayako Saitou es profesora de la Universidad de Tokio. Escribió sobre la literatura de sudamérica y ha elaborado antologías de novelas de autoras como Luisa Valenzuela, por servirnos de un ejemplo.
Pero todo lo citado se lo perdonamos, le proseguimos adonde nos solicita, nos divertimos en el instante en que regresa de alguna aventura calado hasta los huesos, fallecido de apetito y de sueño, y nos entristecemos en el instante en que recapitula con tristeza de folletinista los nombres de los hombres de su generación fallecidos prematuramente. Afirmábamos a propósito de él que sus frases dibujaban su fisonomía, pero sin que él llegara a darse cuenta; ya que si las palabras son escogidas, no ahora por nuestro pensamiento según las afinidades de su esencia, sino por nuestro deseo de retratarnos, él representa este deseo, pero sin describírnoslo. Fromentin, Musset, más allá de sus talentos, puesto que han querido dejar su retrato a la posteridad, lo han pintado muy mediocre; a pesar de todo nos resultan de interés mucho, aun por eso mismo, en tanto que su fracaso es instructivo. De manera que cuando un libro no es el espéculo de una robusta individualidad, es entonces el espéculo de las extrañas anomalías de la cabeza.
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Éramos individuos de novela, como aquel Manuel del libro de Cortázar, como el Barazarte de País portátil, como cualquier Roque Dalton fusilado por sus compinches, como exactamente el mismo Che abandonado de su hermano del alma en las alturas de Bolivia. A eso llegaron, a emparentarse con los grandes asesinos de la historia. Un orina culpa que atiende a la sombra de Hitler, Stalin, Mussolini, Franco. El mapa de sus andanzas comienza en este libro de Elena Vera, ganador de la V Bienal Literaria “José Antonio Ramos Sucre”, y que le logró decir a Manuel Bermúdez el mismo silencio de la hondura. “Elena Vera se halló un tema digno de Melville. La narración de un pez que se escapó de la Eternidad”.
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Vuelve a su cuerpo lesionado, suerte de cuerpo otro visto desde afuera, de “enclenques tejidos de carne descompuesta”. Y así la vieja Grecia, en la mitad de sus ruinas, en “Hesíodo y su Teogonía”. Un periplo por la biología de la Nosología (la mayúscula no es exagerada), toda vez que Aly Pérez se consagró a ella y la logró parte cariñosa de su paso por la vida, sin querellarse con ella.
Arístides Parra halló –un poco mucho más atrás en el tiempo- filón en Jorge Manrique y Calderón de la Barca. Parte de la muerte que canta Parra está en el mismo sendero anímico de las Coplas a la desaparición del maestre don Rodrigo o Coplas a la desaparición de su padre, sin desestimar que la elegía albergue en los dos el tono exacto para corroborar la eternidad en la tierra. Y así, Pasea la vida aprisa/ de muerte, el soplo efímero, el que prosigue el curso hacia la mar. Mientras que la historia se guarece de las infamias, una mujer se pone los lentes para ocultarse de sus viejos amigos.
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La vida de Pablo iba a ser un sacrificio para Cristo Jesús, así sea en la vida o la desaparición. Esta era una fuente de alegría y gozo para Pablo, y él deseaba que los Filipenses adopten exactamente la misma actitud. Él ha podido haber aparecido ante los hombres únicamente en Su gloria transfigurada, y haber enseñado a los hombres lo que ellos precisaban oír de Él. Él ha podido haber sufrido por los errores de los hombres en un espacio escondido de la tierra lejos de los ojos de los hombres, o en el sitio obscuro de la luna para ese tema. Pero Él no lo logró de esta manera; se vejó a sí mismo, y lo hizo superando la grandeza de nuestra salvación y de Su obra por nosotros. y estando en la condición de hombre, se vejó a sí mismo, haciéndose obediente hasta la desaparición, y muerte de cruz.
Y de este modo, tan vivas que musitan en nuestros sueños la alegría de estar siempre a la vera de la cama. Muñecas de harapo que charlan del cielo, de nosologías y felicidad. Ahí están a la mano, aguardando por ustedes –pequeños y adultos- a fin de que las tengan siempre en el hogar.
